¿ Bebé sorpresa?, ¡ni loca!

Epílogo

Aquello que se soñaba al final se pudo lograr y la felicidad terminó de la manera más plena posible.

Dos años después.

ALIZÉE LACROIX

Si me hubiesen preguntado como me vería en dos años después, no pensaría los cambios que tengo hoy. Tras aquello de que, Walter es el padre de Aurore, pospusimos casarnos por muchos motivos que eran tratar de fomentar un lazo más grande en la relación y, vivir momentos perdidos a raíz del mismo, queríamos más fortaleza y, dedicarle tiempo a nuestra pequeña, sobre todo.

Pero hoy, después de dos largos años, junto con mi familia, la de Walter y otros conocidos más de la empresa, nos hemos casado y somos la familia Méunier, es hermoso. Pasé de ser gerente de la empresa, a ser co-dueña de ella, Walter se siente demasiado feliz en tenerme a su lado.

Nos encontramos en plena celebración, estamos en la orilla de la playa, con mi pequeña y mi ahora actual esposo agarrados de manos, jugando con las olas.

Me acerco a Raphael y Nadine, esos sí que forjaron su amor y se declararon tal para cual, el Raphael que veo ahora no es el mismo de hace dos años.

—A ver, donde está Nathan?—sí, el pequeño de Raphael y Nadine. Les pregunto a los dos y ríen al verlos jugando con Aurore.

—Ahí está, tratando de ser todo un rompecorazones—expresa Raphael.

Me sorprende que no pierdan tiempo, lo digo porque me encuentro acariciando la pancita del segundo bebé de los Brunet, quienes de inmediato, en cuanto Nadine se recuperó de su embarazo, decidieron casarse.

—No dudo, si sale como su padre—menciona Walter dejando un beso en mi mejilla.

Lo suelto para ir donde mi hermosa hermana y mamá Adelaine. Aimée logró graduarse aun trabajando en un restaurante, su carrera soñada de Repostería, ama todo esto de la cocina, lo había notado y, me siento feliz de que ya ella esté logrando todo, por lo que tanto se propuso.

No obstante, mamá Adelaine encontró el amor y no se quedó atrás. Tras pasar el divorcio con su antigua pareja, quedó muy consumida de dolor y, siempre nos dedicó atención, es por ello que, no se había interesado en ello. Como ella trabajaba en diferentes lugares, dos para ser específica, se convirtió a uno cuando se encontró con un señor que se interesó en ella, es bonito que ahora vivan juntos y tengan la vida que siempre desearon.

—¿Cómo la estás pasando mamá Adelaine y su pareja?—me dirijo a ambos y levantan una copa de champaña.

—No puedo sentirme más feliz de verte casarte con el hombre que siempre has amado, recuerda que después de esto tenemos que seguir celebrando, antes de irte a tu luna de miel, no te desanimes por nada—me expresa y la abrazo.

—Cuide a mamá Adelaine por mí, es la mejor persona del mundo—él sonríe y me da la mano.

—Ella no me ha dicho menos de ti, tampoco y de tu hermana—es un buen hombre, sin duda.

Siento un toque en el hombro y veo que es mi mejor amiga, mi hermana y confidente, Violette Lavoié, quien después de tanto luchar estudiando en Inglaterra, terminó sus estudios y vino a vivir aquí de nuevo luego que, después de unas vacaciones, encontrara a quien es su actual pareja.

—Increíble que pronto te vayas a casar, púrpura—chilla cuando se lo menciono y me muestra su anillo.

—Yo también estoy asombrada, pensé que seguiría la vida alegre y solitaria, pero ni modo, el corazón manda aquí—chocamos los cinco y se va con su novio tras poner una música movida escuchando las olas del mar.

Veo a mis padres de lejos mientras bailo con mi esposo, ellos se sienten orgullosos de todo lo que he logrado, me dijeron que, nunca borre mi sonrisa por nada ni nadie y que, alegran verme crecer cerca de ellos. Hoy mi corazón toma un nuevo paso y, seré quien agrande la familia con Walter, ¿por qué no?

Decido detenerme de bailar para buscar a mi hija que no la veo, el mar es algo peligroso y no me fío de eso.

—Ayúdame a buscar a Aurore, me divertí tanto que la perdí de vista—en eso Walter se preocupa y me sigue.

Entre búsqueda, vemos a Nathan y Aurore agarrados de sus manitas sentados en la orilla del mar jugando un poco con la arena. No puedo evitar rodar una lágrima de ternura por ms mejillas.

—Que hermosos son, no puedo creer que estén unidos así—asiento cuando dice eso.

—Confirmo—Nathan se gira y se pone de pie con Aurore.

Toca suavemente el pantalón de Walter y este le pone total atención.

—Señor Walter, quiedo decirle algo a usted con todo el despeto que se medece—Walter y yo reímos, son niños demasiado astutos.

—Claro Nathan, dime, soy todo oídos—reímos por su carita tan tierna.

—Dentro de unos años, su hija estadá vestida como su mamá hoy, sedá mi esposa y, es mi promida ahora—fruncimos el ceño.

—¿Tu prometida querrás decir?—asiente y nos asombramos.

—Sí, sedá mi chica—negamos.

—Pero están muy pequeños y son familia, en cierto modo—expresa Walter, mientras que Nathan niega repetidas veces.

—El amor no impota, llegó a mi codazón—Walter se ve algo celoso.




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