Dejando atrás la vida con Christopher, con lágrimas en los ojos vi aparecer mi nueva vida. Me llevaron a un edificio grande donde muchas personas con trajes caminaban apurados en todas las direcciones. Me llevaron a una habitación que quedaba unos pisos más arriba. Me encerraron dentro de la habitación sola, luego de unos minutos una mujer con una libreta entro. Sin decir nada se sentó en uno de los asientos.
-Buenos días, antes que nada, bienvenida a las instalaciones privadas de servicio social. Acá ayudamos a niños huérfanos menores de edad a encontrar una familia que los cuide o los mandamos a centros de ayuda. Tu caso es especial, ya no eres menor de edad, pero siendo buscada por una organización criminal que busca el gobierno, no podemos dejarte en la calle ya que serias secuestrada de nuevo. Tampoco tienes una identidad lo que provoca que para el gobierno no existas. Me dieron un informe de todo lo que dijiste al investigador, como lo conoces Kano. Dijiste que no tenías un nombre hasta tus diecisiete años, que fue el momento en que el Señor Jhonsson te compro por orden del gobierno- Al escuchar que Christopher no me había comprado por decisión propia, sentí una fuerte presión en el pecho.
-Lo que me indica que hasta el momento habías sido llamada Ginger ¿correcto? ¿Ese nombre te molesta?- Negué.
-Bien, también se me informo que no hablas mucho, en casos como estos es común que el chico experimente traumas que dificulten su vida diaria con efectos como el habla, comportamiento extraño, etc. No entrare en detalles ya que al saber que tu conocimiento es limitado seria innecesario hablar de más. Ahora por lo que estoy es para ayudarte, me presento soy Liz una psicóloga ¿sabes lo que es un psicólogo?- Negué.
-Bien, estamos para ayudar a las personas que tienen problemas que no pueden resolver ellos solos, no es precisamente del todo correcta la definición, pero es para que entiendas. Por el momento vas a quedarte acá hasta que decidan qué vas hacer contigo…- El ruido de la puerta abriéndose la interrumpió.
-Doctora, tenemos un problema- El hombre que apareció me miro y se fue sin decir algo más.
-Disculpa, ahora vuelvo- Liz se fue de la habitación.
Me quede sola durante un rato, mientras esperaba a Liz, mire alrededor por la habitación. Las paredes eran blancas, sin ventanas, había un cuadro de un barco en el agua, un librero blanco con libros de títulos que no había escuchado, una cama con sábanas y acolchado blanco, una mesa con dos sillas blancas y un baño blanco con puerta blanca. Había una cámara en la habitación que era blanco. Todo en esta habitación te hacía sentir encerrado sin nada de luz solar, me hacía acordar cuando estaba en esa habitación con los otros chicos. Esa sensación me provoco ansiedad, no quería estar aquí, quería volver con Christopher.
Liz entra en la habitación acompañada de James, mi hermano. Al verlo sin pensarlo dos veces lo abrace, sintiéndome menos ansiosa.
-Ginger, me alegro volver a verte. No sabes lo que me costó que me dejaran verte-
-Como tienes un familiar que puede cuidarte, te dejaremos ir con él, pero la condición es que van a tener que vivir en el lugar asignado por el gobierno ya que Ginger está bajo la protección de este. Ya pueden salir, uno de los agentes va a estar esperándolos para escoltarlos a su nuevo hogar. Antes de que se vallan una cosa más, Ginger tienes que entregarme el collar, sé que Christopher le puso un chip de rastreo, como ya no le corresponde a él tu cuidado no es necesario que lo tengas- Extendió la mano.
