Bell: la trágica historia familiar [editada]

Antes que nada ser verídico contigo mismo. Y así, tan cierto como que la noche sigue al día, hallarás que no puedes mentir a nadie

—Sí, él también me gusta, como así también me gusta su hermana, la familia Hashimoto y en especial, Izaro. Me gusta también el pan con mermelada.

Ante la respuesta que Shin les dio, Kazuma y Ezequiel se quedaron sin palabras; los murmullos altos de la gente era lo único que se podría escuchar. Bueno, no era algo sorprendente que Shin no entendiera lo que Kazuma trató de decirle. Ella era demasiado inexperta en ese tipo de amor. 

Mientras los dos chicos se miraban las caras, confundidos, Shin tomó el dinero y la nota, para realizar por sí misma las compras.

—Creo que no entendió— Kazuma rompió el silencio.

—Menos mal...

—Es más, caíste en mi juego.

—¿A qué te refieres?

— Ella nunca te gustó. Creí que serías más fuerte mentalmente, pero ahora me doy cuenta que es fácil hacerte bromas.

—Eres un idiota— Ezequiel hizo una mueca y habló entre dientes.

—¿Quién es el estúpido ahora?

—Tu verás... voy a demostrarte que ese sentimiento puede ser real.

—Ah, no te preocupes por ello, dudo que se fije en alguien como tú.

Más que molesto, Ezequiel estaba ofendido porque un chico estúpido como Kazuma le había insultado. Por eso, tomó de la muñeca a Shin después de que ella le pagó a otro trabajador de la verdulería y salieron de allí.

—Creí que tenías una buena relación con ese chico, que incluso podrías llegar a tratarlo como me tratas, pero me di cuenta que no.

—Kazuma no es mi amigo. Me ha confundido bastante por un momento, pero lo mejor es que ahora he aclarado mis sentimientos.

—¿A qué te refieres?

—¿Qué harías si alguien gustara de ti? Me refiero a que esa persona quiere mantener una relación más íntima contigo; abrazos, besos, caricias... ese tipo de amor.

—Qué haría...— Shin observó las verduras, pensativa— Creo que eso depende de la persona que guste de mí. Aunque sinceramente, dudo que alguna vez pueda sentir ese tipo de amor.

—¿Qué quieres decir con lo último?

—El vivir aislada de todo ser humano durante 15 años, hizo que no comprendiera muchas cosas que son comunes para una persona.

—¿De dónde eres?

—Sé que llevamos un tiempo conociéndonos, pero creo que no hablamos mucho sobre nuestras vidas personales; o más bien, únicamente hablamos sobre la escuela, tu estabilidad y algunas veces de videojuegos— Shin inhaló hondo y respondió seguido—: Soy del antiguo Takayama.

—¿Antiguo Takayama?

—¡En efecto! Soy del año 1960.

Imposible...— Ezequiel la observó desconcertado— Tendrías la edad de mi abuelo o tal vez mayor.

—¡Pero es verdad! Izaro y yo viajamos en el tiempo y ahora nos encontramos aquí.

—¿Izaro? Recuerdo que lo has mencionado algunas veces, sin embargo, nunca o he visto. Necesito evidencias.

—Cuando Izaro se recupere, te llevaré a mi casa y te mostraré todo. Zenda ha ido.

—Suena algo convincente, no se en que creer ahora. Tal vez y me engañes al igual que Kazuma.

—No tengo porqué mentirte, eres mi amigo.

Un momento después, se encontrarían con Zenda, aquella chica llevaría su bolsa llena de materiales—¿Nos vamos?

Los tres caminarían rumbo a casa, sin decir ninguna palabra durante todo el camino. Esa tarde Shin le propuso preparar la cena a la señora Hashimoto y en efecto, la hizo. Después de haber terminado de cocinar, guardó una determinada porción para Izaro. Aunque este estuviese en la etapa de hibernación, necesitaba alimentarse bien. La pareja de la tercera edad fueron los primeros en sentarse en la mesa, luego fue Zenda, seguida por el mellizo de Ezequiel y su madre Akane, pero por último y menos importante, Shin.

Ezequiel todavía no podía sacar de su cabeza esa extraña conversación que tuvo con Shin, así que, para comprobarlo, habló en la mesa.

—Shin me contó que fuiste a su casa, Zenda, en 1960.

—Oh, sí. Fui en su cumpleaños e incluso Shin cayó en un barranco.

—¿Cómo fue que pudiste viajar hasta esa fecha, hermana?

—El señor Izaro fue el que hizo todo eso. Bebí algo, pero exactamente no sé qué fue.

La madre de los gemelos, quien estuvo atenta en la pequeña conversación, no pudo evitar externar su confusión.

—Imposible, tendría más de 60 años.

—Lo es. Lo comprobé cuando tuve que ir por ayuda al pueblo. Y eso que todavía no has visto al señor Izaro.

—El futuro está cambiando por el error que cometió Izaro— comentó Shin,

—El cambio más notorio fue la memoria del abuelo— añadió Zenda—. Y recordar lo emocionado que se encontraba el día en que viniste.

—Lo mejor sería que regresáramos.

—Piénsalo: cambiaste un mes de tu futuro. Tal vez es estás evitando una catástrofe.



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En el texto hay: drama, amor, amorimposibe

Editado: 03.05.2022

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