Roxanna estaba a punto de atacar a Rudy, pero quedó sorprendida al ver cómo se había defendido ese niño…
- ¡No! ¡No me quiten mi almuerzo! ¡Solo soy un niño! – empezó a gritar para llamar la atención de la gente.
- ¿Qué?
En ese momento, alguien volteó para ver que sucedía. La gente miraba a la pareja, Arthur y Roxanna, y ellos estaban confundidos, también mirando a los alrededores. Rudy se echó a correr, aprovechando el momento.
- No va a escapar – dijo la chica al notar su ausencia.
Él sabía que estaba siendo perseguido, así que siguió corriendo sin rumbo, hasta que chocó con alguien y cayó al suelo.
- Disculpa por no poner atención en el camino – dijo rápidamente.
- No te preocupes – dijo Arturo, que iba saliendo del Colegio Área 22.
Lo ayudó a levantarse.
- ¿Por qué tienes tanta prisa? ¿Estás bien?
- Es por…
- No deberías andar corriendo por la calle, niño – dijo Roxanna, al llegar a donde estaban ellos, pero con un dulce tono de voz - ¿Te lastimaste?
Rudy la miró y captó que ese cambio de personalidad era porque ahora él estaba acompañado de un mayor. Arturo miró a la chica, se quedó maravillado al verla, era tan bonita, sus ojos y su cabello eran perfectos.
- Hola, ¿ustedes se conocen? – preguntó, ignorando a Rudy y a Arthur.
- No, pero… yo solo quería preguntarle al niño si sabía la ubicación de… de… - miró alrededor y dio con el letrero de la escuela – ¡Del Colegio Área 22! Soy nueva en la ciudad y traté de preguntar, pero parece que este adorable chico se asustó.
- Ya veo. Estás justo en el Colegio – dijo señalando – Mi nombre es Arturo, yo estudio aquí.
- ¡Qué bien! Entonces sí tenía la dirección correcta. Mucho gusto, yo soy Roxanna.
- Podría enseñarte la escuela, pero pedí permiso para salir temprano por cuestiones personales. ¿Qué tal después?
- No te preocupes, puedes ayudarme mañana.
Roxanna ya no siguió hablando al sentir que Arthur tomó su brazo y la empujó hacia él.
- Tenemos que irnos.
La chica se despidió, dejando a Arturo pensando en ella. Por ese día, iban a dejar en paz a Rudy.
- ¿Hacia dónde vas? – preguntó el niño, temiendo regresar solo a casa después de lo sucedido.
- A la Central de Autobuses. Aún tengo tiempo si quieres que te acompañe a tu casa.
- Sí, ¡muchas gracias! Mi nombre es Rudy.
Los dos comenzaron a caminar.
Una vez que llegaron a la casa de la familia Drym, Arturo y Rudy se despidieron.
- ¡Nos vemos después!
- ¿Podemos ser amigos a partir de ahora?
Arturo quedó un poco sorprendido por esa pregunta, pero aceptó con mucho gusto.
- Claro, puedes buscarme cuando quieras – apuntó su número telefónico en un papelito y se lo dio.
Rudy estaba feliz, de alguna manera se sentía protegido. Entró a su casa y al cerrar la puerta pensó “Creo que por hoy estoy a salvo.” Pero se llevó una sorpresa al ver a su mamá con el teléfono en la mano.
- ¿Cómo te fue hoy en la escuela, hijo? – preguntó Irene.
“Olvidé arreglar ese pequeño detalle…”
En el Colegio Área 22 las clases habían finalizado para un grupo…
- Demonios, ya no pude hablarle a Arturo. Mañana lo haré, aunque tenga que perder clases – dijo Catherine.
- No creo que sea tan fácil – dijo Melissa.
- ¿Por qué lo dices? Si me lo propongo, lo puedo lograr.
- Durante el descanso, Mariela amenazó a Melissa, le dijo que ninguna de nosotras podíamos hablarles a sus amigos – intervino Libby.
- ¡Te dije que no le dijeras a nadie!
- ¿Con que eso dijo? Maldita Mariela, vamos a ver.
Editado: 10.08.2019