Bebé secreto del Alfa

Cuatro.

(En otro lado)

''Sí, efectivamente ella está embarazada.''

En la penumbra de su elegante estudio, Edith sonrió. No era una sonrisa dulce ni alegre, sino una mueca fría, cargada de una amarga satisfacción. Sus dedos habían danzado sobre el teclado durante horas, moviendo los hilos invisibles de su red de contactos. Cada llamada discreta, cada favor cobrado en las clínicas más exclusivas, había tejido una imagen que ahora era innegable. Lauren estaba embarazada.

La noticia, confirmada con la frialdad de un informe médico, era como un veneno dulce que se extendía por sus venas.

Con un grito ahogado, se levantó de su silla con una violencia sorprendente. Sus manos se aferraron al borde del pesado escritorio de caoba, sus nudillos poniéndose blancos por la fuerza. En un arrebato de furia ciega, lo empujó con todas sus fuerzas. El mueble macizo se tambaleó, raspó el suelo con un estruendo sordo y finalmente cayó con un golpe seco, esparciendo papeles y objetos por toda la habitación.

— ¡Eso no era lo que tenía que pasar! ¡Él tenía que haberse enamorado perdidamente de mí!

Jadeando, con el pecho agitado y los ojos inyectados en sangre, Edith observó el caos a su alrededor. El escritorio volcado, los papeles esparcidos, los restos brillantes del cenicero... era un reflejo imperfecto del torbellino de emociones que la consumían.

— ¡¿Por qué?! ME ESFORCÉ TANTO EN AGRADARLE A TODOS....¡¿Por qué terminó de este modo...?!

Se mira en el espejo, su cabello enmarañado casi sobre su rostro, el maquillaje corrido y su respiración fuerte, no sevía diferente de una bestia salvaje, por primera vez Edith ya no quiso verse en el espejo

(***)

(Lauren)

No sé cuántas veces he ido ya al maldito baño.

Estas últimas dos semanas trabajar junto a Ezra se había vuelto un completo infierno debido a los mareos que llegan en los momentos más inoportunos, por no hablar de las jodidas náuseas que me acompañan todo el día.

«Varias veces el perfume de Ezra estuvo a punto de hacerme vomitar sobre él.» Me lavé las manos cuidadosamente después de haberme enjuagado la boca, la cercanía de Ezra que antes era suficiente para debilitar mis piernas se convirtió en una tortura.

Algo no se sentía bien ese día «Y no eran solamente mis ganas de vomitar cada cinco minutos» Se trataba de algo más... Profundo.

— ¿Realmente ella es tan importante para que la tengas a tu lado todo el tiempo?

Cuando escuché esa pregunta venir de la oficina de Ezra, mi corazón se saltó un latido.

— ¿A qué te refieres con eso?

Una conversación entre dos personas, Ezra y una mujer que no alcanzo a identificar de espaldas, Ezra está sentado de espaldas a la puerta de entrada y la mujer está de pie justo detrás de él.

Ezra estaría muy enojado si se enterase de que he estado escuchando a escondidas, quise irme y no ser entrometida, pero él nunca me había ocultado nada, ¿Por qué estaba teniendo una reunión secreta?

— Sabes de lo que estoy hablando, ¿Por qué sigues tratando de retrasar lo inevitable? ¿Es por ella? Lauren no ha hecho más que estorbar desde que llegó, ¡Solamente me humillas frente a esa... Beta de clase baja!

Me cubrí la boca con ambas manos de la sorpresa, ¿Ellos estaban hablando sobre mí?

— Lauren es mi amiga de la infancia y la persona que me ha ayudado a llegar donde estoy. — Respondió Ezra. — Tus quejas no son motivo suficiente para que hagas un escándalo en mi oficina, Edith.

«¿Edith? ¿Por qué Ezra estaría hablando en privado con una mujer como ella?»

¿Acaso ellos...?

— ¿Y si ella se enamora de tí? ¿Crees que por ser Beta no tiene sentimientos?

Ezra se quedó en silencio, un silencio muy incómodo.

— Eso sería un problema dada la naturaleza de nuestra relación. — Confiesa. — Pero ella jamás se aprovecharía de mí, Lauren no es solamente mi secretaria, es también la persona en que más confío, no hay forma de que la mire con ojos de amor.

Escuchar a Ezra decir eso fue.... Bastante doloroso, por primera vez en mi vida no supe qué hacer. Ahora mi secreto, el bebé... Se volvió más pesado y difícil de oucltar.

«Tonta Lauren ¿Por que lloras? Siempre supiste cuál era la verdad.»

El ligero 'Click' de la puerta abriéndose completamente me paralizó, intento disimular y secar mejor mis lágrimas, tratando de evitar las que estaban por salir. Entonces un pañuelo se extiende hacia mi cara.

— Lo escuchaste ¿Verdad? — Edith era la que me estaba ofreciendo el pañuelo. — ¿Por qué me miras con esa cara? Yo no obligué a Ezra a decir nada ¿O sí?

La figura esbelta de Edith se siente como una aparición espectral, acepto el pañuelo con desconfianza pero la sonrisa de ella comeinza a ponerme de los nervios.

— Se nota que tienes muchas preguntas, lamentablemente no puedo responderte muchas de ellas. — Dice ella, con una sonrisa venenosa. — Pero yo tengo una pregunta mucho mejor para tí.




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