¡Holi!
Acabo de tener una entrevista para un nuevo trabajo y estoy tan nerviosa que decidí volver a lo que me da paz, lo que me fascina, así que les dejo un nuevo capítulo.
Los leo en comentarios no olviden seguirme en mi insta @itsbabymia_writes.
Mil gracias por todo y bonito día.
Al día siguiente, el bullicio de LIKE los devolvió a la realidad. El sonido de pasos, risas y timbres se colaba por los pasillos como un recordatorio de que el fin de semana había terminado.
Nicky se estaba acomodando el moño del uniforme frente al espejo, intentando mantener la compostura, aunque su sonrisa la traicionaba.
—¡¿Pero cuándo piensas contarme los detalles?! —preguntó Alexandra, apoyándose en la cama con expresión de total desesperación.
—Después de clases, lo prometo —respondió Nicky con calma, ajustando el lazo como si no le afectara la presión.
—¡Eso es demasiado tiempo! —protestó Alex, lanzando un cojín al aire.
Antes de que Nicky pudiera responder, alguien golpeó la puerta con insistencia. Alex fue a abrir, aún resoplando indignada, y apenas giró el picaporte, una voz conocida irrumpió en la habitación.
—¡Lana Nicole Moretti! —exclamó Jay, entrando sin esperar invitación—. Tienes que contarme todos y cada uno de los detalles de tu finde con Alec.
Se dejó caer en el sofá con dramatismo, como si fuera un periodista en plena exclusiva.
—Ya les dije que después de clases —repitió Nicky, conteniendo la risa.
—¡Pero no podemos esperar! —dijo Alex uniéndose al reclamo, cruzándose de brazos con fingida seriedad.
Nicky suspiró, divertida, mientras los miraba a ambos con una mezcla de cariño y resignación.
—De verdad tienen mucha curiosidad, ¿eh? —comentó con una sonrisa.
—Mucha sería poco —aseguró Jay, inclinándose hacia adelante con gesto conspirativo.
Nicky soltó una carcajada y tomó su mochila.
—Pues por su culpa vamos a llegar tarde… otra vez. Y aún no entiendo cómo es posible llegar tarde a una clase si vives en la escuela.
Jay rodó los ojos, Alex bufó y, entre risas, los tres salieron rumbo al pasillo, mientras las voces de los demás alumnos llenaban el ambiente de rutina y vida.
Las clases se arrastraron con la lentitud de siempre, aunque para Alex parecían una tortura. Su pie no dejaba de golpear el suelo, el Apple Pencil giraba entre sus dedos, y cada vez que el reloj avanzaba un minuto, soltaba un suspiro más dramático que el anterior.
Nicky, por su parte, solo sonreía, entretenida con cada uno de los intentos fallidos de su amiga por sonsacarle información sobre “su misterioso fin de semana”.
Cuando por fin sonó el timbre final, ambas salieron de la clase de Matemáticas con una mezcla de alivio y risa.
—No me voy a rendir, lo sabes, ¿verdad? —advirtió Alex, levantando un dedo con gesto amenazante.
—Lo sé, y aun así te haré esperar —respondió Nicky con una sonrisa inocente.
Estaban a punto de doblar el pasillo cuando, de pronto, una mano firme sujetó el brazo de Nicky y la jaló suavemente hacia un rincón más apartado. Alex apenas alcanzó a ver una sombra y una sonrisa antes de que desaparecieran tras la columna.
—¿Qué te pasa? —rió Nicky, sorprendida, intentando recuperar el equilibrio.
Alec la miró con esa mezcla de picardía y deseo que siempre la dejaba sin palabras.
—Quería verte —susurró, acercándose lentamente hasta acorralarla contra la pared.
Nicky contuvo la respiración cuando él se inclinó hacia su rostro.
—Alec… aquí no —murmuró, posando las manos en su pecho para detenerlo—. Acordamos que esto sería un secreto.
Él soltó una leve risa, bajando la voz.
—Sí, pero… eso le quita toda la magia a ser tu novio. —Sus ojos se clavaron en los de ella, tan cerca que podía sentir su respiración.
Nicky rodó los ojos con una sonrisa apenas contenida.
—Entonces tendrás que soportarlo, amor. — susurró la última frase con el tono exacto para provocarlo
—Difícil, cuando te tengo así de cerca —susurró él, rozando su frente con la de ella antes de separarse con una sonrisa traviesa.
Y justo cuando Nicky iba a responder, Alex dobló la esquina del pasillo.
—¡Nicky! ¿Dónde te metiste?
Alec retrocedió al instante, fingiendo indiferencia. Nicky, por su parte, respiró hondo, intentando ocultar la sonrisa que amenazaba con delatarla.
— ¡¿Ese era Alec?! — exclamó Alex con una sonrisa que le iluminó toda la cara.
— Tal vez… — respondió Nicky, tratando de contener la risa.
— ¡OMG, esto parece de novela! — chilló su amiga, casi saltando de emoción.
— ¡Baja la voz, Alex! Recuerda que solo tú y Jay saben de lo nuestro… bueno, también Nico y Maxi — agregó Nicky con un gesto de resignación.
— ¿Le contaste a tu hermano? — preguntó Alex, abriendo los ojos como si acabara de escuchar un secreto de Estado.
Nicky hizo una onomatopeya para que se callara.
— Shhh… eres demasiado ruidosa.
— Eso no responde mi pregunta — insistió Alex con una sonrisa pícara — y sabes que puedo ser muy insistente.
— Vamos a la habitación, así le contamos también a Jay — sugirió Nicky.
— Créeme que él ya nos está esperando — replicó Alex, levantando las cejas con complicidad.