Belleza Oscura

Capítulo 1

La incapacidad para tolerar la ambigüedad es la raíz de todas las neurosis.

 

 

Luxemburgo

Sus manos pálidas apretaban con agresivamente mi delgado cuello, mi cuerpo comenzó a desvanecerse y mis pies temblaban como gelatina. Intente usar las manos para zafarme de aquel agarre, pero la fuerza que él poseía era más potente que la mía, su mirada desprendía una furia descomunal, una que me daba más terror que la propia muerte.

Aquel chico que decía amarme era nada más y nada menos que Dhan Shapper, mi primer amor, uno de mis tantos errores y lo último, pero no menos importante el puto que está más que obsesionado con mi persona, y no es que yo fuera tan interesante porque la verdad cuando lo conocí yo era una bolita de albóndiga, pero a pasar de los tiempos comencé a sufrir ciertas enfermedades que me obligaron a bajar de peso.

El muchacho relajó su agarre tras un escalofriante ruido proveniente de afuera, era como un golpe o un grito... Lo extraño era que se escuchó bastante cerca como si él o la causante de aquel sonido estuviera dentro de la casa.

—¿Qué fue eso? —preguntó el chico con curiosidad.

Me quedé en silencio ya que ni yo misma sabía que era ese tañido perturbarte. él, al no recibir respuesta de mi parte lanzó mí cuerpo al piso sin cuidado alguno y se dirigió a la puerta cautelosamente, colocó el ovillo de su ojo derecho en el agujero de la puerta y se quedó un tiempo en esa posición. Aproveché aquello para ponerme de pie y correr al baño, cerré la puerta de esta misma limitándome a apoyar mi espalda contra la pared de mármol que decoraba el baño.

Mis manos temblaban de miedo al igual que el labio superior de mi boca, trague saliva he intenté mantener la calma.

Me reprendí miles de veces, todo este rollo era mi culpa, por ser tan buena y querer dar segundas oportunidades cuando bien sabía que ese chico nunca cambiaría su forma tan agresiva de ser. La vida me puso a ese infeliz por en medio ahora no podía sacarlo. Mis oídos llegaron sin permiso a la puerta tratando de escuchar algún sonido, pero no había nada, ni siquiera los pasos de Dhan, ni su voz, solo escuche un vacío en toda la casa uno de esos que llegan a asustar hasta al más fuerte ser humano.

La curiosidad fue más fuerte que mis pensamientos contradictorios, puse mi mano sobre el cerrojo dándole vuelta lentamente, mire el interior del pasillo donde unos minutos atrás Dhan me ahorcaba sin piedad, no visualice nada extraño que antes no estuviera ahí así que puse un pie fuera dando pasos cortos y silenciosos con la misión de llegar a la puerta de salida solo que escuché aquel sonido una vez más y me detuve en seco en medio del largo pasillo.

Cerré los ojos repitiéndome a mí misma mantener la calma para no caer en un colapso nervioso de esos que solían abrasarme en los peores momentos. Coloque la mirada en el pasillo nuevamente ahora con más seguridad, tomé la navaja que tiempo atrás tenía la finalidad de matarme, la empuñe en mis manos retomando la partida a lo desconocido.

—¿D-Dhan? —susurre cuando llegue hasta la sala, todo estaba ordenado como antes pero aun así sentí miedo -solía ver maratones de películas terroríficas, una razón más para reprenderme- uno que era más fuerte que yo.

Opté por seguir caminado. Tras de mí sentí una presencia, una bastante desconocida, volteé rápido y sin pensarlo le introduje el arma puntiaguda en el pecho. Abrí los ojos cuando el cuerpo de Iker cayó al piso, me agaché tomando su rostro entre mis manos con pánico, el chico de cabello claro y ojos avellanas reposaba ensangrentado en el suelo... Y lo peor de todo, era mi amigo.

—Lo mataste —dijo Dhan apareciendo acercándose amenazante.

—¡Eso no es cierto! —exclame con terror.

—Eres una asesina... April.

Mire al cuerpo casi desvanecido de Iker, luego a Dhan el cual me miraba con acusación. No pude haberlo matado, solo fue un pequeño golpe ¿o eso pensé? Puse mis oídos sobre su pecho tratando de escuchar su corazón, pero este estaba intacto, traté de pensar que solo era un desmayo, pero entonces Dhan comenzó a dar pasos hacia la puerta de salida.

—¿A dónde vas? —cuestione abrazando mi cuerpo con mis manos. 

—Le diré a la policía lo que hiciste.

No...

—Eso nunca... Y-yo no lo maté -grité entrando en pánico.

—¿Y qué fue lo que hiciste? ¿Lo dormiste? ¿O solo le diste un beso de buenas noches? —interpeló sarcástico.

El continuó caminado hasta llegar a la salida, estuvo a punto de marcharse y desaparecer entre la nieve, pero entonces reaccione de la peor forma...

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En el texto hay: drama, suspenso, misterio

Editado: 06.08.2019

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