Batman Family: Legacy

Capitulo 02. Mi Mejor Traje

Jueves, 18 de julio del 2013

El caminar en esos momentos por los pasillos de la Mansión Wayne, la cuál había sido su hogar por más de quince años, le causaba un extraño sentimiento de nostalgia, el cual no tenía mucho sentido considerando que apenas hace cinco años que se había mudado de esa casa, y era un lugar que frecuentaba con demasiada frecuencia luego de eso. Tal vez ese sentimiento no era más que otro aspecto derivado de la muerte de Bruce; eso era común cuando alguien moría, ¿o no? Era difícil no recordar la primera vez que llegó a ese lugar, los cumpleaños, las cenas de Navidad o de Acción de Gracias, cuando al fin dejó de sentirse como un invitado y empezó a ver esa enorme casa como su hogar... Cuando descubrió el increíble secreto que se ocultaba justo bajo sus pies, y en todas esas ocasiones siempre se encontraba Bruce.

Se había quedado a dormir en su antigua habitación desde que llegó de New York, la cual seguía con la apariencia de ser el dormitorio de un universitario, tal y cómo la había dejado antes de irse. El cuarto de Tim se encontraba en ese mismo pasillo, aunque más al fondo. Al llegar hasta su puerta, empezó a escuchar unos extraños golpes que provenían del interior del cuarto, con un lapso de silencio de dos a tres segundos entre uno y otro. Tardó un poco identificar qué era, pero al final se volvió muy claro.

- ¿Tim? – Pronunció con fuerza mientras llamaba a la puerta con sus nudillos.

No hubo respuesta, sólo más de los mismos golpes. Revisó a perilla para ver si de suerte no tenía seguro; en efecto tuvo suerte, pues la perilla giró con completa libertad, y la puerta se abrió sin oponer resistencia.

La habitación estaba totalmente oscura, a excepción de la luz que entraba por la puerta recién abierta. El cuarto se componía básicamente de una cama individual, un escritorio algo desordenado lleno de libros y papeles, un armario, y una puerta de cristal que daba hacia la pequeña terraza conjunta que compartían tres de las habitaciones de ese piso. Tim estaba sentado en el suelo, con su espalda recargada contra la cama, volteado hacia la pared. Se había deshecho su corbata, y ésta ahora se encontraba tirada en el piso no muy lejos de la puerta. En su mano izquierda usaba un gastado guante de Beisbol, el cual usaba para atrapar la pelota que rebotaba en la pared, justo después de lanzarla. Esos eran los golpes que se oían desde afuera, como había previsto: lanzaba la pelota, ésta rebotaba, la atrapaba, y lo volvía a hacer. Posiblemente era su manera de despejarse, pero no podía evitar preguntarse si acaso había estado haciendo eso desde que llegaron del cementerio.

Se adentró al cuarto con cautela, dejando la puerta abierta detrás de él, y se sentó en la cama.

- Hey, ¿cómo estás? – Le preguntó con un tono gentil, que intentaba no sonar falso. Tim no respondió, no de inmediato al menos. Siguió un rato más arrojando la pelota en silencio, antes de animarse a abrir la boca, posiblemente por primera vez en todo el día.

- Seguía viendo fijamente el ataúd, esperando que en cualquier momento se levantara. – Pronunció en voz baja de pronto. Su expresión estaba totalmente seria, incluso fría, al igual que el tono de su voz. – O que en cuanto regresáramos a la casa, ahí estaría él, y nos reprendería por actuar como unos incrédulos llorones. Pero eso no pasará, ¿verdad? Realmente se fue...

Dick no sabía cómo responder a eso. Entendía a la perfección a qué se refería; él mismo había tenido el mismo tipo de pensamientos. Aún era un poco difícil de creer que enserio estuvieran pasando por todo eso, pero esperaba que con el tiempo todo se volviera mejor.

- Hey, tranquilo. – Le respondió con ánimo, colocando una mano sobre su hombro. – Si te viera aquí sentado deprimido de esta forma, en definitiva te estaría reprimiendo con dureza.

Su comentario al menos logró sacarle una pequeña risilla. Atrapó por última vez la pelota, y ya no volvió a lanzarla.

- Ven, levántate. Ocurrió algo extraño que tal vez te interese.

- Lo dudo. – Se volteó hacia otro lado, mirando pensativo la pared. – Ahora qué no está... ¿Qué será de nosotros, Dick? ¿Qué será de Ciudad Gótica...?

De nuevo no supo qué responder... En verdad, dudaba de qué hubiera una verdadera respuesta a eso.

- - - -

Luego de un rato, logró convencer a Tim de que lo acompañara hacia el estudio en dónde había dejado al abogado. Al entrar, Barbara y Alfred ya se encontraban ahí. Cuando Barbara vio a Tim entrar por la puerta le sonrió con suavidad y le extendió su mano derecha con gentileza.



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En el texto hay: dc comics, batman, batgirl

Editado: 28.05.2020

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