Regresé al lugar donde habíamos acampado, y vi que todos ya estaban despiertos, menos Miguel.
-¿A donde fuiste?- preguntó Adelia -ni siquiera sentí que saliste de la tienda-
-Fui a dar un paseo, me encantan estos paisajes, y quise dar una vuelta para verlos mejor- dije sonriendo.
-A, bueno- dijo ella, pero parecía no estar muy convencida
-Bueno, hoy tenemos que ir de regreso a la ciudad, pero también es el cumpleaños de Miguel, así que hay que hacer algo especial- dijo David
-Podemos parar por el camino, y comprar un pastel- dijo Elisa
-¿En serio?- dije para mi misma, no que tanto lo querías, hay que hacer algo aún más especial, aunque tenía que admitir que era una buena idea, (no se lo diría jamás), pero faltaba algo.
-¿Y si reservamos un lugar?- dije en voz alta
-Es una buena idea, ¿pero cuando?- dijo Adelia
-Podría ser al llegar, en vez de dirigirnos a nuestras casas, llevamos a Miguel a un lugar reservado- dijo David
-¿Pero no es muy tarde para reservar un lugar?- preguntó Adelia
-En eso tienes razón- dije asintiendo
-Podríamos ir a mi casa- dijo David, pero a ninguno nos pareció una buena idea
-¿Y que opináis de reservar la cafetería donde David y yo trabajamos?- propuse
-Es una gran idea- exclamó David,- voy a llamar a la dueña, para que la reserve para nosotros- dijo eso y sacó su celular.
Yo miré a Elisa, y estaba cruzada de brazos, ya que no habíamos dicho que si a su idea.
-¿A que hora?- preguntó David con el celular en la oreja.
-A las 7:00 de la noche- dijo Adelia, y David asintió
Pasaron unos minutos, y David colgó.
-Listo- dijo feliz,- ya tenemos la cafetería reservada-
-También tenemos que ver un pastel, comida y bebida-
-De eso me encargo yo- dijo Adelia, -pero necesitaré una distracción cuando vaya a comprarla- dijo
-Ya lo pensaremos después, ahora hagan silencio, Miguel está saliendo de la tienda- dijo apresurada mente David- y no digan nada de esto- dijo seriamente
Todos nos callamos, y en cuanto lo vi, volvía sentir las mismas dudas e inseguridades que sentí cuando hablé con Elisa, así que me acerqué.
-Tenemos que hablar- dije sin atreverme a mirarlo a los ojos.
-¿Pasa algo?- preguntó, y dio un bostezo
-Solo hablemos, por favor- dije, y el asintió