Belleza Animal

#14 Hola de nuevo

Mire a Abbas muy incrédula, en cierta parte pensé que lo que me acaba de decir era para que me sintiera mejor pero no me gustaban las mentiras, Velkan era el único de la casa que siempre me había tratado diferente y por alguna razón que era desconocida para mí; él tenía algo que me gustaba, aunque no estuviera muy segura, pero simplemente me había enamorado de la persona equivocada.  No podía engañarme pensando cosas que no era ciertas y mucho menos sabiendo que él tenía una prometida con la que iniciaría una vida, tendría su familia y con el pasar del tiempo me olvidaría, tal vez para mí él si era alguien muy importante, pero para él no lo era.

― Abbas, él no es así, Velkan ya tiene su vida pensada y yo no formo parte de ella.

― Jess. ― Dijo Abbas sentándose a mi lado. ― Sé que Velkan es algo complicado es quizás el más testarudo y más tosco de todos nosotros, pero solamente había que observarlo unos momentos para darse cuenta cómo te trataba él, como cambia su mirada al ver que estabas interactuando con cualquier de nosotros, siempre estaba alerta y atento a que sucedía contigo.

― Realmente siempre he pensado que Velkan no gusta de mí que le desagrado como persona y … ―  Me quedé sin palabras, sentí como mis mejillas se calentaban, no había caído en cuenta de que le estaba confesando a Abbas que sentía algo muy fuerte por Velkan, era de una forma indirecta y ahora como mi cara debía estar era más evidente para Abbas lo que sentía por Velkan; cubrí mis mejillas con mis manos para intentar que el calor y el rojo desaparecieran, mire a Velkan era imposible que los dos sintiéramos lo mismo y me puse roja.

― Jess, yo sé que para ti Velkan es muy importante.

― Si como todos. ―Dije tratando de evitar hablar más de mis sentimientos y quedar al descubierto frente a Abbas, pero no funciono, él se rio de una manera muy suave. Me sentía demasiado avergonzada por todo lo que esta situación, sin embargo, al decirle a Abbas todas esas cosas no me sentía tan mal, era como si me confesara a mi hermano mayor y pudiera contarle como me sentía, pero si agradecía al cielo que Velkan no pudiera escuchar esta conversación con Abbas.

― Todos somos importantes pero tus amas a Velkan. ― Mis mejillas ardieron más cuando escuche a Abbas decir que yo amaba a Velkan, era una situación tan incómoda en ese momento quería desaparecer, pero si Abbas se dio cuenta tal vez todo en la casa lo sabían, estaba demasiado avergonzada.

 ― Jess tranquilízate. ― Dijo Abbas tocando mi hombro para intentar calmarme, no me movía, pero estaba muy avergonzada. ― Nadie en la casa lo sabe, Nahuel, Renaud, Russel y Sirhan no entienden muy bien los comportamientos de los humanos, no tienes porque preocuparte y tienes que tener muy en claro que yo me encargo de todo en esta casa, sabes que odio catalogarme como el líder, pero siempre quiero que todos los chicos estén bien y desde que tú llegaste a esta casa te has vuelto parte de esta extraña familia. ―  No pude evitarlo y abracé a Abbas muy fuerte de verdad él era un ser realmente increíble y muy noble. Abbas me dio un beso en la frente que me pareció un acto demasiado tierno.

― Jess si quieres, toma una ducha y descansa, es mi turno de cuidar de Velkan. ― Asentí y los deje a los dos solos, bajé al primer piso, los demás chicos están sentados desayunando por sus risas se notaba que estaban muy contentos, hace mucho que no los veía de esa manera, me satisfacía ver que algunas cosas malas habían desaparecido sin embargo solo nos faltaba que uno volviera a reunirse con nosotros.

Al entrar a la cocina para tomar un poco de agua, me sentía demasiado sedienta. Los chicos se me quedaron mirando algo asustados, no me gustaron sus reacciones, al ver sus ojos preocupados me comencé asustar un poco algo malo estaba pasando.

― ¿Jess estas bien? – Asentí mientras bebía.

― ¿Por qué? ― Pregunté dejando el vaso en el lavaplatos, abrí la llave y el agua al tocar mis manos sentí un ardor horrible, aun las heridas de mis manos me lastimaban, no había estado siendo muy cuidadosa con el tema de mis manos una de ellas incluso me sangro, ya habían pasado varios días desde el ataque de Samael y mi corte con la taza, pero mis heridas no sanaban.

― Te vendare las manos. ― Nahuel se levantó de una de las sillas de la barra de la cocina y se marchó. Estaba hecha un desastre, en estos últimos días lo que menos me importaba era mi aspecto físico, pero sí debería nuevamente volver a arreglarme. No pasaron ni cinco minutos cuando Nahuel llego con su pequeño maletín cubiertos con pegatinas para niños. ― Ven siéntate para limpiarte las heridas. ― Me senté en el asiento donde Nahuel estuvo sentado unos minutos atrás.   ― Esto te va arde debo quitar la piel, no está cicatrizando bien, no has comido como es debido. ― Nahuel frunció el ceño, se puso unos guantes de látex, tomo unas pinzas y una botellita que parecía alcohol. ― Jess tienes que seguir todas las indicaciones que te he dado para que sanen tus dos manos perfectamente. ― Asentí, quito con cuidado pedazos de costras, sangre y lo que parecían pelusas de las heridas, roció el alcohol; quería gritar; ardió demasiado, pero me mordí la lengua para no hacerlo, lo más terrible había pasado. Nahuel me limpiaba con cuidado.



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Editado: 29.06.2020

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