Con un paso para atrás la mire angustiada. Toque el collar que todavía lo tenía puesto y con un suave movimiento me lo saque. Dudando lentamente le entregué el collar, sentí como mi corazón se partió en miles de pedazos cuando Liz agarro el collar y lo alejo de mí. Nos fuimos a una habitación donde me dieron un jean azul claro y una remera blanca apretada con un buzo gris de cierre, tenía capucha grande y me hicieron ponérmela, luego nos fuimos sin nada más que el bolso que había traído James donde llevaba su ropa. La ropa que usaba con Christopher quedo en la mansión en el cuarto donde dormía, era angustiante recordar. Nos fuimos en el auto que nos había esperado al nuevo lugar donde nos quedaríamos por tiempo indefinido, solo los dos. Anduvimos un buen rato, unas cuantas horas más tarde llegamos a una casa bastante grande, atrás de esta había un bosque y al frente donde estaba la entrada, un jardín verde lleno de flores. El hombre que nos llevó junto con el otro que lo acompañaba nos mostró el interior. La habitación donde dormiría, era sencilla, todo con el mismo estilo de la casa, en el closet había ropa sencilla. Al parecer ya era previsto traerme acá. Luego de un recorrido, los hombres se fueron. La casa estaba equipada para todo, la cocina estaba llena de todo, el baño que eran tres en total, dos arriba y uno abajo. Tenía varias habitaciones, una oficina, comedor, cocina y demás habitaciones vacías.
Ya que nos quedaríamos acá, me fui a recorrer. James se fue a dormir, estaba cansado por el viaje, en cambio yo estaba emocionada por el nuevo lugar que me rodeaba. Recorrí la casa de nuevo, salí al jardín y recorrí un poco el bosque. Todo era asombroso, silencioso, pacifico, algo que no estaba acostumbrada. Me acosté en el pasto bajo un árbol que me cubría del sol. Ya que íbamos a estar atrapados acá, supongo que algo habría para hacer, volver a ver las habitaciones, pero esta vez más profundo. Me fijé en cada rincón, cajón, puerta, para ver si encontraba algo, gracias a mi intensa investigación encontré varios juegos de mesa, cartas, rompecabezas, libros y una consola de videojuegos con varios juegos diferentes, con esto tendríamos para pasar las horas. En la oficina vi que tenía una computadora, como la que usaba Christopher, no sabía usarla y tampoco sabía para que servía. El día paso rápido, sin darme cuenta la noche aparecía por las ventanas de la casa. James preparo la cena, algo sencillo y nos fuimos a dormir.
Fue la primera noche sin Christopher, me había acostumbrado a dormir con él. Sentir su calor y olor me tranquilizaban, sin poder pegar un ojo en toda la noche, me fui a comer helado. Me sentía tan extraña, no tener que esperar a que me digan que hacer, aunque estar así me hacía sentir tan sola, extrañaba a Christopher. Con el pensamiento de que él había dicho que era suya y que no quería que me alejaran, lo esperaba día tras día. Sin darme cuenta, los días se hicieron semanas y luego paso un mes estando en esa cabaña sin tener noticias de él.
-Ginger, tengo noticias- James acababa de colgar.
Lo mire mientras tomaba un té sentada en el sillón que estaba en el patio.
-¡Christopher se va a casar!- Con mucha emoción me miro, pero mi corazón no sentía lo mismo.
Sintiendo que el corazón se me partía en pedacitos irreparables, la taza se estrechó contra el piso partiéndose. Las lágrimas me caían.
-Lo siento, sé que te gustaba. Lo que te quería decir es que nos invitaron a la boda- Al escuchar que querían que viera a Christopher con otra mujer, declarándole su amor, simplemente sentí que quería estar sola.
Corrí a mi habitación y me encerré durante los siguientes días hasta el día en que nos vinieron a buscar. Me vestí con lo primero que encontré y me subí al auto en piloto automático. Al volver a ver la ciudad sentía que nada tenía sentido, sin Christopher en mi vida, ya no quería una.
Llegamos al lugar, sin ánimos me baje del auto, estaba lleno de personas muy elegantes. El lugar era ostentoso, minuciosamente decorado, nada salía de su lugar, excepto yo. No quería estar en ese lugar, mucho menos verlo. Me agarre al brazo de James buscando un consuelo que no llegaría.
-No quiero estar acá- Susurré casi para mí.
-Yo tampoco, pero debemos quedarnos- James me agarró del bazo y caminamos a los asientos que estaban preparados para los invitados que mirarán la ceremonia.
