No quiero perderte, pero si es por amor las cosas cambian su curso.
RAPHAEL BRUNET
Hoy es un día genial, al menos las calles no tienen tanta nieve y el frío se ha disipado un poco. Anoche dormí bastante bien y es momento de regresar a la oficina de nuevo a trabajar, al menos Alizée ya estará de vuelta. Ayer me fui temprano y ella había llegado, pero creo que hoy si la podré ver.
Me detengo a comprarle unas flores para su regreso, sé que Alizée estaba algo enferma. Decido pararme en un banco a escribirle una nota de bienvenida, saliendo de mi auto para hacerlo más cómodo, lo cual espero que le guste bastante. Walter al parecer está enamorado de ella, no obstante, considero que no tendrá oportunidad con dicha chica, no mientras yo esté vivo.
Y sí, es un error pelear por una mujer con una persona que se considera un hermano o mejor amigo, sin embargo, él no me está dejando otra opción.
Subo a mi auto nuevamente y sigo mi camino a la empresa, hay mucho trabajo y eso es más que obvio.
Veo que Walter me llamó y hay unos que otros mensajes de él.
—Te dije que vinieras temprano, pero como siempre, nunca me haces caso, mientras, iré hablando con Alizée y entregarle los chocolates que le he comprado, espero que le gusten, por cierto.
Frunzo el ceño, debo de llegar lo más pronto que pueda.
—No es como que me interese lo que le regalaste, ya voy de camino para allá ponerme a trabajar, no solamente a endulzar el alma de nuestra gerente de la empresa. Adiós.
Eso me enoja bastante, pero sí, quizá ambos estamos demasiado locos, tuvimos una pelea llegando a una apuesta de ver, “quien enamora a Alizée Lacroix primero”.
(…)
Una noche de videojuegos entre mi mejor amigo y yo, todo se veía tan genial, hasta que él, Walter Méunier, recibe un mensaje de aquella linda chica.
—Buenas noches, jefe, perdone la hora, pero ya mañana me reintegro temprano, estuve haciéndome unos exámenes y todo salió bien, solamente descanso y tomar mucha agua. Termine de pasar una buena noche.
Sonríe como pendejo cuando ella le dice esto y eso me molesta.
—Walt, hagamos una apuesta—me mira dejando el mando del videojuego en la mesa para darle un sorbo a su refresco.
—Ahora, ¿de qué cosas quieres hacer una apuesta Rapha?, tú siempre con tus cosas, pero dime, a ver que será—río, por eso, es tan inocente cuando se lo propone.
—Es sencillo, veamos quien de tú o yo es capaz de enamorar a Alizée primero—ríe.
—¿Fue por el mensaje que me puso que te volviste tan intenso de repente?—asiento con cara de pocos amigos—. Bien, perfecto, acepto, aunque es más que obvio que ganaré.
—No cantes victoria, nunca sabes si ella tiene un amor secreto por mí—niega con la cabeza repetidas veces.
—Y esa es una cosa que dudo bastante, pero bueno, ya está hecha la apuesta, si pierdes, me quedo con ella amándola como se merece y, deberás darme doscientos francos—abro los ojos como platos—. Si yo pierdo, pues, te lo daré yo, ¿te parece?—sonrío.
—Claro que sí, ya me veo disfrutando esos doscientos francos en una cena con ella —rueda los ojos.
—Mucha suerte —seguimos concentrados en el videojuego.
—Para ti, no creo que yo la necesite.
(...)
Sigo mi ruta y veo el parqueo de la empresa, por fin he llegado con mi ramo de flores y la tarjeta, espero que las demás empleadas no comiencen a molestar y hacer especulaciones fuera de lugar, aunque a veces eso no me importa mucho que digamos.
Es ahora o nunca, que comience la apuesta por esos francos.
---------------
ALIZÉE LACROIX
Me siento feliz de no haber vomitado hace un rato en lo que me encuentro con Walter, gracias bebé por ser tan disciplinado. Lo que sí tengo es suficiente dolor de cabeza, tengo unos medicamentos que, si puedo tomarlos para eso.
Estoy emocionada, ya que, Walter, el hombre que más quiero, me ha traído unos chocolates por la bienvenida a la empresa después de estar al borde de un colapso, si tan solo supiera que es porque tengo una inflamación que durará nueve meses en mi panza y no sencillamente por agotamiento físico.
Su sonrisa es reluciente y esos ojos claros cuando me miran me dan gusto de trabajar aquí, es un hombre demasiado hermoso y…
—¿Me escuchaste la idea Alizée?—oh no, yo no he escuchado nada.
—S-sí, claro, es lo mejor para impulsar la empresa y pues…—una interrupción por parte de Raphael es presente.
—Raphael, ¿no sabes tocar la puerta cuando se está en una empresa?—niega.
—Lo siento, pensé que no era necesario, buenos días, Alizée—besa mi mano con dulzura y me extiende un ramo de flores—, son muy bonitas, gracias, pero… ¿con qué motivo me las entrega?
—P-pues, usted estaba enferma y, como bienvenida quise obsequiárselas, unas flores, para otra flor—eso me hace sonrojar, sin embargo, el rostro de Walter muestra incomodidad.
#3390 en Novela romántica
#1080 en Chick lit
#1156 en Otros
#401 en Humor
embarazo insperado, jefe empleada celos comedia romantica, secretos amor verdadero y complicado
Editado: 18.08.2025