20 de Julio de 2019.
Lia.
—¡Baja a limpiar Iván!—le grité a mi fastidioso primo desde el comedor.
Llevábamos más de cinco años viviendo juntos con mis tíos y ahora que solo éramos nosotros cuatro viviendo solos desde hace una semana todo era insoportable, justo en este momento a los tres idiotas se les ocurrió hacer una fiesta anoche olvidando que hoy llegarían mis padres, mi hermana, su novio, mi hermano y Mateo.
Igual fue mi culpa por irme a casa de Ray y dejarlos solos sin supervisión, creí que podía confiar en Luis pero el idiota se dejó influenciar por los otros dos así que ahora yo limpiaba los platos rotos, literal.
La cocina es un asco al igual que la mitad de la casa e Iván tiene una resaca lo suficiente fuerte como para bajar a limpiar lo que hizo. Prometimos que seríamos responsables y aquí estábamos, limpiando vomito de personas ajenas. No puedo creer qué es lo que nos va a esperar cuando llegue Abigail, juntar sus malas ideas con la de los otros tres no es algo con lo que quiero lidiar aún.
Dylan y mis padres también llegarán pero solo estarán aquí por una semana y mis padres se quedarán en casa de mis tíos ya que nos adueñamos de la antigua casa donde vivíamos.
No sé por qué confiaron en nosotros para hacer esto, cinco jóvenes-adultos no podemos vivir solos pero nos tienen demasiada fe.
(...)
Estaba durmiendo cómodamente en mi cama después de varias horas de limpieza hasta que escuché voces en el piso de abajo así que me levanté rápido y descalza fui hacía allá. Vi a mis padres entrando y corrí a abrazarlos, aunque vivan lejos y nos reunamos al menos cada dos meses sigo siendo niña de mamá y papá, a mucha honra.
Decidí dejar por un rato de lado mis diferencias con Abigail y la abracé porque en realidad la había extrañado, claro que no voy a olvidar todo porque se había portado como una idiota pero al menos me devolvió el abrazo. Cada vez que peleamos y nos volvemos a ver después de mucho tiempo hacemos una tregua para saludarnos, luego eso se termina.
Entiendo que quiera seguir viviendo en la fantasía de verme con Mateo pero debe respetar mi relación. Si puede hacer eso estoy dispuesta a perdonarla, obviamente si me pide perdón ya que la conozco y no lo hará.
Saludé a Daniel con un abrazo más corto y corrí al otro lado de la casa donde Dylan intentaba huir. Si yo escapo a las muestras de afecto algunas veces, entonces él es diez veces peor.
—Ya suéltame, pulga—sé que lo dice con amor. Revolví su cabello y volví corriendo con Abigail y mis primos que se habían juntado en la sala mientras que mis papás huyeron a la cocina. De seguro a inspeccionar que no fuera un asco.
—¿Y Mateo?—suerte que Jorge preguntó eso antes de que yo lo hiciera si no Abigail iba a empezar a fastidiar de nuevo.
—Pasando el tiempo con sus papás. Pasará más al rato—ventajas de que volveremos a ser vecinos, supongo. No sé si las cosas serán raras entre nosotros.
Aunque pensándolo bien no debería de considerar una ventaja que él viva a menos de 10 metros.
—Pensé que ya habías dejado atrás a este mequetrefe—Jorge dijo señalando a Daniel y Abigail le dio un zape—. ¡Tía, Abigail me golpeó!
Mamá salió de la cocina entrecerrando los ojos.
—¿Por qué lo hiciste Abigail?
—Insultó a Daniel—no es desconocido que mamá ama a Daniel, incluso papá lo hace así que es fácil adivinar quien va a perder esta batalla.
—Jorge no seas descortés o le diré a tu mamá en cuanto llegue—mamá le contestó.
¿Por qué mamá nunca ha defendido a alguno de mis novios? Ah sí, porque siempre le caen mal. No sé que les hizo mi estúpido cuñado para ganarse su cariño, ¡ni siquiera es tan agradable!
Bueno sí, sí es agradable aunque odie admitirlo.
—¿Qué me dirás?—dijo la tía Brenda entrando a lado de su esposo.
—Lo mucho que te he extrañado, mami—Jorge dijo y corrió a abrazarla. Abigail y yo rodamos los ojos.
Jorge es demasiado lambiscón con su madre, cuando el conviene.
—Siempre puedes volver a casa—nuestra tía se encogió de hombros y comenzó a saludar a todos.
—Me encantaría pero yo soy la responsabilidad de esta casa.
Iba a protestar en que él ni siquiera había lavado su ropa pero me tapó la boca. Mis tíos y mi mamá fueron a la cocina y me soltó.
—No he terminado contigo—le susurró a Daniel—. Si haces cosas indebidas con Abigail, Iván te dará una paliza, ella es una flor delicada—dijo y subió corriendo las escaleras, claro que casi se tropieza pero la salida dramática medio le funcionó.
Todos fuimos a acomodarnos en la sala hasta que alguien tocó la puerta y como nadie tenía intenciones de pararse fui a abrir.
Mateo estaba parado frente a mí después de meses sin verlo. Lo único que vi de diferente fue que traía el cabello más largo.
Pensé que me iba a impactar menos al verlo por tener novio pero lamentablemente no, sentí como mi respiración se me dificultó un poco y como toda la sangre bajaba hacia mis pies. Es algo que solo me pasa antes de empezar a hacer algo que me pone nerviosa, como exponer o algo así.
Es un sentimiento raro que no sé ni quiero interpretar. Menos después de saber todo lo que hizo cuando me fui de Houston.
Digamos que el saber que se acostó con cada chica que se le cruzaba solo terminó por romper lo que sentía por él.
—Hola—le sonreí tratando de no mostrarme incómoda, la verdad por un micro segundo olvidé que habíamos quedado como amigos, no puedo ser hostil con él.
La última vez que nos vimos fue muy difícil poner mi cara de "nada pasó por aquí" ahora se volvió un poco más fácil. O lo fue hasta que el me abrazó. Qué raro es este tipo, lo conozco de hace años y creo que nunca voy a poder lograr entenderlo.