Beneficios y No Beneficios

Capítulo 8: Recuerdos.

27 de Julio de 2019.

 

 

Mateo.

 

—Puedo perfectamente y absolutamente buscar a Mía sola—Lia me dijo mientras buscábamos de nuevo a su amiga en el patio.

Ya la habíamos buscado por toda la casa y preguntándole a cada conocido si la había visto pero había desaparecido, a este punto de la noche tal vez y ya se había ido a su casa.

La voz y pronunciación de Lia son muy convincentes de que está totalmente sobria, pero su caminar no tanto. Tuve que sostenerla por el brazo para que no fuera tropezándose todo el camino. Después de decirme por media hora que estaría bien sola decidí no contestarle y eso comenzó a molestarla.

Sé cómo se pone cuando ingiere alcohol así que prefiero que esté con Mía a que esté conmigo y provoque algo que ninguno de los dos quiere. Además de que en este estado es necia e insoportable como el infierno, con eso de que es más expresiva en serio da a notar su enojo.

—Oye, no me ignores—se puso frente a mí.

—No te ignoro Lia, solo quiero dejarte con alguien seguro, no puedes estar sola así—soltó un suspiro de frustración.

No es que sea tan malo para dejarla por ahí, sé que es su propia casa pero hay demasiada gente que podría no conocer y no todos tienen buenas intensiones.

—Bueno, no sabemos si Mía sigue por aquí y visto que estamos tardando horas, llévame a mi cuarto, ahí estaré bien.

—Está bien—en realidad es una buena idea. Hasta que dice algo razonable y no solamente se queja.

Entramos a la casa, ya que salimos al patio a ver si Mía estaba por ahí fumando, era mi última esperanza de encontrarla. Pude ver a Iván a lo lejos con una chica rubia, creo que es amiga de Ana, o no sé, la he visto en algún lado pero no puedo recordar su nombre.

Decidí que iríamos con él antes de ir por las escaleras por si ahora él se quería hacer cargo de su prima ebria. Pero Iván no es tan amable como para hacer eso, aún así no tengo nada que perder.

—Bueno, ya hiciste enojar a mi amiga así que no tengo nada que hacer aquí—alcancé a escuchar en lo que Iván notaba nuestra presencia. La chica alzó las manos en señal de rendición y se fue caminando de espaldas.

—Buenas noches para ti también, Bianca.

Ah sí, Bianca, sí es amiga de Ana pero en mi opinión es todo lo contrario a ella, me cae bien de hecho y es casi como una hermana para Ana o eso fue lo que me dijo. La verdad es que no sé como funcione esa extraña relación, pero Bianca es una chica dulce y demasiado tímida.

—¿Ahora a quién hiciste enojar?—Lia dijo de mala gana e Iván volteó a vernos.

—¿Lia esta ebria?—dijo él.

—Creo que sí, no lo sé—es evidente que está bajo los efectos del alcohol, pero Lia no está siendo Lia-Ebria al cien por ciento, faltan unos cuantos minutos para que pase eso, aún no procesa todo el alcohol que debió de haber ingerido. Ahora solo es una pequeña niña berrinchuda de la que tengo que hacerme caso.

—¿Y si le preguntan a Lia? Lia está aquí también—Lia dijo y frunció el ceño.

—Ay, la pequeña borrachita esta enojadita—Iván hizo su voz aguda y comenzó a apretarle los cachetes. Lia se alejó y se puso detrás de mí, como si fuera a defenderla. Creo que mi idea de dejarla con él será un completo fracaso.

—¿Si ves a Mía puedes decirle que la estuvimos buscando y que dejaré a Lia en su cuarto?

—Está bien, aunque no prometo nada, no la he visto mucho en toda la noche.

Definitivamente Mía debe de estar en su quinto  sueño ahora o muy escondida por ahí.

—Gracias.

Tomé a Lia de nuevo por los hombros y nos guié a su cuarto, ella me dio la llave para destrabarlo a causa de que, para que no le robaran nada, puso el seguro. Suerte que me volteé antes de ver de dónde sacaba la llave. ¿Las chicas no tienen otro lugar en dónde guardar sus cosas? Los vestidos deberían de tener bolsas para no tener que guardar sus objetos personales en... lugares personales.

Entramos, dejé la llave en su mesa de noche y ella se fue directa a sentar en la cama. Vi que su pijama estaba en su escritorio así que se la acerque.

—Esto me trae recuerdos—en cuanto dijo eso se tapó la boca.

Claro, como si no hubiera escuchado. Pretendí no escucharlo en realidad, creo que ahora viene la parte ebria de Lia que no quiero ver.

—¿Necesitas algo más?—negó con la cabeza y me dirigí a la puerta.

Estoy muy fastidiado con toda esta situación, aún no sé qué pasa con los sentimientos que tengo respecto a ella, creí que ya había superado todo, pero al estar frente a ella vuelvo a ser el mismo chico de hace algunos meses que se enamoró de ella y por ninguna razón quiero volver a ello.

Más que nada porque no puedo seguir aferrado a ella si es que está con alguien más.

—Mat...—me llamó antes de que llegara a la puerta y volteé a verla— ¿Volviste con Ana?

—Para nada, ¿por qué preguntas?—cálmate corazón, no te aceleres. ¿Qué pasó con el discurso de hace un minuto sobre no querer volver a estas tontas acciones?

Me senté en su cama frente a ella.

—Te vimos besándola y Abigail no estaba muy contenta—hizo una mueca. Me encanta la Lia expresiva bajo los efectos del alcohol. Aunque la palabra me encanta creo que sobra en esa oración.

Ahora me doy cuenta que todo el fastidio que tenía hace un momento se me olvidó por completo. 

—Fue uno de mis momentos de estupidez.

No le voy a decir a Lia que Ana está manipulando las cosas de nuevo para vernos juntos, yo debería de pararla pero ella es imposible. Tampoco le voy a decir que siento algo por ella como para darle celos, sería muy inmaduro de mi parte y obviamente ella no sentiría eso por nosotros.

—Está bien—tomó una toallita de su mesa a lado de su cama y se la pasó por la cara.

—¿Te preocupa que volviera con ella?—está bien, fui muy directo—. Digo, por todo el enredo que hicimos para evitarlo.




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