Belleza bestial.

Fabulista.

Deshójate las manos al borde del lienzo, has que los dedos se prendan en humo de lapicero.

Evita suturar la carne, que los huesos estén dentro y los miedos arraigados a los pétalos de un ángel guardián. Deja que el dolor se torne oscuro y denso.

Proyecta a los costados una nube serena, fábula de llantos, cicuta para minotauros.

Convierte la saliva en letras calientes, lenguaje rebelde, malabares con dientes y recuerdos que se sienten como fiebre.

Que los anteojos nocturnos de visiones ininteligibles, dioses noctámbulos, personajes ígneos; hagan de tu boca un ligero suspiro. Me coma la alegría.

Agote el sueño de un ‘demasiado’.

Deja que el fabulista te pinte en retrato, haga objeto a tu belleza ensamblando porciones de habanos.

Permite que el fabulista, tu eterno enamorado, haga con las musas un término fracturado.



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En el texto hay: poesia, romance, prosapoetica

Editado: 07.11.2020

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