Bell: la trágica historia familiar [editada]

En un minuto hay muchos días

El tiempo era esencial para esos tres amigos. Zenda aprovechó que su hermano y Shin fueron a la librería para hacerle una pequeña visita a su tío. Al esperar al autobús en una parada, se cruzó con su mejor amiga, Mitsuki Hatori.

—¿Zenda? ¿Qué haces aquí?

Preguntó su amiga, quien en su rostro reflejó una tenue sonrisa, bañada de sorpresa. Zenda respondió tranquila.

—Iba a visitar a mi tío.

—¿Tú sola? Podría ir contigo.

—Tienes que trabajar hoy, ¿no?

—¡Hoy es mi día libre!

—Si lo dices de esa forma… ¡puedes venir conmigo!

Las dos muchachas tomaron el transporte y dentro de, recibió la llamada. Por lo general, Ezequiel nunca llama por teléfono y si le llamaban, sólo respondía si lo consideraba 100% importante. En esta ocasión Ezequiel tuvo la iniciativa de llamarla e incluso de responder primero.

—¿Zenda?

—¿Qué sucede? Nunca llamas, ¿ocurrió algo malo?

—No, no. No pasó nada malo en absoluto. ¿Estás a punto de llegar?

—Aún me falta una hora para llegar a la casa de nuestro tío. ¿Cómo van con los estudios?

—Hasta ahora he calificado algunas de sus guías y son mínimos los errores que comete; me sorprende tales resultados.

La gemela sonrió enérgica.

—¡Wow! Sí es así, Izaro no mentía aquella vez.

—Tengo que colgar ya —murmuró Ezequiel.

—Bien, nos vemos en unas horas.

Como todo ser humano, los estómagos de las colegialas comenzaron a rugir con fuerza. No faltaba mucho para llegar a su destino y cuando bajaron del autobús, buscaron una tienda para saciar su hambre con una golosina. Para su suerte, al entrar a la tienda, encontró a su tío, sin embargo, en un momento del todo inoportuno, el hombre ligaba con la cajera.

—¿Le han dicho que usted es lo más llamativo de toda la tienda? 

— ¿Qué llevará?

  —La oportunidad de deleitar mi mirada con su desbordante belleza.

—¿Tío Hiroki? Lamento interrumpir lo que sea que estés haciendo con la pobre chica, pero necesito que me ayudes con algo, ¿puedes?

“Ya está grande como para hacer esas cosas...”, pensó Mitsuki

—¡Mi linda sobrina! — Su tío Hiroki se apartó de la cajera— Y su... ¿maleducada amiga? Ahora mismo estoy ocupado y si es acerca de regresar a casa de tus abuelos, con gusto diré que no. Sé que esto es un señuelo para regresar y hablar sobre matrimonio…

—No... No es sobre eso. A parte, hace tiempo que no visito a mis abuelos. ¿Podrías escucharme?

—¿Qué es?

—Un negocio, más bien, un trato. Aunque preferiría decírtelo en un lugar más... privado.

No pensó demasiado en la respuesta, así que accedió rápido y sugirió llevarlas a su casa para hablar sobre ese trato. El tío de la colegiala de rubios cabellos caminó hacia la salida de la tienda a un paso lento, pues esperaba que las dos estudiantes le siguieran. Zenda lo siguió sin pensarlo, mientras que Mitsuki se detuvo a mitad del camino, insegura.

—Que repentino. ¿No es peligroso ir a su casa?

—No debería, después del todo soy su tío. No abusaré de ella.

—Con más razón, señor.

—Mi tío Hiroki es completamente inofensivo. Ni siquiera sabe defenderse a golpes

—No lo sé, Zenda.

Hiroki, un tanto ofendido por las sospechas de la amiga de su pequeña sobrina, suspiró pesado. Se fastidió de pronto.

—Mujer, si no me crees, puedes venir con nosotros y comprobarlo por ti misma.

—Si haces algo malo con Zenda, te juro que llamaré a la policía.

Y antes de dejar atrás la tienda, aquel hombre que aún se sentía joven, caminó de vuelta, con el fin de volver a ver a la cajera. y dedicarle unas últimas palabras:

—Antes de me vaya, quiero que sepas que, en cualquier momento, volveré a la tienda a por tu corazón. Mientras tanto, no se lo concedas a nadie.

Sin esperar algo de la cajera, el hombre salió de la tienda. Tanto Zenda como su amiga, estaban molestas por su comportamiento y de cierta forma, sentían pena ajena, en fin, si le reclamaban por ello era probable que no quisiera ayudarles. De camino a casa Hiroki habló todo el tiempo, cosas sobre su vida o sus supuestos amores que tuvo durante el tiempo en que no se habían visto. Al llegar a su destino, el hombre dejó de hablar en seco, volteó a ver a su sobrina y sonrió sereno.

—¿Qué querías decirme?

—Como todos sabemos, tú eres maestro de secundaria.

Mitsuki, sorprendida por el comentario de Zenda, soltó una carcajada y seguido de ello, preguntó con ironía

—¿Estás bromeando?!

—¡Oye, tampoco soy un mediocre! —Hiroki refunfuñó.

—¿Podrían dejar de pelear un momento? Necesito aterrizar a la idea principal.



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En el texto hay: drama, amor, amorimposibe

Editado: 03.05.2022

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