Darío regresa de su viaje con una ligera idea de lo que le esperaba en casa. Al llegar al estado de Washington, bajo del avión tomando el primer taxi que vio en la salida del aeropuerto se dirigió rumbo a la pequeña cafetería que tenía en la costa. No quería presentarse sin antes saber, que había ocurrido en el tiempo en el que estuvo inconsciente en el hospital.
Felizmente nadie lo reconoció, por lo que pudo ingresar tranquilamente dentro de su casa, a pesar de que sabía lo que le esperaba por lo que esa misma noche se iba a presentar en casa de sus padres donde el maldito bastardo de su gemelo y la perra de su ex novia estarían. Les daría la sorpresa del siglo a esos dos desgraciados.
Se vistió como él siempre se vestía y fue rumbo a la casa de sus padres que al parecer habían hecho otra fiesta en celebración al compromiso de su hijo favorito. Darío se detuvo en la moto observando como varios invitados ingresaban a la gran mansión de sus padres, hizo sonar el motor entrando por la entrada principal siendo detenido por el guardia.
–Alto. ¿Quién es usted? –pregunto el guardia.
–Buenas noches Frank. Tiempo sin verte –respondió Darío.
El guardia reconoció la voz de Darío –joven Darío. Usted… –se quedó sin habla.
–No te preocupes. No me quedare mucho tiempo, solo visitare a mis padres y felicitare a mi hermano por su compromiso. Me das viendo la moto –el guardia seguía estupefacto –no importa la dejare adentro.
Sin más el ingreso dejo la moto, en un área apartada se sacó el casco guardándolo. Se acomodó un poco el cabello desordenado que traía e ingreso dentro de la mansión sin llamar mucho la atención pues quería sorprenderlos a todos ellos. En especial aquellos dos desgraciados.
Salió al patio trasero donde siempre se llevaban a cabo las reuniones, la iluminación era la misma de siempre, pero esta era incluso mejor con el fin de resaltar a ellos dos. Los vio de pie bajo un arco de flores blancas, parecía haber llegado justo en el momento en que su hermano le iba a dar el anillo a Evelyn y esta sonreía agradablemente con una alegría que nunca antes la había visto, cuando estaban juntos.
Subaro le coloco el anillo y la acerco besándola, algo que lo hizo retorcer el estómago. Quería molerlo a golpes por intentar matarlo y quedarse con su contrato, pero no sería apropiado todos en esta reunión social, no tenían buen criterio de él así que pensaría que solo estaba actuando por celos. Los aplausos cesaron de los presentes y empezaron a escucharse los suyos, todos regresaron ver de dónde provenía los aplausos asombrándose de que estuviera aquí. Tanto Subaro como Evelyn se les abrieron los ojos de terror, al verlo caminar como si nada.
–Felicidades. A la pareja más perfecta de la noche –dijo Darío en tono despectivo.
–¿Qué haces aquí? –su padre Alejandro lo intercepto sorprendido de verlo.
–¿Creí que estabas? –dijo su madre Leticia.
–¡Ah sí! Unos imbéciles no pudieron hacer bien su trabajo –dijo sonriendo, mirando a su hermano. –desperté en la camilla de un hospital gracias que una pareja de casados me encontró en la orilla de la playa casi muerto. –se dirigió en dirección de su hermano y de Evelyn –, pero lo que más me sorprendió fue enterarme sobre el compromiso de mi hermano y mi novia. Eso no me lo esperaba –camino hasta ellos quedando frente a frente. Miro a Evelyn –¿Qué paso Evelyn? Pensaba que me amabas. Y mira –abrió los brazos –en poco tiempo te olvidaste de mí y te comprometes con mi hermano. ¿No pudiste esperarme? –sonreía agriamente.
Evelyn miraba a Darío su cuerpo tenso y la respiración entrecortada e irregular, parecía que ella también estaba detrás de todo esto, pero sería inútil hacerla revelar algo. Tenía el apoyo de Subaro y sus padres, que lo negarían todo.
–Darío –dijo con la voz suave –cuando me informaron de que te caíste por la borda…
–Sabes que olvídalo –le corto Darío –me doy cuenta que, pensaste no había esperanza para mí en altamar. Y me imagino que mi querido hermano, –noto como Subaro hizo puño sus manos –estuvo ahí para consolarte. Te lo agradezco hermano –se dirigió a él y volvió su vista a ella y a la sorpresa de todos, la abrazo, ejerciendo cierta presión su cuerpo –Si descubro que también estuviste detrás del accidente. Te vas arrepentir Evelyn. Te lo prometo –le susurro cerca del oído depositando un suave beso en su mejilla.
Subaro se encontraba lleno de ira, pero era un experto en disfrazar bien sus emociones ante la presencia de la prensa. Darío se dirigió a él mirándolo directamente –es una suerte que hayas sobrevivido –dijo en tono seco, mostrándose su malestar.
–Me parece que solo en esta ocasión hermano –contesto Darío. –porque la mayor parte está contigo. Te comprometes con mi novia. Lograste quedarte con mi proyecto. Eres un hombre afortunado hermano. Ven déjame darte un abrazo.
–¡Maldito! –dijo Subaro con odio.
–Me decepcionas Subaro. No te preocupes, no voy a mover fichas en tu contra. Ambos sabemos que es fútil hacerlo –soltó el abrazo –felicidades, me parecen la pareja perfecta. Solo… quería desearles la felicidad del mundo –dijo con una sonrisa dándose la vuelta con su primer paso se detuvo –¡Ah cierto! Me olvide algo más –Darío se volvió e impacto un fuerte derechazo en toda la cara de Subaro derribándolo al suelo.