Lo mejor de la vida es liberarnos y ser felices de aquello que nos atormenta.
WALTER MÉUNIER
La oficina no es lo mismo sin Alizée, al menos ella respondió mis mensajes. En este punto de la vida es donde me pregunto, ¿en qué estaba pensando cuando acepté la apuesta de Raphael?, no lo sé, pero ahora me arrepiento, quizá ha sido la rivalidad y la euforia del momento.
Quisiera ir a visitarla y de algún modo u otro intentar arreglar las cosas, sin embargo, ella está lo suficientemente enojada como para ceder a eso y la comprendo, más que esas hormonas del embarazo no me van a favorecer en nada. Ella tiene sus motivos y no voy a contradecir absolutamente nada.
Camille es ahora quien me está dando los mensajes desde la recepción, la he colocado ahí medio turno para ver si así puede rendir, me ha pedido que no la despida, ya que, necesita el dinero, no obstante, siguiendo los pasos de Chloé y Béatrice a través de llamadas no creo que llegue muy lejos en la empresa Méunier.
Veo que me llaman de recepción, es Camille, ojalá que ella no quiera fastidiar por ahora, en estos momentos no me siento de humor.
—Señor Walter, hay un cliente que quiere verlo para unos diseños, dice que su nombre es Enzo—no lo he escuchado, pero al menos no me llamó para niñadas.
—Está bien, Camille, dile que pase por mi oficina, por favor—cuelgo y me arreglo la corbata.
Ordeno un poco el lugar y espero a que suba las escaleras para llegar a mi despacho. Tocan el sensor y puedo verlo por las cámaras. El chico tiene un traje bien arreglado y un maletín, debo mantenerme alerta.
Abro la puerta y este esboza una sonrisa algo exagerada para mi gusto, sin embargo, puedo tolerarla.
—Buenos días, señor Enzo—asiente—puede sentarse.
—Buen día, señor Walter, pretendo no quitarle mucho tiempo, lo que sí deseaba era hablar con usted en persona.
—Claro, es un honor para mí—en ese preciso momento me mira algo serio.
Abre su maletín y me extiende unos documentos, no comprendo de que se trata hasta que noto bien y leo.
—Esto que leo aquí no tiene nada que ver con mi línea de ropa y mi trabajo, ¿quién es usted y a qué vino?, ¿cómo me conoce?
—No se la quiera dar de listo, ambos sabemos que usted finge amar a Alizée, ahora tiene que alejarse de ella, se lo pediré de buena forma, porque soy el padre de esa niña que lleva en su vientre, también va para su amiguito el Brunet.
Frunzo el ceño y veo que tiene unos exámenes de 99% de paternidad con Alizée.
¿Por qué ella no me ha dicho esto?
—Esto es muy extraño, hace poco ella andaba buscado al padre y ahora vienes tú, de repente con unos exámenes, aparte, Alizée muy claro dijo que haría este tipo de análisis al nacer su bebé—me acerco a él—¿a caso estás mintiendo?
—Creo y veo que no sabe leer, señor Méunier, ahí claramente lo dice, ella ahora se irá a vivir conmigo. De hecho, si vas a su casa, ella no estará ahí.
No es algo que vaya a considerar, pero ni modo, vamos a ver como termina esta información que me proporciona ese sujeto, en cuanto vea a Alizée, le preguntaré sobre esto, se me hace demasiado inusual.
—A ver, no soy un tonto, me doy cuenta de que estás tratando de alejarme de ella, ¿trabajas para Béatrice Cloutier?, además, en ningún momento tanto mi amigo Raphael, como yo dijimos ser el padre, somos sus superiores y ella la empleada, no más—un nudo se forma en su garganta y hace un gesto de confusión.
Admito que me costó demasiado decir eso, que solamente somos dos personas que coinciden en un mismo espacio laboral, no puedo abogar más que eso.
—No soy Béatrice, puede preguntarle, ella me conoce, no tengo nada que ver con esa mujer que dice, nos conocemos desde que estábamos estudiando, no quiso hablar de su relación debido a que, es demasiado tímida, usted ya debe saberlo, o seguro no la conoce tan bien como yo.
Sin duda este tipo tiene que estar fallándole sus neuronas, si es que en algún momento las poseyó.
—Mira, Endo, Enzo o como sea que te llames—le señalo—no sé a qué viniste, pero ten mucho cuidado de como te diriges y vienes a mí, averiguaré todo esto con Alizée, miraré si trabajas con Béatrice y te haré pagar por esto. A ella no le pondrás un dedo encima, ni a su bebé tampoco.
—¿Con qué derecho me amenazas?—río un poco.
—Estás en mi espacio público, invadiendo, te tengo grabado con voz, registro facial y demás cosas, yo siendo tú, de manera más astuta, me iría de aquí con esa prueba que se ve más falsa que esa sonrisa que mostraste al entrar—sujeta mi cuello con algo de fuerza.
—Ya verás que ella es mía, será mi esposa, la madre de mi hija y, la haré feliz, porque según lo que he visto mientras los vigilo, solo le hacen mal ustedes dos—en eso no miente, le hicimos mal.
—Lo que pase no te incumbe, ahora te pido con total amabilidad—me saco de su agarre—que te vayas de mi espacio antes de que le marque a la policía.
Se queda viéndome fijamente, no sé que cosas pasarán por su mente; sin embargo, debo ir a donde Alizée lo más pronto posible y, cuidar de ella, puede hacerle daño.
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Editado: 05.09.2025