¿ Bebé sorpresa?, ¡ni loca!

08: Confusiones

Creo que debes de estar confundido y eso puede afectar mi alma y mi corazón.

NARRADOR OMNISCIENTE

Cuando pierdes un amor, lo que más se desea es que de verdad nada de esto vuelva a suceder jamás. Vives la vida teniendo en tu mente un propósito: amar y ser feliz con alguien a tu lado, que te corresponda de la misma manera.

Quizá, para muchos la cotidianidad no es color de rosa, ni mucho menos gris, es color negro.

Enzo Mynatt, un excompañero de Alizée de la secundaria, anda buscando a dicha chica para ver si puede enamorarla una vez más, después de aquel rechazo que tuvo de su parte, ella siempre ha sido algo fuerte en cuestión de sentimientos.

Va pasando por las calles de París, su cabello color café y sus ojos de tono verde son el único rastro visible en los caminos, aunque duró un tiempo bien lejos de esta ciudad, ha visto como aquella mujer que le gusta, aparece en diversos lugares como una de las mejores empresarias de la empresa Méunier, lo cual lo alegra mucho.

—Seguiré esta dirección, espero encontrar a Alizée, invitarla a salir y, acercarme a ella de nuevo, siempre me ha gustado —se dice para sí mismo mirando el papel con la dirección escrita.

Las calles están algo transitadas puesta a que, hoy, es un humilde martes lleno de labores y trabajo sin descanso.

Se detiene un momento y escucha a una joven hablando desde su carro algo exaltada, ¿qué pasará?

—Violette, he estado vomitando demasiado, este bebé me va a sacar las canas verdes, te lo juro, esto va a ser bien fuerte —trata de que ella no lo vea, cuando se fija bien, no puede creer que la haya encontrado.

—Alizée… Alizée Lacroix —susurró mientras escucha, eso fue lo único que escuchó, pero está demasiado confundido, ¿está embarazada?, es mejor que siga escuchando.

—No, es que no saber quién es el padre me tiene estresada, no sé, cada vez estoy más segura que fue en la fiesta que me quedé inflada por nueve meses, son ¡nueve meses! pareciendo un globo que un día va a reventar —su amiga ríe al teléfono.

—Ya veo que tus hormonas están haciendo efecto desde muy temprano, cómprate algún antojo, sabes que luego con exámenes tú podrás saberlo, deja que el tiempo transcurra, disfruta el proceso —rueda sus ojos.

Es ella, la chica a la que está buscando, solamente que ella tiene unos ligeros, pero enormes, problemas en su vida. ¿Tantos golpes ha tenido desde que se fue?

—No son mis hormonas de embarazo, ¿qué crees que no estresa el hecho de que cada línea que digo al hablar quiera ir a vomitar o que no pueda permanecer mucho rato tranquila?, nada más cuando hablo contigo o estoy en casa no me pasa tanto, pero ¡delante de mis superiores es un enigma!, no sé que les pasa o que siente cuando hablo con ellos —ríe nuevamente la chica con el nombre de púrpura.

Tiene un bebé, eso es lo que pasa por la cabeza del chico, del cual no sabe que es el padre. Tiene que escuchar un poco más de la conversación antes de hacer un movimiento.

—Yo te entiendo, bueno, no como tal, porque no he sido madre, no obstante, debes guardar la calma, creo que si fue en la fiesta, ya que es el único día que no recuerdas con quien estuviste después de las últimas horas, además, los días antes y después del evento no has hecho más nada —asiente.

—Así es, ya no tengo duda, espero poco a poco sentirme mejor respecto al tema, ese día sí me sentía incómoda cuando desperté, algo de dolor en el vientre bajo, picor en mi zona íntima, aparte de que había consumido algo de alcohol y pues, ahí estaban los estragos en mi estómago.

¡Ya se le ha ocurrido una idea a Enzo!

—Bien, despacio, el rompecabezas irá tomando forma, por el momento, vete al trabajo calmada, compra un gustito y en cuanto me escribas trataré de responderte, tengo que irme mi reina, te amo —le lanza un beso, sin duda esta es una hermosa amistad.

—Cuídate, suerte en tus clases, mi púrpura, también te amo —ríen entre sí.

—Y tú con tus vómitos, Alizée Lacroix —hace un gesto de fastidio, eso es un cariño increíble.

Cuelgan y, aquel chico trata de fingir una situación en su cabeza.

Ella sale de su auto, queriendo vomitar, se cubre un poco con un poste que hay ahí y este es el momento de él entrar en acción cuidando de ella.

—¿Se siente bien joven? —de inmediato se detiene y se sonroja. Cuando observa bien el rostro de él, lo reconoce de inmediato.

—¿Enzo?—asiente mientras se limpia con un pañuelo que tiene en la mano—. ¿Enzo Mynatt?—él sonríe, se siente feliz de que ella le haya reconocido.

—El mismo, no pensé que me reconocerías tan fácil, veo que tu excelente memoria sigue intacta —su sonrisa es algo que a él le encanta demasiado.

—Pues, nunca olvido… pero si olvidé otras cosas, como quien es el padre de mi hijo, por ejemplo—mueve su cabeza—, ¿qué te trae por aquí?

Ahora o nunca, esta es tu oportunidad.

—Vengo hablarte de eso… de tu embarazo—traga en seco y ella lo observa fijamente—, después de esa fiesta te busqué por todas partes, hasta que di con un contacto que me dio tu dirección e iba a buscarte para saber si querías hablar —se mueven un poco lejos de… aquel vómito desagradable.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.