Bellas Artes

Un gran error

Simplemente ignoré a aquel hombre y subí a mi moto, pero el me agarro de la cintura y me acercó a el.

-¿A donde vas bonita?-

Sentía que estaba duro, y yo quería irme. Le di un cabezazo en la nariz y me subí a la moto.

Conducía lo más rápido que podía, pero el hombre estaba pisándome los talones. Dí varias vueltas para tratar de despistarlo, pero solo conseguí perderme, y estaba escuchando a dos motos en ese momento.

Al final fui a parar a un callejón sin salida, y estaba muerta de miedo.

El se bajo de su moto y me arrinconó contra la pared. De su bolsillo sacó una navaja, y dijo:

-Si no haces lo que yo te diga te va a ir muy mal- y presionó la navaja contra mi cuello, haciendo un corte.

-Tienes un rostro hermoso, sería una pena dañarlo-

En ese momento bajo la manga de mis blusa e hizo un corte bastante largo en todo mi hombro.

Yo empecé a sollozar, quería irme pero estaba paralizada y no podía hacer nada.

El comenzó a manosearme y a besarme por todos lados.

-Quítate la blusa-

-N-no, p-por favor, no- tartamudee

Al decirle que no el rasgó mi blusa, y me la quito, puso su mano sobre mi vientre, yo sentí escalofríos, cada vez bajaba más...

-¡¡Suéltala!!- grito una voz, era Miguel, sentí una felicidad enorme al  verlo.

-¿O si no que?, tu chica es preciosa, sería una pena no tenerla conmigo.

Vi como se le tensaban los músculos y apretaba los puños, acto seguido se abalanzó a hacia el hombre y le quito el cuchillo de las manos y salió volando por los aires, y se perdió en la oscuridad.

Yo estaba congelada, mientras los dos estaban rodando por el suelo, en ese momento divisé un trozo de madera.

-¡Miguel!- grité, el regresó a ver y yo le lancé el trozo de madera, con lo que le dio un golpe en la cabeza al hombre y este quedó incosciente.

-¡Vamos!- dijo

Se quitó su abrigo y me lo dio. Los dos subimos a las motos y nos fuimos los más rápido posible.

Miguel fue delante, hasta llegar a mi casa, ¿cómo sabía el camino?, solo había ido allí una vez.

Al bajarme me di cuanta de que había estado llorando todo el camino, y me temblaban tanto las manos, que casi no pude abrir la puerta.

-Pasa- le dije con un hilo de voz.

El entró y se sentó en el sofa.

-Ahora vuelvo- dije, y subí a cambiarme.

Cuando baje Miguel estaba mirando al suelo y me acerqué a el.

-Si quieres me dejas tu abrigo y yo lo lavo-

-No hace falta- dijo, pero seguía mirando el suelo.

Lo observe y vi que tenía varios cortes, y al día siguiente iba a tener bastantes morados.

-Voy a ir a por el botiquín y vuelvo-

El solo asintió.

-Listo, ahora necesito que levantes la cara-

El hizo lo que dije, y mientras desinfectaba las heridas el no dejaba de mirarme.

-¿Conocías a ese hombre?-

-No-

-¿Estas bien?-

-Si- mentí

-No sabes mentir, ese tipo casi te viola y tu dices que estas bien-

Agache la mirada. El me cogió de las manos y dijo:

-Necesito que me digas si estas te sientes, para llevarte a un hospital-

Lo mire a los ojos, no quería que me llevara a un hospital.

-De verdad, estoy bien-

El asintió y me soltó las manos, ¿por qué me las soltó?, a mi me gustaba.

-¿Y cómo es que vive aquí?-

-Bueno, fue el lugar más barato que pude encontrar, aunque ahora que lo pienso es un poco raro-

-¿Raro?-

-Si, no el que viva aquí, si no el hecho de que mi tía no me a pedido el dinero-

Miguel apartó la mirada.

-¿Quieres que te sirva algo?- pregunté

-Si quieres solo agua-

Me dirigí a por un vaso, cuando dijo:

-Y ¿por qué no te mudas?-

-No tengo dinero dije-

-Podría prestarte-

-No necesito tú lástima- dije ofendida

-¡¡Pero no te das cuenta de que vives en la miseria!!-

Eso me tomó de sorpresa y un poco de agua se cayó del vaso.

-Si quieres te puedes ir- dije, cambiando mi tono de voz.

-¡¡NO te das cuanta de las pésimas condiciones que vives!!-

-¡Y qué quieres que haga!- exclamé y se cayó más agua.

-¡¡Pide ayuda!!- gritó Miguel, en ese momento yo también me puse a gritar.

-¡¡A quién voy a pedir ayuda!!-

-¡¡Yo que se, ¿a tus padres?!!-

En ese instante se me cayó el vaso haciéndose añicos y esparciendo agua por todas partes.

Dejé de gritar, lo mire fríamente y dije:

-Se te olvida que mis padres están muertos-

Vi reflejado en su rostro que había cometido un grave error.

-Vria, lo siento...

-Te pido que salgas de mi miserable y pésima casa- dije con un tono de voz insensible.

-Vria...

-¡Ahora!-

El cogió su abrigo y se fue.

Cuando cerró la puerta no pude contenerme y comencé a llorar a lágrima viva...


 



#30846 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amistad, dolor

Editado: 13.09.2020

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