Beneficios con amor

CAPÍTULO 8

-¡Por favor Stella! -Dije riendo. -No uses eso.

-¿Qué tiene de malo? -Se observa.

-¿Estás consiente de que estamos en una playa? No creo que usar tacones sea la mejor opción para una fiesta.

-¿Por qué no? Es un atuendo fabuloso. -Dice divertida, hasta ella estaba consciente de que era un pésimo atuendo para la playa.

-No podrás dar ni dos pasos con los tacones en la arena, y yo no pienso ayudarte a caminar. -Me pongo de pie y camino hacia la puerta. -Solo quiero irme ya a beber toda la noche.

Stella lanzó sus tacones a algún lugar y los remplazó con unas sandalias cómodas.

Al probar la bebida mi rostro no pudo evitar reflejar su sabor.

-Esto sabe muy bien. -Dije volviendo a probar. -Anthony debería dar bebidas cómo estás en sus aburridas fiestas, tal vez así asistirá más gente.

Las bebidas en la playa eran más buenas que en cualquier otro lugar.

Esta parecía ser una buena fiesta, estaba todo tranquilo y lo mejor es que no había nadie (a excepción de Stella) que conociera, todos en la fiesta son unos completos desconocidos.

-No seas tan malo con Anthony, el me agrada.

-Cuando dices que alguien te agrada esto se pone mal. -Seguí probando la bebida.

-No empieces, Emma. -Stella rueda los ojos. -No me gusta Anthony, solo me agrada.

-Ahí está de nuevo esa palabra. -Me burlo de ella. -No te metas con él, es algo torpe.

Stella rueda los ojos.

Cada vez oscurecía más; es relajarte ver las estrellas y escuchar el mar.

La persona encargada de la música, hacía muy bien su trabajo.

Anthony debería asistir más a fiestas para saber cómo hacer una fiesta excelente.

-¡Amo esta canción! -Gritó Stella mientras bailábamos.

Sonrío sin tomarle mucha importancia a lo que dijo.

Sentía la vibración de la música dentro de mí, eso me hacía querer bailar toda la noche.

Mientras bailaba y movía la cabeza de un lado a otro, miré a un chico muy peculiar, y eso hizo que dejara de moverme para poder observarlo.

-¡Stella! -Grité cerca de su oído. -Mira hacia allá. -Apunte sin despegar mi boca de su oído. -Ahí esta Spencer.

Stella se aleja para verme; frunce el ceño y observa donde señalé.

-Estás loca, creo que has tomado demasiado. -Dice riendo.

Busco con la mirada, pero no hay nadie en el sitio que señalé.

-No he tomado tanto, estoy consciente. -Me observa sin dejar de bailar. -Bueno tal vez tienes razón.

-¡¿Qué?! -Dice gritando.

Con un movimiento de mano, le hago entender que lo olvide.

Saco un cigarrillo de mi bolsa y le indico a Stella que iré a fumar.

Me alejo de la fiesta, solo dejó que mis pies me digan cuándo parar; después me siento en la arena.

Enciendo el cigarrillo, y saco el humo después de darle la primera probada.

Las olas del mar chocan y provocan un sonido tan relajando.

Cierro los ojos.

Solo me dejo llevar por el sonido, me siento tan tranquila estando aquí, que no quisiera regresar y tener que trabajar de nuevo.

De nuevo voy a llevar el cigarrillo a mi boca, cuando siento que me lo quitan de la mano. Mis ojos se abren al sentir un leve roce en mi mano.

-¡Oye! -Digo alzando la voz.

Está sentado al lado de mí, ni siquiera lo oí venir.

-Las chicas bonitas no deben fumar. -Sonríe.

-Por suerte no soy una chica bonita. -Le arrebató el cigarro y lo llevó a mi boca. -Lárgate de aquí, ¿que no es obvio que quiero estar sola?

Sonríe, y lo hace de lado, justo esa sonrisa que me mata por dentro.

-¿Por qué sigues aquí? -Lo observo de mala gana.

-Quiero hacerte compañía.

-No la necesito. -Observo el mar, pero por el rabillo del ojo me doy cuenta que me observa. -¿Por qué no me dejas en paz? Deberías dejar de seguirme.

-Emma, no estoy siguiéndote. -Lo observo con el ceño fruncido.

-Ah... ¿seguro? Porque no me parece que sea una coincidencia que Stella y yo estemos en esta playa, y tú te aparezcas de la nada.

Spencer vuelve a sonreír de lado. ¡Cada vez que hace eso, quiero besarlo!

Me pongo de pie. Estoy harta de pensar cosas como querer besarlo, y por otra parte evitarlo.

Las olas cada vez se escuchan más fuerte y la marea sube.

-Emma no te vaya. -Se pone de pie.

Me toma del brazo y me detiene.

-Por favor Spencer, ya dime que es lo que quieres, y deja de seguirme.

-Lo sabe perfectamente, sería muy humillante repetirlo de nuevo.

-Es más humillante estar siguiéndome.

-De acuerdo, lo es, pero intento que me escuches. -Suspira. -Necesito una mejor respuesta, que no sea "no quiero perder tu amistad. Fuiste mi primer amigo cuando me mudé aquí" olvida esas estupideces, porque si de verdad te importara nuestra "amistad" no estarías tratándome de la mierda.

Está molesto. Qué raro.

Ruedo los ojos y continúo caminando.

-¡Emma por el amor de dios! -Grita Spencer molesto. -¡Estoy harto, de todo, de ti!

Me acerco furiosa.

-¡Entonces deja de seguirme! -Grité.

-¡No puedo! -Grita más calmado. -Es que no puedo dejarte... no quiero.

Baja la cabeza y me da la espalda.

¿Qué es esto que siento en mi interior? ¿Acaso me siento mal por como Spencer se siente?

No.

-Lo... siento, Spencer. -Dije sin saber por qué. -No es mi intención que te sientas de esta manera.

Me observa con una mirada llena de seriedad.

-No es tu intención... -Dice con voz lenta. -Entonces explícame por qué eres así conmigo.

Ese era mi secreto, no iba decírselo a cualquier persona, era decirles mi debilidad, y se podría aprovechar de eso.

-No quiero salir lastimada. -Solté sin importar que tan ridícula me escuchara.

 




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