Había quedado de encontrarme con Alejo y Valentina en mi apartamento para ultimar los detalles, firmar el contrato y lo más importante…conocerla.
Mientras esperaba que ellos llegaran, no dejaba de pensar en cómo iba a ser mi vida de ahora en adelante, es decir, desde que había salido de la casa de mis padres había vivido sola, incluso en los últimos dos años en los que Mariano se había mudado conmigo, el no pasaba demasiado tiempo en la casa por su trabajo, o eso era lo que me decía, por lo que prácticamente solo éramos mi soledad y yo.
Y ahí estaba, esperando que me presentaran a esta persona de la cual no sabía absolutamente nada. No tuve tiempo de pensar si eso iba a ser algo bueno o malo porque en ese instante sonó el timbre de mi puerta.
Mi hermano tenía que estar jugando una broma o yo debo ser de las personas con más mala suerte en la vida. ¿Cuánto mal karma pude haber acumulado en mis vidas pasadas para estar viviendo esto? La chica que estaba junto a él era lo que más me temía. Y esto parecía ser una pesadilla.
Recuerdan que les comente que mi ex novio necesitaba tiempo, pues la foto que publicó me hizo ver que el “tiempo” que necesitaba lucía de la misma edad que Valentina. Ella no tenía nada que ver con mi mierda pero era como si me estuvieran restregando en la cara mi miserable situación.
Universo, me estoy cansando de tus señales.
Siendo consciente de que ya había pasado una considerable cantidad de tiempo desde que abrí la puerta y aún no había pronunciado palabra, deje de lado mis pensamientos y traté de darles a ambos una sonrisa que no se viera tan falsa y los invité a pasar.
— ¿Cómo está mi hermanita querida? — apretó una de mis mejillas con fuerza — al menos sigues viva
— Para tu desgracia — quité su mano y mire a la invitada — Mucho gusto, Juliana
— Valentina — sonrió — así que tu seras mi roomie
— Eso parece
— Genial, creeme será una gran experiencia para ambas — me tocó el hombro - ¿me puedes decir donde está el baño?
— Por el pasillo, a la izquierda
— Gracias — volvió a sonreír y se alejó
Volteé para mirar a mi hermano con mirada desconfiada y tuve que realizar un pequeño pero útil interrogatorio sobre las cosas básicas que debería saber sobre mi compañera, o como lo dice la gente de ahora, roomie.
- ¿Cómo la conociste?
— Ya te dije que es la candidata perfecta, es la hija de un amigo de mi jefe, puedo asegurarte que no va a darte problemas, al menos con el pago de la renta
— Eso es bueno, aunque si no tiene necesidad de pagar renta, ¿por qué está aquí?
— Tiene veinte años y busca independencia, al parecer quiere demostrarle a sus padres que puede vivir sola, aunque son ellos quienes pagarán por todo
— Ahh
— Cosas que hacemos los jóvenes…ya sabes - soltó una risa burlona
— ¿Me estás diciendo vieja?
— No, tu lo dijiste
— Idiota
— Aun así soy tu hermano favorito
— Eres mi único hermano, no tengo opción — lo golpee y él me abrazó
— ¿A qué se dedica? — mi interrogatorio no había terminado
- Estudia artes escénicas. Segundo semestre de la carrera.
Interesante. Bastante interesante
- ¿Te has acostado con ella?
Pregunta valida.
Su respuesta comenzó con una risa nerviosa mientras negaba con la cabeza como diciéndome “Juli, eres una loca”. Aun así, eso no era suficiente. Tenía que escucharlo decir que no se atrevería. Lamentablemente, lo único que obtuve fue un “aún no”
— ¿Es decir que planeas hacerlo? — él se encogió de hombros divertido y yo me libré de su abrazo — Ustedes los hombres en serio no tienen remedio, cuál es su obsesión con las de veintitantos
— El colágeno — se burló
Valentina por fin salió del baño y después de finiquitar detalles y firmar el contrato, Alejo se retiró para dejar que nos conociéramos un poco más.
Pasaron unos segundos y el silencio del lugar empezó a desesperarme. El único sonido que se escuchaba era el de sus uñas perfectamente pintadas chocando contra la mesa mientras hacía lo que parecía ser un puchero y clavaba la vista en el techo.
— Entonces, estudias artes escénicas
— Si
— Debe ser una carrera interesante
— La verdad sí, no me puedo quejar…al menos no es algo aburrido como contabilidad o cosas así
— Si, que aburrido
— ¿Y tú a qué te dedicas?
— Soy contadora — la expresión de ella no tenía precio, su rostro pasó de tener una sonrisa a una expresión de sorpresa en menos de un segundo
— Yo lo siento…no quería…perdón
— No te preocupes, la verdad es que si es aburrida