—¡Tonta, mil y una vez tonta!—te dije que te quedaras quieta, pero no, se te ocurre sentarte en la mesa de los Kings. —Me dijo Natalie mientras me levantaba.
—¡Yo les ayudo! — dijo el chico de la mesa que estaba al frente. —¡Gracias!
— ¿Podemos irnos de aquí? —Dije mientras todos me seguían mirando y riéndose.
—¡Gracias a los dos — dije mientras salía con el rabo entre las patas!
—¡Vamos a las habitaciones para que te cambies! dijo Natalie mientras yo arrastraba mis pies con vergüenza por toda la Universidad, con las miradas de todos en mí.
—Pasamos un corredor largo y grande, con infinitas puertas a los lados.
—¡Ya llegamos!— dijo Natalie
—¡Es esta mi habitación?
—Si, toda tuya, recuerda que no se puede meter chicos a la habitación, o puede ser motivo de expulsión.— dijo Natalie con un aire de picardía y entrecerrando sus ojos.
—Bueno eso significa que es hora de que me vaya— dijo el chico que hasta ahora había prestado la atención para mirarlo, era casi de mi estatura, de ojos miel y su piel como la de Will Smith, un cabello largo entrenzado le hacía un aire fresco y un look relajado— toma tu mochila— me dijo de repente.
—¡Oh si!, gracias, ¿cual es tu nombre? — David y el tuyo?— Any!
— ¡Vamos David!, vamos, deja de coquetear con Any— dijo Natalie interrumpiéndonos. Soltaron una risa y se fueron.
Un ruido extraño salía de la puerta del frente de mi habitación, parecía que alguien discutía por teléfono. Se produjo un silencio y la puerta se abrió, era Airon, despeinado y sin camisa, al fondo de su habitación se escuchaba Eminem, salió cantando y se calló justo cuando me vió.
— ¿Te gusta? — me dijo con una mirada penetrante, fuerte y seria.
—¿Qué cosa? — le dije
—¡Lo que ves! — soltó una risa apática
No supe qué responder, me había dejado sin palabras, mi cara la sentí caliente al darme cuenta que estaba ahí parada como una tonta mirándolo, no tuve otra reacción más que abrir mi puerta y entrar corriendo. Maldije, No me lo soportaba, a ninguno, ni a él ni a su amiguito, y ni siquiera quería conocer al tercero, sabía por experiencia que hombres así eran unos imbéciles.
De pronto tocaron la puerta dos veces, me levanté a como pude, hubiera deseado tener ese huequito en las puertas donde puedes ver quien está afuera, pero no tenía,— murmuré: — ¿Quién es? — y no contestó, golpeó la puerta dos veces más, abrí despacio y era él.
—Se te cayó el espejo en la entrada— me dijo señalándome el suelo.
— Se quebró, ¿Sabías que eso son siete años de mala suerte? — su expresión facial había cambiado, se veía incómodo.
— Yo no creo en eso— le dije mientras me agachaba a recoger los vidrios.
—Yo sí, y lo has roto delante mío.— inquirió mientras se arrodilló.
Un olor a colonia me pegó en toda la cara justo cuando lo tenía a mi altura, ayudándome con los vidrios.
Su mirada se cruzó con la mía, sus labios, eran carnosos y rojos, sus ojos eran verdes, penetrantes y con un aire de tristeza, parecía que había estado llorando. Me pesó tanto su mirada que tuve que levantarme de golpe. —aclaré la voz— Gracias por ayudarme, y no creas en esas cosas, que no existen. —De repente se puso de pie, se cruzó a su habitación y cerró la puerta sin decir palabra.
— ¿Es un King, en realidad? —No entendía, el tenía su lado extraño pero parecía tan bueno y gentil a la vez, parecía sensible y calmado, me acosté en la cama a pensar. Pensaba en la humillación que pasé con Rhett y ahora que Airon me ayudara fué tan extraño, eran amigos pero tan opuestos al mismo tiempo. Como si uno fuera el día y el otro la noche, ya saben como un ángel y un diablo, mis pensamientos no podían ser más simples que éstos, en eso tocaron a la puerta
—¡Any, soy yo!— era Natalie
Me levanté con prisa, ¿Qué podía estar haciendo a estas horas de la noche? venía con otra chica, alta, delgada, y cabello bien corto, con pinta de rockera, llevaba consigo un pantalón ajustado negro y una blusa corta.
—¡Ella es Gema!— ¡Gema ella es Any!— dijo Natalie
—¡Hola Any! ¡wuao!, ¿esta es la habitación de los becados? ¡Qué grande!— Me dio la mano derecha mientras que con la izquierda sostenía un cigarro y observaba hacia adentro.
—Si, es muy grande, en la granja tengo una más pequeña, así que no creo que me acostumbre por un buen tiempo. Por cierto, ¿ Qué hacen aquí tan arregladas?
—Gema es Dj, y vamos para "La Plaza".