Belleza Animal

#1 Buscando donde vivir

Me comenzaba ha arrepentir de haber dejado mi casa, la comodidad de la  que estaba acostumbrada, arrastrando la maleta por la calle y muy desanimada, no sabía que iba hacer, o para donde debía irme; aun no tenía amigos y no conocía a nadie, pero aunque estuviera mal por todo lo que había pasado aun pensaba en iniciar mis clases en la universidad y me lograba animar un poco, había trabajado tanto para lograrlo y no podía rendirme; pero las cosas no estaban marchando muy bien, pero no podía vivir en una casa compartida donde a todas horas hay personas gritándose groserías o cosas muy obscenas; la ropa sucia de cualquiera terminaba dentro del frigorífico, o alguien dormido encima de la mesa de la cocina desnudo pero creo que lo peor que todas las cosas que sucedían en esa casa eran las cucarachas, creo que hubiera pasado los gritos, la ropa sucia o una que otra vez a alguien dormido completamente desnudo, pero ese animalito no lo tolero, me había quedado literal en la calle, pero ahora era mi responsabilidad y mi problema ver que hacía para salir de esta horrible situación.

Mi paciencia tenía su límite y estaba por acabarse me comenzaba a desesperar, mis clases estaban por comenzar, necesitaba un lugar lo antes posible para instalarme. Una parte de mi pensaba y se replanteaba en dejar todo botado y regresar al pueblo, después de la lucha que tuve con mis padres esa idea no me entraba en la cabeza, al dejar la casa estaba segura que mi habitación, debía estar transformada por uno de mis hermanos.

— Hola — Dije atendiendo mi celular.

— ¿Cómo que hola no sabes quién soy?

— Mamá lo siento, estoy caminando y no pude ver quien era.

— ¿Qué estás haciendo tan temprano un sábado en la calle? La ciudad es peligrosa ¿No quieres regresar?

— No mamá — «Solo busco donde vivir» pensé mientras se me ocurría que inventarle a mi progenitora.

— Estoy conociendo la ruta que debo tomar todos los días para ir a la universidad. — Mentí.

— Bueno tú sabrás como hacer las cosas, no me hagas caso más bien dame el número del teléfono de donde estás viviendo.

— ¡¿Qué?! — Me exalte — ¿Para qué lo necesitas?

— Si no atiendes ese aparato puedo llamar a esa casa para que me digan que estás haciendo. — Era increíble por lo que estaba pasando. — Mamá no tienen teléfono ahí. — no sé si estaba mintiendo o siendo honesta.

— ¡¿Cómo qué no?! — mi mamá estaba histérica, comenzó a gritar y no sé por cuánto tiempo lo estuvo haciendo, seguí caminando con mi maleta y mi celular alejado de mi oído, estaba segura que no quería quedarme sorda por los gritos de ella.

— Mamá no lo sé, la verdad no he pregunte.

— Pregunta de una buena vez — Necesitaba decirle algo para tranquilizarla.

— Esta noche te llamare y te diré si hay o no hay teléfono ¿Te parece? — No muy convencida acepto; sé que no estaba de muy buen genio, pero necesitaba que se tranquilizara, entre en pánico.

— ¡Dios ilumíname! — Grite de la desesperación que ese momento me consumió. Las personas me miraron como si estuvieran viendo a  una loca. No estaba tan lejos de enloquecerme entonces no me molestaba que miraran de esa manera.

Los días pasaron y mi primer de clase llego, odiaba tener que dormir en hostales, era muy incomodó, teniendo una maleta gigante. Llegue a la facultad con una mi fiel compañía que era la maleta morada que mis padres me habían regalado, los demás estudiantes me observaban de una manera extraña, no los puedo culpar nadie va a una universidad con una maleta llena de cosas y tan grande; estaba segura que este día iba a ser demasiado largo.

No podían seguir  así, esa semana debía pagar un hotel por lo menos para poder dejar mis cosas en un lugar seguro. Ojalá ese fuera mi único problema, todos los días tenía a mi madre llamándome a preguntarme como eran mis compañeros y que se los pasara para poder hablar con ellos.

Todo se empezaba a complicar cada día más, el dinero que mis padres me enviaban, más el que había ahorrado desde la secundaria se estaba agotando con los días. Necesitaba encontrar un trabajo de medio tiempo al igual que un lugar bueno, bonito y no muy costoso para vivir.

Después de la tormenta por fin llego la calma y las cosas comenzaron a mejorar, aunque no tuviera un lugar donde vivir, encontré un trabajo de medio tiempo, lo cual me venía como anillo al dedo, teniendo ya una entrada económica, me sentía un poco más tranquila. Pero me gustaría encontrar un lugar donde pudiera  vivir más tranquila y sentirme más cómoda, aunque el hotel era bueno no era lo mismo que estar viviendo en una casa con compañeros, o en un departamento sola.



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Editado: 29.06.2020

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