Habían pasado dos semanas desde que Kris llegó con su familia.
En la universidad las cosas iban de maravilla y en el Inferno también.
Mi padre se encargo de llevar a Cristopher Lee a conocer a posibles proveedores y gente.
Con su llegada me sacaron de la jugada en sencillas palabras no sabía lo que ocurría y eso no me tenía tranquila.
Nicole Lee y su madre se iban de compras mientras yo estaba en clases quizás hubiese aceptado su invitación pero quería mantenerme cerca.
Necesitaba liberar toda esta tensión con una buena sesión de entrenamiento al menos así pensaría en otra cosa.
Estaba enviando un mensaje a Mark cuando alguien me interrumpió.
—Princesa –era la voz de Kris. Pensé que se había ido.
Desde que mi padre me llamó así el no ha dejado de hacerlo. Ahí estaba el vistiendo casual con unos vaqueros y una camiseta negra era raro verlo sin traje.
—Hola –lo salude –¿Necesitas algo?
Tenía prisa por salir de casa.
—¿Llevas prisa ? –preguntó.
—Si un poquito –conteste mientras sostenía las llaves de mi auto.
— Peter me dijo que podrías llevarme al cuartel general –dijo él – Bueno sino estas ocupada con tus clases...
Mi padre en la vida hubiera permitido eso esto es obra de Gianna que está jugando a la Celestina.
—Dile a tu gente que siga mi auto –debía ser amable y una buena anfitriona.
Estaba de salida cuando él me corto el camino.
—No es necesario los dos podemos ir en el mismo auto – me quito mis llaves – con el genio que traes es mejor que no conduzcas.
— Que atento –en mi voz se notaba el sarcasmo.
—De nada princesa.
Lo único que quería era estar sola en vez de eso tendría que compartir el mismo aire que Kris.
Íbamos en tres autos el primero era mi gente, nosotros íbamos en el segundo y en el último venía la gente de Lee.
Mi adorado primo no contestaba mis mensajes al menos con él cerca podía ayudarme a no salirme de mi papel de niña buena.
— Se que no te agrada que este aquí –soltó de repente Kris – pero tendrás que acostumbrarte. No me iré hasta conseguir mi objetivo.
— Mira por donde tenemos algo en común –sonreí en su dirección – también tengo un objetivo.
—¿Y podrías decirme cuál es? –preguntó con curiosidad.
—Poder.
Nuestra conversación se vio interrumpida ya que habíamos llegado. Kris se bajó del auto luego lo redeo para abrirme la puerta y yo que pensaba que era pantalla su imagen de príncipe encantador.
La gente de Lee se quedó en el estacionamiento hasta ese nivel era su acceso al recinto. Mark vino a recibirnos y me alegraba de verlo ahí.
—Señor Lee y Princesa –saludo serio.
Nadie dijo nada solo nos limitamos a seguir a Mark que nos condujo hasta las salas de entrenamiento y otros lugares. Estaba deseando perderlos de vista e irme a entrenar o molestar a algún instructor.
Por mi observación mi primo y Kris parecían llevarse bien hasta bromeaban entre ellos.
—Princesa tengo que retirarme – tanta formalidad me estaba empezando a sacar de quisio.
—No te preocupes querido primo.
—Ya seguiremos hablando – se despidió de Kris.
El único lugar que no habíamos visitado era la cafetería mire mi reloj y la hora de la comida ya había pasado eso era genial tendríamos poco público.
—Sígueme te llevaré a un lugar – camine delante de él.
—¿Acaso intentas matarme ? – preguntó con diversión.
—No es una mala idea... –susurre pensando que no me escucharía.
—Te he escuchado querida princesa.
Cuándo èl me llamaba así sentía como si se burlara de mi. Ojalá se ahogue en la comida.
Al llegar a la cafetería habían pocas personas que al verme con Kris se levantaron de su lugar y nos saludaron. Él parecía encantado con todo este respeto.
Cada uno se sirvió su comida y comimos en silencio se sentía incómodo por mí parte ya que por lo general suelo platicar con Mark sobre trabajo.
Mientras comíamos se me ocurrió algo. Podría aprovechar que Kris esta aquí para utilizar eso en mi beneficio él tiene acceso a información que puede serme útil.
No todo estaba perdido.
—¿Que piensas de esta visita? –le pregunté.
—Estuvo bien –respondío –pero supongo que no hemos visitado todo.
Sabia a lo que se refería, las salas de seguridad es un nivel que ni siquiera yo en seis meses pude tenerlo los únicos autorizados eran Dante y Luka obviamente excluyendo a nuestros padres de esa lista de privilegiados.
—Quizás la próxima vez–sonreí.
— Mark me ha dicho que eres de las mejores en tu clase –hablo –Me gustaría verte pelear.
—Solo peleó cuando la situación lo amerita –me encoji de hombros.
—Hay una sala de entrenamiento y eso no es escuza para decir que no –el me miraba desafiante – Princesa me parece que estas siendo descortés.
Creo que después de todo voy a poder sacar fuera el estrés acumulado.
— De acuerdo, pero tengo una condición sino no hay trato –el me miraba con una sonrisa juguetona.
—Lo que sea por verte pelear.
—Si yo gano dejaras que te pregunté lo que yo quiera.
Kris me miraba mientras analizaba mis palabras.
—Dos preguntas nada más –dijo.
—Perfecto – tenía que ganarle.
—Si pensabas que serias la única con algo acambio te equivocas –dijo serio–Si ganó me dejaras llevarte a cenar dónde yo diga.
—Trato hecho –le tendí mi mano para estrecharla en cambio él la tomó y deposito un beso.
Sabía que no podía hacer una escena ya que tenía público y no quería soportar un sermón.
Mire mi reloj y era el momento perfecto para ir a molestar a Mark ya que su clase estaba por comenzar. Kris me siguió en silencio hasta ahí todos se sorprendieron al vernos entrar. Mi primo enseñaba a los chicos de quince años, los más jóvenes del clan.
—Princesa –saludaron los chicos, los salude con la mano.
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Editado: 01.11.2024