En un rincón oscuro del bar Cesar´s, las voces se desvanecían en el aire y el bullicio se apoderaba del espacio, un hombre se encuentra sumido en sus pensamientos. Este lugar era su refugio personal y en los últimos meses, estas visitas se habían vuelto más frecuentes. Conocía a los clientes habituales, sabía de memoria el horario de la música en vivo, y reconocía cada mancha y graffiti en las paredes.
Cada viernes, la misma rutina. La misma mesa. El mismo trago, un whiskey Jack Daniel´s con hielo. Tomaría un tiempo antes de que el contenido de su vaso le comenzara a hablar.
Aún disfrutaba del primer trago cuando su mirada se posó en una figura al otro extremo del bar. Al principio, las facciones de esa persona eran difusas, pero cada trago definía un poco más sus rasgos; sus labios, su rostro, sus hombros, su silueta y, finalmente, su sexo. Con cada sorbo se sumergía aún mas en su presencia, su entorno se desvanecía gradualmente hasta que solo quedaba ella, una mujer hermosa.
El hombre miró su vaso por un momento, como si estuviera evaluando si debería romper el silencio con un saludo. Luego, suspiró y comenzó a hablar, con una mezcla de pesar y dolor en su voz.
“Te ves tan hermosa como siempre”, dijo.
Por su parte aquella musa le responde con una mirada cálida y una sonrisa delicada. Ahora, dos figuras se encontraban sentadas frente a frente, con un trago a medio terminar que yacía en la mesa entre ellos, un fiel testigo de sus emociones contenidas.
“Recuerdas, es aquí donde solíamos encontrarnos”, dijo el hombre, y el silencio cayó sobre ellos.
Pero ese silencio, se rompió con una suave voz.
“Otra vez aquí. No me gusta verte sufrir así, es hora de decir adiós y continuar” - le dijo con un corazón melancólico.
En ese momento los recuerdos se agolparon en la mente del hombre. Recordó el día que la conoció, cuando una sonrisa casual se convirtió en una conexión profunda. Pero ahora, todo parecía desmoronarse, aquellas oportunidades que no tomó, gestos de cariño que guardó en el fondo de su corazón, sin saber que podrían ser las ultimas muestras de afecto.
Él le respondió, “No puedo, si tú no estás aquí”. El hielo en el vaso de whiskey comenzó a derretirse, aquel hombre tomó el vaso y eliminó la barrera entre los dos, bebiendo hasta la última gota del amargo licor. Un trago de valor. Luego, miró a su hermosa esposa y le susurró, “perdóname si no te vuelvo a ver”, con una mirada llena de tristeza la imagen de aquella mujer desapareció.
El hombre se levanta, va hacia una de las mesas donde dos hombres, con sonrisas burlonas en sus rostros disfrutan del alcohol. Cuando los desconocidos se dieron cuenta del extraño, lo miran inquisitivamente.
“Lamento que...
Solo lamento que ella ya no regresará.”
Así es, un trago de dolor. El frío metal de un revolver se incrusta en los dedos del hombre que sin previo aviso saca y dispara contra los dos sujetos, apagando el bullicio con un fuerte... bam, bam, bam.
....................
Vendaval de letras Post
xx de noviembre del xxxx
--- En libertad acusados de crimen violento contra una mujer ---