Beneficios y No Beneficios

Capítulo 7: Efectos.

27 de Julio de 2019.

 

Abigail.

 

Todo da vueltas.

Todo da vueltas y es muy divertido.

No sé ni siquiera qué hora es, solo sé que ya es de madrugada, me da mucha tristeza saber que no podré dormir las diez horas que acostumbro. Está bien, no duermo tanto, no soy tan floja.

—Ya te dije tres veces que estoy bien, mi amorrr—le dije a Daniel mientras subíamos las escaleras, él me estaba cargando como princesa, pues soy una princesa.

—Y yo ya te dije dos veces que no te he preguntado cómo estás.

—Oye, no seas grosero—hice un puchero pero el grosero de mi novio me ignoró. 

Gracias bebé.

¿Por qué me ignora? ¿Acaso ya se hartó de mí? No me quiero poner a llorar, qué vergüenza.

Llegamos a mi cuarto, abrió la puerta y me dejó en la cama.

—Voy a ir abajo por agua, ¿quieres algo más?—qué ojos tan bonitos tiene mi novio.

O sea si sé que hace un minuto quería llorar pero la verdad es que estoy ebria y no hay que tomarme muy en serio justo ahora.

Soy una borracha bastante responsable como para admitir mi obvio estado de ebriedad.

—Galletas de animalitos—me dio un beso en la frente y se fue.

Mis cobijas se sentían muy suaves así que decidí acostarme por unos minutos y cerrar mis ojitos en lo que volvía Daniel.

Todo seguía dando vueltas pero ya no era divertido, bájenme de esta montaña rusa llamada vida. Ah verdad.

Escuché el sonido de la puerta pero me dio pereza voltear a ver quién era. Solo escuché pasos por toda la habitación y como abrían mi closet.

¿Qué tal que se metió un ladrón y yo aquí semi-dormida? No volveré a tomar alcohol en mi vida, me hace muy tonta, en este estado será imposible pelear con ese ladrón. ¿En qué momento se me ocurrió empezar a tomar todo lo que me ofrecían?

Sentí peso en la cama a espaldas de mí.

—Siéntate, vamos a ponerte tu pijama—reconocí la voz de Daniel mientras bajaba el cierre de mi vestido.

—¡Volviste!—me levanté y lo abracé por el cuello. Huele rico, huele a jaboncito.

Me ignoró y me quitó el vestido, luego mi sostén y me puso mi pijama de corazoncitos. Tomó de la mesa de al  lado de mi cama una toallita para desmaquillar y la pasó por mi carita y luego me puso crema.

Tengo el novio más bonito en todo el universo, ¿verdad que si? Aunque sea grosero e ignore todo lo que le estoy diciendo, bueno tampoco puedo entender muy bien lo que digo.

Pasó varias veces por mi boca otra toallita para eliminar mi labial, le costó un poco de trabajo ya que son de esos que prometen ser a prueba de todo, cuando terminó metió una galleta de animalitos a mi boca y aventó las toallas al bote de basura, claro que falló y tuvo que levantarse a tirar las toallitas al bote de basura. A veces es un tonto.

—Yo quería galletas oreo.

—Dijiste de animalitos—tomó otra galleta y la puso en mi boca mientras se sentaba frente a mí de nuevo.

—Eres un mentiroso—me crucé de brazos—. Pero así te quiero. ¿Ya te dije que te quiero?—sentí que se me enredaba un poco la lengua pero de seguro no se ha de notar.

—Solo unas siete veces en la última hora—me sonrió con ternura, sé que soy muy tierna cuando quiero, el problema es que nunca quiero.

Me moví de donde estaba y gateé hasta donde estaba él para sentarme en su regazo y lo abracé por el cuello.

—Me gusta como hueles—dije y luego me separé para verlo a los ojos y tomar su cara en mis manos—. Me gustan tus ojitos también.

—¿Así que estos son los efectos del alcohol en Abigail Ruíz?—se burló de mí.

—¡Oye!—le di un golpe en el hombro—. Estoy tratando de ser linda contigo y tú te portas así de grosero.

Sentí como mis ojos se humedecían y él solo se estaba riendo. Ahora sí iba a llorar y nada me iba a detener, aunque no me quejo, soy linda hasta cuando lloro.

—¡Deja de burlarte de mis sentimientos!— ahora sí comencé a llorar.

Dios, no puedo dejar de llorar. La Abigail del futuro estará muy enojada conmigo por la escena que estoy haciendo. Por este tipo de cosas me había prometido no excederme en el alcohol pero ahora estaba llorando muy dramáticamente y mi novio solo se reía de mí mientras limpiaba mis lágrimas.

Ojalá que cuando llore de verdad y no por estar ebria no se comporte como ahora si no le tocarán unos buenos golpes.

—Deja de ser chillonamerezco burlarme una vez por todo lo que tú me haces—tomó mi mano y besó mis nudillos—. Es algo que te recordaré por mucho tiempo.

Dejé de llorar y sonreí como boba. Dijo por mucho tiempo.

Aunque me volví a enojar porque yo nunca le hago nada, soy la mejor novia que alguna vez se podrá encontrar, todos quisieran tener una novia como yo.

—¿Sabes qué pensé cuando te vi por primera vez?—le dije.

—Bueno, eso es algo que nunca me había preguntado pero que ahora me interesa saber.

No, Abigail ya cállate por favor, no nos haces ningún favor. Las cosas que pasan en tu mente solo deben de quedarse ahí, no todos tienen que saber las estupideces que piensas.

—La primera vez que te vi pensé que eras un idiota.

—¿Gracias?—me miró confundido. ¿Esperaba una declaración de mi amor?

Por lo general cuando estaba en mis años de amargada cuando conocía a todos se me hacían un poco idiotas, luego decidí ser más buena con el mundo y dejé de juzgar a la gente antes de conocerla pero me quedé con la mala idea de Daniel.

—Pero un idiota lindo.

»Recuerdo que llevaba apenas unas semanas en nuestra antigua escuela y no tenía amigos. Solo conocía a Aaron.

»¿Recuerdas a Aaron?—negó con la cabeza—. El chico del que te pusiste celoso una vez, claro que han sido muchos pero creo que fue el segundo después de Mateo, cuando todavía no éramos novios.




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