Arreglar las cosas

Fuimos caminando hasta el patio de comidas, y nos sentamos en una de las mesas libres que había.

-¿Quieres comer?- preguntó Miguel

-No-  respondí cortante.

-De acuerdo- respondió el incómodamente

Pasamos unos minutos en silencio, hasta que el habló.

-Quiero disculparme, por todo, y no quiero que sigamos peleados, te extraño, extraño estar contigo- dijo dulcemente

-¡Por fin, se disculpó!, aunque creo que yo tampoco debí de haberme enojado tanto- pensé

-Eres un tonto- dije riendo, y vi que Miguel se sorprendió por mi reacción.

-¿Por qué?- preguntó el confundido.

-Porque podrías haberte disculpado antes- dije sonriendo

-Podrías no haberte enojado-

-¿En serio me pides eso?- dije mirándolo fijamente, y el se dio cuenta que era mejor dejar atrás ese tema.

-Ahora tengo que ir a comprar un vestido- dije mirándolo.

-Te acompaño- dijo el sonriendo

Volvimos a la tienda de antes, y esta vez tuve la suerte de que Elisa ya se había ido.

-Escogí varios vestidos y entré al probador-

-¿Sabes algo de Adelia?-pregunté mientras me cambiaba

-Hoy estuve con ella- dijo Miguel sin darle importancia.

-¿En serio?- pregunté sin creerlo.

-Si, pero hablamos cinco minutos y recibió una llamada y después de eso se fue.

-¿Recibió una llamada?- pregunté

-Si, ¿por qué preguntas?-

-Sabes con quien hablaba- 

-No, aunque creo que era una chica-

-Y justo tu preguntaste quien era,¿cierto?- le dije a Miguel

-Si, pero espera, Adelia estaba hablando contigo- exclamó el. -ahora entiendo todo-

-¿Todo?- pregunté con curiosidad

-Si, ella me dijo que nos encontráramos en el mall, entonces yo vine y te vi a ti en una tienda de vestidos, y me olvidé completamente de Adelia- explicó el. - de echo la voy a llamar para decirle que ya estoy aquí-

-No hace falta, dije asomando la cabeza por la cortina-

-¿Por qué?-

-Ella me dijo que no iba a poder acompañarme a comprar el vestido, y te dijo a ti que vinieras, para que nos encontráramos- dije, y ahora todo tenía sentido.

-¿Cómo me veo?- dije y salí

-Te ves hermosa- dijo Miguel observándome de pies a cabeza, a lo que yo sonreí tímidamente.