Beauty Line

Capítulo 9

"El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar "- Duna, Frank Herbert.

🍓🍓🍓

Ada.

Las horas de clases pasaron sumamente lentas y estresantes sobre todo la materia de la señora Murphy, la manera de explicar y colocar el ambiente no es muy satisfactorio, recalcando que es una clase de geografía.

Melany durante estos días logro ser parte de las "Pink Girl" el típico grupito de chicas populares amante del color rosa que gozan de su belleza convirtiéndolas en las más deseadas del colegio, destacando que están en el equipo de porristas y que cada una sale con un jugador del Lacross.

Las observo llegar a la cafetería como las reinas del lugar colocándose en la mesa del medio, sitio especial para "los populares".

Karol aparece delante mi campo de visión obstaculizando el panorama. Ella sonríe colocando las dos hamburguesas con una ensalada. Me entrega la ensalada y ella se sirve las dos Hamburguesas, las cuales no duda en darles una gran mordida.

— Cuidado te atoraras — digo pinchando un trozo de lechuga.

— Las hamburguesas que realiza la señora Betty con exquisitas — masculla sin importarle la mancha de Kétchup en sus labios.

— No tienes remedio.

— ¿Cómo está tu tobillo?

— En la mañana amanecí mejor, ya casi no duele.

Unas risas detrás de ella se escuchan haciendo eco en el lugar, mi amiga resopla rodando sus ojos.

— Parece que las plásticas están al acecho, no las soporto — murmura.

— ¿Tan mal te caen?

— No sabes lo que es aguantar todas las horas de clases sus criticas acerca de la moda — señala su vestimenta —. Es sumamente estresante que te provoca dejarlas inconscientes.

Dirijo la mirada hacia ellas notando donde algunas se maquillan, otras se arreglan las uñas, importándoles poco de que esto es una cafetería no un Spa o salón de belleza.

Lisa la líder de las porritas y grupo sonríe de lado cuando un chico pasa a su lado y esta no duda en ponerle el pie ocasionando un ruidoso estruendo por la caída. Todas se sueltan a reír sin importarle el estado del chico.

De inmediato me levanto a ayudarlo, él sonríe sacudiendo sus pantalones.

— Gracias — dice tomando la bandeja.

— De nada.

Una tos falsa a nuestro lado capta nuestra atención. Lisa quien toma su cabello enrollándolo en su dedo me escanea con la mirada.

— ¿Quién dijo que puedes ayudar al marica de Samuel? — espeta.

El chico cuyo nombre es Samuel, se encoge a mi lado avergonzado.

— Que no sea de tu agrado, no te permite humillarlo — mascullo.

Suelta una risa algo chillona para mis sensibles oídos, sin vacilación alguna se levanta empujándome.

— Es una pena que seas tan estúpida teniendo ese aspecto — murmura.

— Que mi físico sea agradable, no me permite hacer sentir a los demás mediocres.

— Se nota que debes aprender — murmura alzando su mano.

Karol se interpone tomándola del brazo cuando está apunto de golpearme.

— La llegas a tocar y te arranco esas extensiones que consumen tus pocas neuronas — musita empujándola hacia la mesa.

— ¿Cómo te atreves? Se nota que eres una Marimacho — espeta con desprecio hacia ella.

Observo como Karol se mantiene pacifica sin ninguna expresión en su rostro, sin embargo, sus puños apretados a cada uno de sus costados no me pasan de percibida.

Un insulto más y está muerta.

Literal.

Melany se levanta tomando a Lisa de su brazo haciendo que se tranquilice, es obvio que esta acción no le agrado para nada.

— Lamentamos los inconvenientes — murmura.

— ¿Qué crees que haces Melany?

— Déjalo así Lisa, te meterás en problemas.

Lisa parece comprender sus palabras y entonces lo comprendo, las olimpiadas del colegio se aproximan por ende ningún jugador o animadora debe cometer una infracción que repercute al director o serán sancionados en participar.

Ellas se alejan no sin antes Lisa aniquilándonos con su mirada. Karol rueda los ojos sacando el dedo del medio.

— Oye — bajo su mano —. Ya paso, déjalas.

— Es que no te imaginas cuanto me gustaría agarrarla de los cabellos y convertirla mi trapeador personal — brama con una sonrisa —. ¿Acaso a ti no?

— La violencia no es lo mío — mascullo.

— Lamento haberlas puesto en aprietos — murmura Samuel a nuestro lado.

Karol con su mano le resta importancia.

— No es nada, ya es una costumbre — explico.

Samuel sonríe gustoso cuando lo invitamos a sentarse en nuestra mesa, Karol resopla cuando sus hamburguesas se encuentran frías.

— Esto no tiene perdón — murmura adolorida.

— No te preocupes ella es así — sonrío —. Por cierto, su nombre es Karol y yo soy Aida.

— Un gusto — dice tímido.

Durante la hora de descanso pudimos conocer mejor a Samuel, es un chico muy simpático, con un carisma optimista único, es de esas personas que cuando tienen confianza se sueltan, solo que algunos de la comunidad estudiantil no aceptan su "único defecto"




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