Capítulo 3

"Para cuando la razón entiende lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas." —Carlos Ruiz Zafón. 

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Ada.

¿Sabes de ese momento muy incomodo cuando te encuentras frente a una persona desconocida y atractiva sin saber que decir? Bueno, es así como me encuentro en estos momentos en la biblioteca.

Desde que las clases culminaron con Darren nos dirigimos a la biblioteca bajo las atentas miradas curiosas de algunas personas, incluso en la biblioteca no quitan sus ojos de nosotros.

Todo tiene un porque, estoy delante de un modelo juvenil perteneciente a la revista de vestimenta de marca.

Es tan estresante.

— He escogido estos libros en la mañana, comenzaremos a buscar información antes de usar el navegador — masculla entregándome un libro totalmente grueso de páginas.

Estoy perdida.

— ¿No seria mejor usar el navegador? — me observa detenidamente —. Digo, así terminaremos más rápido.

— Me gusta buscar en textos primero, si no te gusta puedes hacer el trabajo sola.

Comenta centrando su atención en el libro hojeando a la siguiente página.

Es un idiota.

El tiempo pasa y siento que en cualquier momento caeré desmayada por ver tantas letras en un solo día. Mi debilidad siempre ha sido la lectura e intentado leer unos de los libros que suele leer Karol pero termino rindiéndome a la primera página.

Suspiro llevando mis manos a la cabeza.

— ¿Estás cansada? — ante su voz me incorporo de inmediato.

— Para nada, solo estaba sacando un resumen — sonrío.

Cierra su libro centrándose en mí.

— ¿Así? Entonces quiero que me expliques porque se origino la comunidad andina — musita.

— Bueno, se origino porque... — toco mis manos nerviosas, malditas neuronas —. Se formo porque... quisieron expandir más su territorio.

Sonríe de lado cruzándose de brazos.

— Lo sabía eres como las típicas chicas.

— ¿No entiendo?

— Bonita y hueca, sin ningún maní en el cerebro — brama inexpresivo.

— ¿Disculpa?

— Estas disculpada, sin embargo, eso no cambia lo tonta que eres — toma el libro —. Después de todo tendré que hablar con la maestra para que me asignen un nuevo compañero.

Me pongo de pie golpeando la mesa y llamando la atención de algunas personas.

— No permitiré que me faltes el respeto, no me conoces en realidad — mascullo tomando mi bolso —. Que seas popular no te da el derecho de menospreciar a los demás.

¿Quién se cree que es?

Que no pueda memorizar fácilmente no me convierte en tonta.

Sumergida en mis pensamientos, no logro fijarme en la persona que viene en dirección contraria llegando a tropezar.

— Lo lamento — me disculpo.

— Descuida — sonríe —. Eres la chica del campus. Es bueno verte de nuevo.

El capitán del equipo de lacross, Cristopher sonríe.

Me agacho a tomar mis cosas, a pesar de ello alguien más se adelanta. Cristopher me extiende mi bolso.

— Gracias — me despido alejándome de él.

— ¡Espera! — toma mi brazo —. Te invito a tomar algo ¿Qué dices?

— La verdad, yo... — no sé que decir.

— Si estas apresurada no te quito más tiempo — me libera de su agarre rascando su cuello nervioso.

Pienso un momento antes de tomar una decisión.

— Esta bien — mascullo.

— Genial, hay una heladería cerca de aquí — señala la siguiente esquina —, Andando.

Darren.

Guardo los libros en mi maleta luego del incidente con ella, tal vez me equivoqué y no debí de tratarla así.

Ella tenía razón no la conozco en lo absoluto para llegar a juzgarla.

Fui un imbécil.

— Darren es un gusto encontrarte aquí — musita con una sonrisa.

— ¿Tú eres?

— Me llamo Melany, estamos en la misma clase.

Asiento recordando las veces que la he visto conversar con Ada.

— ¿Ya te vas? — asiento.

— Con permiso.

— Puedo ir contigo, también estaba por marcharme — masculla colocándose a mi lado.

Sin decir nada avanzo saliendo de la biblioteca. En silencio caminamos hasta la parada de autobús.

Como es temprano no hay necesidad de llamar al chófer.

En la calle algunas personas voltean en mi dirección, jóvenes y adultos murmuran entre ellos.