Beneficios y No Beneficios

Capítulo 18: Armario.

27 de Agosto de 2019.

 

 

Daniel.

 

 

Estaba jugando monopoly con todos los de la casa e iba perdiendo, empiezo a creer que los juegos de mesa no son lo mío. Nos hemos vuelto muy unidos todos y cuando estamos en casa jugamos juegos de mesa o vemos películas, de hecho igual todos se llevan bien con Abigail por lo que algunas veces ella se queda conmigo, la señora Miranda tiene conocimiento de ello y no le molesta, sabe que es una buena chica.

Siempre y cuando no tenga hambre, si no es un demonio.

Por suerte una llamada interrumpió mi juego, era Lia. No puedo quedar como un perdedor.

—Hola Dan, oye, ¿Estás con Abi?

—No, ¿no está en casa?—me levanté de la mesa.

—No y no contesta el teléfono.

Es raro que Abigail no me diga donde esta, como es tan parlanchina por lo general me manda mensaje de que hace a cada segundo, incluso cuando come y que está comiendo.

Hay veces en las que está en otro mundo y se le olvida contestar, o se queda dormida de la nada. Hoy pensé que era uno de esos días pero al parecer no.

—¿No está con Mateo? ¿O uno de tus primos?

—No, todos ellos están en casa.

—Iré a su escuela, tal vez se quedó sin carga en el teléfono—desde la semana pasada su teléfono ha estado fallando por culpa de sus compañeras así que no hay que alarmarse. Lia tiende a imaginar lo peor de las situaciones.

—Está bien, me llamas si sabes algo—colgó.

Subí por mi chamarra y mis llaves y baje para ir a buscar a Abigail.

—¿A dónde vas? Estaba a punto de comprar tus propiedades—me dijo Samuel. Maldito burlón.

—Mi novia no aparece así que iré a buscarla.

—¿Quieres ayuda?—esta vez fue Virginia.

Siempre se preocupa por Abigail, ambas se caen muy bien y más porque Virginia se ha hecho muy amiga de su primo Jorge.

—No, no se preocupen. De seguro está bien—o eso espero.

Me estoy planteando más a mí mismo que ella esté bien para yo no alterarme y poder buscarla con la cabeza fría.

Llegué a su escuela y no había mucha gente, era algo tarde pero al menos todavía había estudiantes. En la entrada de la escuela estaba la tal Iliana, la que le hacía la vida imposible a Abigail.

Ella caminaba de un lado a otro mordiéndose las uñas, decidí acercarme para ver si ella sabia algo del paradero de mi novia pero ella me habló antes. ¿Por qué no me dejan hacer un buen trabajo de detective?

—¿Tú eres el novio de Abi?

—Así es, ¿sabes dónde está?

—La última vez que la vi fue cuando entró al armario de limpieza—hizo como si estuviera pensando—, ¿o fue al baño? Mmm, la verdad no sé muy bien. ¿Cuánto tiempo llevan juntos?

¿Para qué quiere saber eso?

—Ocho meses, pero ahora debo de ir a buscarla—bueno, iba a sonar muy exagerado si decía que ocho meses, tres semanas y un día, no me gusta admitir que llevo la cuenta.

—Es muy afortunada—¿acaso está coqueteando conmigo? ¿O fue sarcasmo?—. Le mandas saludos de mi parte—dijo y se fue.

Ese fue un momento muy raro de mi vida que no quiero volver a repetir.

Le pregunté a media escuela si sabían cual era el armario de limpieza y nadie supo decirme, salvo por un chico y resulta que está en una parte muy alejada de la facultad de comunicación, por ello nadie sabía de su existencia. ¿Qué habrá ido a hacer mi novia allá? ¿Y por qué Iliana la había visto ahí? Sip, definitivamente si trabajaba de detective me moría de hambre.

Trate de abrir la puerta pero estaba cerrada con seguro desde afuera.

—¿Hay alguien?—escuché a Abigail.

—Soy yo. La puerta tiene seguro.

—Ya lo sé, genio. No estoy aquí por gusto–uy, mi novia está enojada. Pero, qué suerte que no puede hacerme nada ahí adentro, ¿verdad?

—¿Entonces?

—Iliana me encerró. ¿Puedes apurarte abriendo esto?

—Ignoraré que estás siendo mala conmigo e iré a buscar al conserje.

—Perdón... es que tengo hambre.

Fui a buscar el conserje y fue muy rara la situación de tener que explicarle como es que mi novia terminó encerrada en el armario, obviamente no supe que decirle exactamente ya que no sé la historia así que no me creyó cuando le dije que no había sido yo. Aún así fue y abrió y le pregunto si estaba bien y ella dijo que sí.

Decidí que luego me explicaría qué pasó, ahora lo mejor es que este en su casa y tome un baño, huele demasiado a productos de limpieza y aunque sea agradable sigue siendo raro. Además todos andan preocupados por ella así que es mejor que salgamos de aquí, si no le doy de comer pronto se pondrá aún más de malas.

 

 

(...)

 




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