En el aeropuerto, Tania estaba esperando a su amigo extranjero.
- Estoy tan emocionada, ya quiero ver cómo es – dijo Karen.
- Se supone que Tania debía venir sola… ¿Qué hacemos nosotras aquí? – preguntó Catherine.
- Tenemos curiosidad de verlo – respondió Carol.
Tania iba acompañada de Catherine, Karen y Carol.
- ¿Creen en el amor a primera vista? Tal vez se enamore de mí.
- ¡Por favor, Karen! Ni siquiera sabes cómo es él – regañó Tania – Tal vez se enamore de ti, pero si está feo no creo que lo quieras.
Las chicas rieron.
El vuelo que venía de México llegó. Todas estaban atentas…
- ¿Por qué no traes un letrero? Normalmente cuando esperas a alguien en el aeropuerto, debes traer algo que te identifique – observó Catherine.
- Él ya me conoce, sabe cómo luzco gracias a las video llamadas.
Entre la multitud, se pudo identificar al chico mexicano. Aunque estaba lejos, pudo reconocer a Tania. Se acercó, jalando una maleta de ruedas, con vestimenta casual y una excelente apariencia. Karen y Carol quedaron maravilladas al ver ese aspecto tan elegante.
- ¡Tania! Hola… - saludó, muy alegre por estar en Foreverfree – Me tomó un poco de tiempo localizarte, no llevas ningún letrero – dijo al ajustarse los lentes.
- ¡Hola! Bienvenido a Foreverfree City.
- ¡Gracias! Es genial estar aquí.
El joven abrazó a Tania y las demás chicas quedaron impresionadas. Sin duda, esa era una rara costumbre, el abrazar a alguien que apenas acabas de conocer… Se separaron y Tania quedó un poco sorprendida, pero entendió que así era su forma de saludar, después de todo, ya llevaban tiempo contactándose por internet.
- Eh… ¿ellas son tus amigas? – notó a las demás chicas.
- ¡Ah sí! Chicas, les presento a Luis Beenzi.
- ¿Por qué se apellida Beenzi? Es de México – cuestionó Catherine.
- Es una larga historia… - dijo él.
- Luis, ellas son Catherine, Karen y Carol, mis amigas.
- Bienvenido a Foreverfree, estoy segura de que te encantará esta ciudad – Karen fue la que se acercó primero.
- Gracias. Ustedes son muy amables.
- Si necesitas guía para conocer la ciudad, podemos ser nosotras – dijo Carol.
- Es una excelente idea, quiero conocer la ciudad.
- Sí, pero antes… - Tania intervino - …vas a ir conmigo al laboratorio y me dirás cuál fue el error que cometí en mi proyecto.
- Cierto… vine por eso – esto último lo dijo no muy convencido.
- ¿Y ya tienes donde quedarte? – preguntó Karen.
- Por supuesto que sí, Karen – respondió Tania – Tiene reservaciones en un hotel que está cerca de la escuela.
- Tania, ¡por favor! Yo quiero ser amable – se quejó.
- Él vino aquí a trabajar en el proyecto, no a coquetear.
- ¡Qué celosa eres!
- A mí no me interesa. Solo quiero terminar mi proyecto lo antes posible.
Luis se alejó de las chicas que estaban discutiendo.
- Será mejor que vayas a tu hotel a instalarte – aconsejó Catherine – Estas chicas van a durar un rato así.
- Sí, creo que haré eso… ¿Cómo se llama tu escuela?
- Colegio Área 22.
- Las veré dentro de unas horas… supongo.
Se fue. Catherine notó que solo llevaba una maleta, era grande, pero se le hacía muy poco cargamento para viajar a una ciudad que estaba en medio del mar.
- Chicas, ya se fue – se lamentó Carol, pero fue ignorada.
En clase…
- ¿Por qué no vinieron las demás chicas? – preguntó Melissa, al notar los asientos vacíos.
- Fueron al aeropuerto, creo que el amigo de Tania llega hoy.
- ¿Y por qué no las acompañamos?
- Porque se nos olvidó a ambas – contestó Libby, sonriendo de manera que era increíble que se les hubiera olvidado algo así.
Editado: 10.08.2019