Bellas Artes

Día de camping

Estábamos llegando a la zona para acampar, habíamos tardado mucho más de lo que habíamos planeado, ya que Elisa nos hacia parar a cada rato para tomar fotos, por que se mareaba, o por que tenía hambre, y más cosas.

Así que llegamos y era de noche, así que teníamos que armar rápido la tienda.

Al llegar bajamos todas las cosas, y las pusimos en el sitio donde íbamos a acampar, y a armar la tienda.

-Elisa, toma esto y llévalo- dije, y le lancé una sola manta, una. (hago énfasis en una)

-¡¡Como se te ocurre lanzarme esa cosa!!- gritó y dejó caer la manta al suelo- ¡¡Me acabas de romper una uña!!-

Yo torcí los ojos.

-Bien, pues esa va a ser tu manta, la que esta en el suelo- dije tranquilamente

-Ni loca duermo con eso- dijo con aire despectivo.

Yo me fui suspirando, para ir a ayudar a los demás.

Al cabo de una hora ya habíamos preparado todo, y las tiendas estaban armadas, Elisa no había hecho nada, se pasó limando su uña. Lo bueno era que ella había llevado su propia tienda, así que Adelia y yo no tendríamos que compartirla con ella.

-Bien, teníamos planeado ir a pescar, pero como cierta persona nos hizo parar a cada rato, comeremos lo que sobró del viaje en la furgoneta- dije mirando a Elisa, pero ella me ignoró.

Sacamos lo que había sobrado, la mayoría eran frituras, pero había bastante, así que no había problema.

-Yo no pienso comer eso- dijo Elisa arqueando una ceja

-Entonces no comas- dije con un tono de voz que indicaba que allí se zanjaba el asunto, ella me miró con odio y se dio la vuelta.

Habíamos acabado de comer, y encendimos una fogata, todo era hermoso,  (excepto que Elisa había venido), lo único era que nos habíamos sentado al rededor de la fogata, y cuando iba a sentarme junto a Miguel, Elisa me empujó y se sentó ella, así que fui a sentarme sola, ya que Adelia tenía apoyada la cabeza en el hombro de David.

Pero a pesar de todo, sentía sintiéndome mal, así que fui a caminar un rato. No quería pensar, pero no podía evitarlo. Tenía la duda de que hubiera pasado con mis amigos, ya que fuimos a campar, si no hubieran muerto.

Caminé unos 10 minutos, cuando Miguel, se acercó por atras y me abrazó, lo cual me sorprendió.

-¿Estas bien?- me preguntó, a lo cual yo asentí.

-Bien- dijo el, nos quedamos así.

Por mi podría haberme quedado así toda la noche, pero no sería posible.

Estábamos volviendo al lugar donde habíamos montado las tiendas de campaña, cuando escuchamos un fuerte ruido, y acto seguido la alarma de la furgoneta. Lo que quedaba de trayecto lo hicimos corriendo, y al llegar vimos a nada más ni a nada menos que a Elisa, tirada en el suelo fingiendo estar desmayada. (no sirve para actuar un desmayo)



#30840 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amistad, dolor

Editado: 13.09.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.