Bebé por Correspondencia

Capítulo 4

La Carta era conmovedora, escrita por un alma gentil que se expresaba con ternura a través de las palabras. Provenía de una mujer con un corazón grande y amoroso, que sentía mucho por un hombre. Sin embargo, SeoJoon no estaba de acuerdo con ella, ya que sabía que aquel hombre hacía sufrir a la autora de la carta. Esta mujer estaba expresando sus sentimientos hacia alguien que él imaginó que era Daniel, un hombre sin honor que había dejado a una joven embarazada y que parecía al borde de un colapso nervioso, según lo que había leído. En ese momento, una llamada lo saco de sus pensamientos, era su secretaria Lizzie llamó a su casa.

 

— Hola, SeoJoon, ya llegó tu carta.

— Sí, la recibí, pero no era la que esperaba. —La secretaria se preocupó.

— ¿Cómo que no era la carta correcta?

— Esta carta fue enviada a Daniel, tomaste la equivocada.

— Lo siento, SeoJoon, ya estoy buscando la otra carta.

— Lizzie, déjalo así y llama al piloto para decirle que mañana saldremos hacia Estados Unidos.

— ¿Hay algún problema con el contrato que firmaste?

— No, para nada, pero me gustaría ir a ver mi nuevo negocio.

— Ah, entendido. Entonces, le diré al piloto que esté listo para mañana.

— Gracias, Lizzie.

 

Tras colgar el teléfono, tomó la carta y se sentó en el sillón donde siempre revisaba sus documentos y correspondencia. Observó la carta de nuevo y la leyó en voz alta.

 

Querido Daniel,

 

Te escribo esta carta para contarte que estoy embarazada, y dentro de mí crece el fruto de nuestro maravilloso encuentro de aquella noche. Tú fuiste mi primer amor y al hombre que me he entregado con tanto cariño. Sé que esta experiencia es nueva para ambos, pero estoy segura de que juntos la viviremos con amor y dedicación.

Este embarazo es el resultado de aquel encuentro en el que una sola mirada fue suficiente para que nuestros corazones se conectaran en un abrazo eterno. Ahora, nuestro hijo es el mejor regalo que este amor nos ha dado. Daniel, estoy segura de que serás un padre ejemplar, y que nuestro hijo será como tú.

Mi anhelo es ver cómo nuestra relación se afianza gracias a esta semilla que crece en mi interior y que nos une cada vez más. Aunque aún no conocemos el género del bebé, no es lo relevante, ya que su llegada iluminará nuestro camino y convertirá nuestra unión en un hogar que nos compromete a alcanzar juntos cada objetivo que nos hemos propuesto.

Querido amor, sé que quizás te haya sorprendido esta noticia, pero quiero que sepas que cuidaremos de nuestro hijo con todo nuestro amor y dedicación. Espero tu respuesta para planificar juntos nuestro futuro.

 

Con todo mi amor,

Serena.

 

— Dios mío. —susurró. —Realmente eres un miserable, Calzonci... —se contuvo, a punto de decir que le encantaría ver a ese hombre y darle un puñetazo por burlarse de las mujeres inocentes.

 

En ese instante, tocaron la puerta del estudio y era Eun-ji, quien aún no se había ido de la mansión. Al entrar, notó la expresión de SeoJoon, como si algo grave hubiera sucedido.

 

—¿Qué pasa? —preguntó Eun-ji.

Pero en lugar de responder, SeoJoon le mostró la carta que tenía entre sus manos.

— SeoJoon, pareces estar preocupado. ¿Sucedió algo que te moleste?

— Esta carta es proveniente de los Estados Unidos, es una carta que fue escrita para Daniel. ¿Recuerdas Eun-ji, el día que te encontrabas en la empresa?

— Sí, por supuesto. ¿No era el joven que estaba coqueteando con la asistente de la secretaría? No recuerdo su nombre. ¿Qué dice la carta?

— El individuo en cuestión ha dejado a una mujer en su país, quien ahora se encuentra embarazada. Además, el, se dispone a contraer matrimonio con otra mujer.

— ¿Y qué importancia tiene eso, SeoJoon? Esa mujer no tiene nada que ver contigo. Además, la carta llegó accidentalmente a tus manos.

— Me gustaría conocer la identidad de esa mujer.

— Adelante SeoJoon, ahora quieres ser un buen samaritano.

— Tienes razón, no es mi asunto, pero admiro a esta mujer por lo que está haciendo.

Eun-ji soltó una risa triste.

— Esa mujer tiene que lidiar con ese tal Daniel.

— ¿Qué quieres decir, Eun-ji? ¿Qué no debería hacer lo que estoy pensando?

— No lo sé... Es tu elección, SeoJoon, pero no es tu problema.

— Pero... Esto me ha afectado, Eun-ji.

— Pero ¿no eres el padre de ese niño?




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