También morir te puso en esa silla, alado de los santos, con el amor inmenso que profeso. También morir te hizo suave viento.
En el proceso interminable de existir, construirse y ser; en el largo viaje de convertirse en humano, salvarse de Dios. En ese cambio abrupto se generó una nueva naturaleza.
Con la muerte cultural se tallan asperezas.
También en el cofre, con rosas anidadas en las expectativas y cientos de coronas al pie de tus sueños; también en la oscuridad nació mi romanticismo.
Te figuré, enséñame de qué estás lleno.
Préstame el aura que te adorna, purifica los restos que quedaron del insomnio colapsante, hay que hacernos infinitos.
También morir es hablar de amor
es chillar odio y destilar ausencia, morir es abanicar el alma con la palma del infierno.