Beneficios y No Beneficios

Capítulo 12: Primero.

28 de Julio de 2019.

 

 

Lia.

 

 

No sé en qué bendito día se me ocurrió venir a acampar, muchas veces tengo muchas buenas ideas, brillantes de hecho, pero acampar no ha sido una de ellas. Ni siquiera teníamos tantas tiendas de campaña como para poder dormir cómodamente y por ello ahora estaba en un horno con Jorge, Mateo, Abigail y Daniel.

Jorge estaba en un extremo con Daniel a lado de él, seguido de Abigail mientras estaban abrazados, o ahorcándose; la verdad es que parecen sanguijuelas durmiendo así. Yo estaba a un lado de Abigail y Mateo a un lado mío, no le daría la espalda por obvias razones de comodidad.

No sé qué hora sea pero de seguro es muy tarde, solo oigo sonidos de fuera como ramas y grillos que no me dejan dormir desde que decidimos meternos a acostar. Ah y también los ronquidos de Jorge no me dejan dormir.

—Deja de moverte—Abigail me dio una patada.

¿Cómo puede respirar debajo de todo el peso de Daniel?

—¿No puedes dormir?—Mateo susurró y se dio la vuelta quedando frente a mí. Negué con la cabeza—. Tampoco yo.

—Es solo que hay mucho ruido afuera—le contesté en el mismo volumen.

—Pero tienes el sueño muy pesado—frunció el ceño.

Bien, que Mateo sepa estas cosas me altera un poco, pero es normal que sepa esos datos por tantos años de amistad, ¿no?

—No cuando dormimos prácticamente en el suelo.

—Fue tu idea Lia—comenzó a reír—. Tampoco me gusta mucho la idea pero ya mañana nos iremos y lo importante es que la pasamos bien, ¿no crees?

—Tienes razón.

—Consíganse un cuarto—Abigail nos regañó.

—Buenas noches—Mateo nos dijo ignorando a Abigail y cerró sus ojos.

Me le quedé observando por un tiempo y luego fui cayendo dormida.

 

 

5 de Agosto de 2019.

 

 

Voy tarde, voy tarde, voy tarde.

Calculé bien el tiempo de llegada a la universidad y de hecho llegue cinco minutos antes, pero, ¿saben que no calculé? El tiempo que me hacía de la entrada de la escuela a mi salón.

Pensaba que esta facultad iba a ser un poco más pequeña y no contaba con que mi edificio iba a ser el que quedaba al fondo así que sí, no llegué a tiempo a mi primera clase del día.

Bueno, al menos no me retrasé como Daniel, él a penas iba por la entrada de la universidad.

Otro punto que tuve en contra fue que el edificio tiene cinco pisos, mi salón es prácticamente el último así que para cuando iba en el tercer piso me quería morir. Habían pasado veinte minutos de mi hora de entrada y cuando llegué al salón no había ningún profesor. De hecho nadie estaba hablando, había muchos hombres en el salón que solo estaban sentados en sus bancas.

Wow, ¿hombres? Literal solo hay diez mujeres y son como treinta hombres, no es por ser prejuiciosa pero pensé que sería un grupo un poco más mixto.

Cuando entré por fin al salón unos pocos se me quedaron viendo y decidí sentarme en la primera fila y puse mi mochila detrás de mí para apartarle el lugar a Daniel. Debo de tener a mi único conocido cerca por si tengo dudas de algo además de que Abigail me dijo que lo tenía que cuidar.

—¿El profesor no ha llegado?—Le pregunté agitada a un chico a lado de mí.

Hmm, nonIl fue por mmm comment se di votre livre?—le preguntó a una chica que estaba atrás de él.

¿No habla español? ¿Estoy en el lugar equivocado? ¿Qué clase de idioma es ese?

—Je ne serai pas votre traducteur. Je vous l'ai déjà ditdijo la chica y  el chico de acento raro le dio la espalda y se cruzó de brazos. La chica al ver mi confusión me contestó por él—. El profesor tuvo que volver a su casa por su libro, dijo que vive cerca así que no tardará.

Genial para mí porque así diré que no llegue tarde.

El chico volteó y la miró con el ceño fruncido y comenzaron a decir más cosas en el idioma que desconozco pero no sé si ignorarlos o no.

Tal vez ya se conocen.

—Él es AntoineViene de intercambio desde Francia y su español es muy básico como él—me explicó la chica.

—¡Eso si lo entendí!—su pronunciación es rara pero al menos entendible.

—Yo soy Natalia—me sonrió.

—Lia.

—Te ves muy agitada—me señaló Antua. O cómo se pronuncie su nombre. Claro la palabra “agitada”  si la tenía que conocer.

—Subí corriendo los cinco pisos porque pensé que venía tarde.

—¿No tomaste el ascensor?—dijo Daniel entrando al salón interrumpiendo nuestra conversación.

¿Apoco se escucha todo desde afuera?

—¿Había ascensor?—avísenme para la próxima.




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