La ira no se puede subsanar con más ira, sino, con una buena comunicación.
RAPHAEL BRUNET
¿Le digo o no le digo?, ¿Y si me arrepiento?, ¿y si causa problemas?, ¿podría esto cambiar todo?, no lo sabré si no lo intento.
Vengo diciéndome eso en mi cabeza desde anoche, tengo tanto que hablar con Alizée y es que no puedo más.
No me quedan uñas de tanto morderlas por culpa de la ansiedad constante de ponerme a analizar el qué puede pasar.
Es un hecho, voy a actuar conforme mi corazón desee, tengo tiempo de no complacerlo, me está pesando ahora.
Aunque pierda esta guerra, quizá lo que reciba es lo peor de ella, sin embargo, Raphael Brunet no es de morir con las ganas de hacer las cosas.
Desde que Alizée se acercó más a mí, justo en aquellos momentos de mi rivalidad contra Walter, no tengo más chicas, no he salido a tomar, me he convertido en todo lo que juré no ser.
No obstante, ¿cómo le digo que en mi mente tengo algunos asuntos que no puedo borrar?, no, no debo, no puedo… Me siento frustrado.
Ya me encuentro en la empresa y, la noto llena hoy, no sé que significa. Veo a Walter y Alizée afuera sonriendo a las cámaras y, al notar mi presencia, me hacen ir.
—¡Ha llegado Raphael!—genial, una conferencia de prensa.
—Buenos días a todos, por favor, no empujen—expreso algo enojado cuando tiran de mi chaqueta.
—Vamos a responder todo, Alizée, deberías estar a distancia, cuídate, estás embarazada—menciona mi mejor amigo.
—Sí, eso haré Walter, gracias, estaré respondiendo con un micrófono, esto ayuda mucho para la empresa.
Asentimos levemente, ella es tan preciosa.
Se distancia un poco y trato de sujetarla para cuidarla, no quisiera dejarla sola entre la multitud.
—¿Cómo se han desarrollado las ventas de ustedes?, ¿han sacado provecho a todos sus proyectos?—me pregunta una joven de los entrevistadores.
—En general van bien, las ventas han tenido mucho auge y, hemos tenido que finalizar la última campaña porque ya está todo vendido y, en lo adelante, sacaremos otra línea de ropa preparada por nuestra gerente general Alizée Lacroix.
—Gracias por respondernos—asiento—¿Son ciertos los rumores que hay en las redes de que usted, Raphael Brunet, tiene una relación amorosa con la gerente de la empresa, Alizée Lacroix?—abro los ojos como platos, no sé que responder.
—No, no tenemos una relación amorosa, pero ella será el amor de mi vida y con ella me pretendo casar—todas las personas ahí presentes se asombran, incluyéndola a ella. Ya no hay vuelta atrás.
A Walter no le ha gustado esto, sin embargo, aunque le tengo que dar la apuesta porque ganó literalmente, no pienso hacerlo, al menos hasta que no lo intente de nuevo de tratarla bien y convencerla.
Uf, el amor sí que es complejo.
—Si me disculpan, debo irme a mi labor, más luego estaré respondiendo sus preguntas.
Entramos todos y paso contacto visual con Alizée, la cual se ve preciosa en el borde de las escaleras de la empresa, toda sonrojada, verla temprano es todo aquello que me da felicidad.
—Alizée, deseo hablar contigo, por favor—mueve su cabeza ligeramente de forma afirmativa y nos dirigimos a su oficina.
La sujeto de la mano, sin duda, es una embarazada hermosa, no obstante, ya poco a poco le va pesando ese bebé que lleva en su vientre.
Ya en su espacio de trabajo, nos acomodamos y me encuentro en frente de ella. Sus dedos se mueve a un compás de nervioso mientras me mira fijamente, aunque en ocasiones trata de evadir la mirada y no pasar ningún tipo de contacto.
—Sí, estoy esperando que me diga, Raphael—mira a la mesa y sus ojos se mueven lentamente, incluyendo lo rojo de sus mejillas.
—He estado recordando unas cosas importantes, sin embargo, eso pasará a seguro plano ahora, lo que sí quiero que sepas es sobre lo que dije allá debajo a los entrevistadores. Yo…
Alguien entra a la oficina y me interrumpe. Justo antes de quejarme, noto que es Walter, que conveniente, en este preciso momento.
—Lo siento si interrumpo. Rapha, necesito que vayas a avanzar los asuntos de tu departamento, los demás socios de la nueva campaña quieren venir a que le mostremos el nuevo modus operandi de dicha campaña—presiono mis dientes con rabia y cierro los puños.
—Voy, en un momento, debo informarle algo a Alizée—me acerco mirándolo de forma desafiante—y es muy… Muy valioso.
—Tiene que ser ahora las charlas fuera de la labor deben ser tratas después, inclusive si eres mi mejor amigo, socio o lo que sea, por favor, llegan en unos quince minutos—ruedo los ojos y me acerco a su oído.
—Esto no se queda así—susurro—sé que me temes que te sea una gran competencia, no obstante, sé muchas cosas y no pienso callarlas.
Traga en seco y me retiro empujando un lado de su hombro derecho. ¡Como lo estoy empezando a detestar!
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Editado: 05.09.2025