Nos sentamos en los últimos asientos, bien lejos del arco de bodas dónde se estaba acomodando el cura. Luego de media hora que se sentaron todos los invitados. Luego de unas palabras el novio entró, Christopher con un esmoquin negro que le quedaba muy bien, solo camino por el amplio pasillo, sin mirar a los costados camino derecho. Luego música comenzó a sonar y la novia entró agarrada de un hombre, estaba vestido de un hermoso vestido blanco muy delicado. Cada paso que daba era una lágrima que rodaba por mis mejillas. Al llegar la novia al altar justo a él, vi como se tomaban las manos delante de todos. No podía soportar esto, simplemente estar acá era tortuoso.
-Me voy- Sin esperar respuesta me levanté, camine hacia el pasillo y solo mire unos minutos a Christopher.
Nuestras miradas se encontraron por unos segundos antes de que me diera la vuelta y me fuera corriendo. Mi pecho se contraía dolorosamente, haciéndome respirar pesadamente. Con las lágrimas cayendo e impidiéndome una visión clara de mi camino, divise la puerta de salida. Unos metros antes de llegar a ella, escuche la imponente y sexy voz de Christopher pronunciando mi nombre a través de esos tentadores labios, sin dudar frene y lo mire, verlo correr hacia mí me hizo acelerar el corazón. Sin pensarlo me dispuse a correr hacia él, pero unos brazos fuertes me detuvieron desde atrás y me taparon la boca y la nariz, extendí mi brazo para alcanzar a Christopher que lo oía llamarme. Poco a poco comencé a marearme y luego de unos segundos caí dormida.
Con calor y sudor, me desperté en una cama atada de las muñecas a la cabecera de la cama. Había un olor muy fuerte que era dulce proviniendo de un aparato en la esquina de la habitación. El lugar estaba ambientado con tonalidades rojas, había muebles con ropas tiradas, sigo bajando la vista y me doy cuenta que estaba desnuda. Me asuste pensar que quizás no estaba con Christopher. Mientras mis pensamientos viajaban y formulaban miles de teorías, escuche como se abría una puerta, la cual un hombre con una bata blanca apareció detrás de esta. En un idioma que no conocía el hombre mientras me miraba hablo.
-استيقظت أخيرًا- El lenguaje me descoloco. Asustada y sin poder escapar, le suplique que me desatara.
-Por favor, desáteme- El hombre sin dejar de hablar solo se acercó.
-سأقوم بملء ذلك الحمار القذر لديك- El hombre me giro para quedar boca abajo.
-Por favor, déjeme ir- Ya con desesperación le suplicaba que me desatara, pero no había forma de comunicarse con el hombre.
-سماع أنينك يثيرني- Comenzó a acariciar mi cola con demasiada emoción.
Me hacía sentir asqueada, que otro hombre que no fuera Christopher me tocara me repugnaba. Sin preparación previa me penetro analmente, lo bueno de todo esto era que el hombre era de tamaño pequeño, lo cual no llegue a sentir casi nada. Luego de unos pocos minutos el hombre acabo, se alejó de la cama dejándome toda sucia y se fue de la habitación colocándose de nuevo la bata. Un hombre entro con la cara tapada y me limpio sin desatarme. Luego de terminar antes de irse me vendo los ojos y se fue. Así pasaron varios hombres, de diferentes edades, tamaños, etc. Esto era peor que antes, ahora solo era un recipiente que recibía semen de quien sea que apareciera delante mío. Sin ventanas en la habitación que dieran al exterior, no sabía si era de día o de noche, no me dejaban levantarme de la mesa y si tenía que ir al baño me cargaban atada de brazos y pies. Me daban de comer algo extraño que no tenía sabor, me alimentaban ellos sin dejarme comer por mí misma. Todo el tiempo recargaban el aparato que largaba un aroma dulce que me hacía sentir mucho calor y me cosquillear el cuerpo. Luego de tanto tiempo sin saber exactamente cuánto, soñé con Christopher que me miraba asqueado y se alejaba de mí. Me desperté llorando sabiendo que, si me veía así, el sueño se volvería realidad.