¿ Bebé sorpresa?, ¡ni loca!

14: Apoyo moral

Quisiera tener tu apoyo siempre conmigo, pero somos tan diferentes en muchas cosas.

RAPHAEL BRUNET

Me encuentro con Alizée en el restaurante que quedamos, he de admitir que se ve muy hermosa hoy, hasta me sonrojo de tenerla tan cerca y que no se interponga nadie como mi mejor amigo, por ejemplo que es el que siempre tiene que meterse en todo lo que hago y más si tiene que ver con ella.

La tengo en frente, al fin es como que tengo una cita, esta mujer realmente merecer ser feliz a pesar de todo, me encanta que ella me busque cuando necesita algo de mí.

—Bueno, antes de que comamos algo, necesito desahogarme con usted—niego de inmediato.

—Sé que soy uno de tus superiores, pero aquí trátame de tú, para que sientas más comodidad, dime, Alizée, ¿qué está pasando?—salen unas lágrimas y aquí fue donde identifiqué que algo serio estaba pasando.

—Mejor le diré fuera, trataré de comer algo primero para poderme concentrar bien, no deseo que nadie me mire de esa forma—asiento y miramos el menú para ordenar que comer.

La angustia me está matando.

—Espero que no sea nada grave respecto al embarazo—ella niega.

—Pues no, es algo más emocional, aunque eso influye un poco, pero no es eso directamente—la observo y con sutileza tomo sus manos.

—Sea lo que sea, Alizée, vas a salir de esto, eres una mujer demasiado fuerte y capaz de lograr todo aquello que te propongas sin dañar a nadie, lo del embarazo es algo temporal.

Dejamos la plática a medias porque ha llegado la joven del restaurante con comida, que bonito se ve, ojalá que sepa así porque tengo hambre y supongo que ella por igual.

Ella ha ordenado una rica pasta y yo he ordenado un arroz especial y algo de pechuga con crema, tengo mucha hambre.

Me encanta ver como disfruta, ella es muy hermosa en todo lo que hace, Walter últimamente está siendo duro con ella y he podido notar como se sonroja en su presencia.

Toma una servilleta y se limpia lentamente mirándome.

—¿Tengo algo?—me señala en los labios y me asusto de inmediato moviendo la cabeza en forma de negación.

—N-no, solamente estaba pensando—se queda aun esperando respuesta mientras degusta otro poco más de su pasta.

—¿En qué mientras me mira?—pasa de ser comelona a ser algo coqueta.

—Que te gusta comer—mueve su cabeza para afirmármelo.

—Y ahora somos dos, es obvio que comeré más—sonríe cuando termina y tratamos de avanzar para salir a hablar, pero primero quería que entrara en confianza.

En parte me siento más tranquilo porque entiendo que quizá se sentía incómoda al recordar que soy su superior, sin embargo, fuera de eso me veo más como un amigo, eso que puede estar en buenas y malas para apoyarla, así quiero que me note.

O en dado caso, como algo más…

Te daré la calma que necesitas Alizée, verás que sí, te prestaré toda la atención del mundo y trataré de ganar puntos para quizá en algún momento ser algo más.

[...]

Un rato después, Parque Montsouris.

Nos sentamos en una banca, el lugar es hermoso, lleno de áreas verdes y muchas flores que le dan paz al lugar sin duda. En su cara regresa la tristeza, espero que hablar conmigo le sirva de algo.

—Gracias por la comida, Raphael—sonrío.

—No es nada, me alegra que te haya gustado, pero ahora quiero que hablemos que saques todo aquello que te tiene frustrada al punto de venir hacia mí para hablar.

Sus ojos se llenan de lágrimas con total facilidad y es aquí donde noto lo rota que está por dentro.

—Aunque quiera admitirlo—se quiebra—no puedo más con esta presión que siento en mi pecho. Siempre he sido demasiado responsable y fallé quedando embarazada de ¡no se quién!—la observo, noto su dolor.

—Sé que te preocupa, pero más adelante vas a tener la oportunidad de examinarte y pues, saber el ADN del mismo—acaricio su pelo.

—¡Debo esperar mucho, Raphael!, tengo el apoyo de mi familia, de mi mejor amiga y todo, no obstante, es duro y lo sabes, más para alguien como yo tan joven y la forma en la que lo recibí fue la forma más inusual que he vivido—y es que la comprendo, tiene toda la razón.

—Quien espera, puede conseguir el triunfo, no te has hecho exámenes ni nada porque aún está pequeño y, es algo riesgoso, no te satures pensando eso, esas emociones se le transmiten, dale el mejor apoyo y acogida estos nueve meses a ese bebé, si lo tienes es con algún propósito.

Me observa fijamente, lo cual imito su acción.

—Tienes razón, Raphael; sin embargo, no es lo único que me tiene mal, en el amor no me está yendo de la mejor manera y quizá estoy demasiado hormonal desde que quedé embarazada, siendo excesivamente llorona y sentimental, ha sido demasiado difícil el cambio—miro su rostro con confusión y ella me muestra algo de su celular.

¿E-es Walter?, pues en serio creo que a ella le gusta, porque para ponerse así por alguien debe sentirse un afecto más allá del amistoso, justo como me siento yo con ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.