Beneficios con amor

CAPÍTULO 2

-¿Acaso eres tonta?

-Gracias por el halago. -Respondí sarcástica.

Con los brazos en la cintura, Stella me observó por unos largos segundos antes de resoplar y dejarse caer a mi lado en el sillón.

Nos quedamos en silencio, pero no en uno incómodo. Ambas estabamos pensando, pero ella más. Sabía que recibiría un regaño de su parte por haber reaccionado así con Spencer.

-Spencer es adorable, no debiste ser tan dura. -Stella me observó con paciencia. -Es muy lindo que te haya confesado su amor. Lo cual no me parce raro, te vuelvo a recordar que llevaban muchos meses viéndose, sean como sean esos encuentros suyos, tarde o temprano iba surgir algo en alguno.

-Si pero no somos novios, ya sabes que eso ya no va conmigo.

-Lo sé lo sé, tus relaciones pasadas han sido un asco, de eso no hay duda, soy testigo de ello, pero Spencer es guapo, lindo, tierno y...

-Y puedes salir con el si lo deseas. -La interrumpí.

Le ofrecí una mirada sería sintiendo un ligero dolorcito en el pecho. Era raro escuchar a Stella decir tantos halagos a Spencer.

-¡No! Por supuesto que no, no saldría con el novio de mi mejor amiga.

-Stella, ¡No es mi novio! -Dije desesperada.

-Bien, bien. -Levantó las manos como si se rindiera. -Solo quería dejar en claro que no saldría con tu casi algo. Pero Emma, él estaba siendo sincero, pudiste haber reaccionado menos dura. Spencer podría ser la relación formal que estabas buscando.

Me pongo de pie para mirarla detenidamente.

-Stella no estoy buscando una relación formal.

-Entonces ¿por qué desde que empezaste a verte con Spencer ya no sales con nadie más, ni siquiera para pasar el rato con alguien? 

-Pues porque no soy una cualquiera. -Dije cruzando mis brazos.

-Es como si le tuvieras respeto a tu no relación con Spencer.

Me observa y mueve sus cejas de forma divertida, pero claro, a mí no me hace gracia.

-Olvídalo, ya no quiero hablar de Spencer.

Suelto un suspiro. Mi amiga me observa con delicadeza y solo asiente dejando el tema por la paz. Le doy una leve sonrisa y me encamino hacia mi habitación. Una vez dentro, cierro la puerta con seguro detrás de mi.

Quería llegar a mi lugar seguro. Solo una ducha me dejaría sacar lo que tenía guardado dentro de mi. Podría sacar todas las emociones que me daba mucha verguenza mostrar delante de Stella.

El agua de la regadera de inmediato se mezcló con las lágrimas que caían por mis mejillas. Cubrí mi rostro con las manos. Con suerte el ruido de la regadera ocultaría mis sollozos.

Mis relaciones pasadas siempre habían sido un desastre total. Tal vez parte del problema era que me enamoraba de hombres que no valían la pena, de esos que solo te utilizan un rato. Que prometen bajarte la luna y las estrellas, pero resulta que no solo a ti te hicieron la misma promesa.

¿Por qué solo me utilizaban?

Cuando decidí que no quería ser el juguete de nadie más, conocí a Spencer. Al conocernos, ambos sabíamos lo que queríamos con el otro, así que eso me pareció una buena forma de estar con alguien pero sin ningún compromiso.

Cuando se trataba de encuentro íntimos buscaba exclusividad, tampoco me parecía buena idea estar con varios hombres en ese sentido. Así que solo me veía con Spencer, y así ha sido desde hace ocho meses.

Por otra parte, yo estaba consciente de que Spencer si se veía con otras chicas, pero eso no me afectaba, ya que lo que él y yo teníamos era solo sexo.

No negaré que movió algo en mí saber que Spencer me amaba. No quería darme cuenta de la razón por la que aquellas palabras habías hecho vibrar mi corazón. Sabía perfectamente que significaba esa sencación.

Ahora con la cabeza más fría, me daba cuenta de que había sido demasiado grosera con Spencer. Pude haber reacionado mejor, pero sin quitar el dedo del renglón; no buscaba tener un noviazgo con él.

Al menos, eso quería hacerme entender a mi misma. Tenía miedo de volver a sentir tanto amor por alguien, hasta el punto de amar.

Pero siendo sincera, no sabía si estaba a salvo de ese sentimiento.

Después de pasar un largo rato acostada en la cama mirando el techo por largos minutos, decicí levarme para buscar algo de comida. Mi estómago ya comenzaba a hacer ruidos raros.

- Emma, ¿Que llevas puesto? -Preguntó Stella riendo, mientras me observaba de arriba hacia abajo.

Hago lo mismo que ella y me observo.

-Mi pijama. -Respondo algo confundida. Analizo lo que ella llevaba. -¿Que llevas puesto tú? 

Stella camina hacia mí y da una vuelta para mostrar su ropa, como si la modelara.

-Está es ropa para salir a buscar algún chico.

Me hizo soltar una risa tranquila.

Stella ese día había decidido ponerse un vestido rojo de una sola manga. A decir verdad, le quedaba estupendo. Su cuerpo curvilineo lucía bastante bien aquél lindo vestido

-¿A dónde irás? -Pregunté.

Me acerqué al refrigerador para sacar la leche, y posteriormente tomé el ceral para mezclar ambas cosas. La cena perfecta de alguien que no tiene ánimos de preparar algo más rico.

-Tal vez quieres decir, a donde iremos.

Stella era fan de las fiestas y aventuras, yo... la verdad es que también lo era, y creo que por eso coincidimos en vivir juntas, pero hoy no me sentía con muchos ánimos para salir.

-Hoy paso.

-Dime que estás bromeando.

-No es broma, hoy no quiero salir, además mañana temprano tenemos trabajo.

No pensaba desvelarme.

 

Minutos después...

-¡No puedo creer que dijera que no quería salir! -Grité por encima de la música.

-¡Lo sé! -Respondió Stella riendo.

Esa noche la pasamos bastante bien. Bailamos y bebimos juntas. No necesitaba nada más en estos momentos, más que a mi mejor amiga.

Me habías hecho muy bien salir un rato. No es que estuviera pasando por el peor de los casos, pero esta era mi situación, y no era nada grave, pero si que me agobiaba.




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