20 de Septiembre de 2019.
Daniel.
A veces me desespera mi novia.
Ha estado ocupada toda la semana la grabación de su voz en la caricatura, no me molesta eso, de hecho me encanta que lo esté disfrutando, lo que me molesta es que la muy irresponsable no se alimente bien.
Se la pasa todo el día en la escuela, primero en clases y luego grabando, de hecho la grabación que iba a durar dos semanas se atrasó una semana más por cuestiones que yo no podría entender.
No me quejo ya que lo mejor de esto es que no me podría hacer más feliz el tenerla más tiempo aquí, sí sigue pensando en irse, pero ahora será hasta que termine el semestre; pero no puedo evitar enojarme cuando me dijo que no había comido nada desde la mañana.
Así que le hice un sándwich y compré su café favorito.
Me dirigí a su escuela y entré al aula de audiovisuales, donde estaban Miriam, Armando y ella con notables ojeras, creo que los tres necesitan un descanso.
—¿Me permiten a mi novia media hora para que no muera de desnutrición?—los tres apartaron la mirada de la computadora.
—Oye, no soy un libro para que me pidas prestada—se cruzó de brazos.
—Puedes llevártela—Miriam dijo—. Ya continuaremos el fin de semana, nosotros igual queremos comer.
Miriam me cae bien, le ha enseñado muchas cosas a Abigail para poder hacer la voz de su personaje, he visto muchas veces algunas escenas y sí, definitivamente es la voz de Abigail pero más "profesional".
—Sí y necesita un descanso, se ve destrozada—Armando dijo refiriéndose a Abigail
—Ya déjenme—ella se levantó de su lugar y empezó a recoger sus cosas.
—Les traje sándwiches—sip, también les hice a ellos porque le dan a Abigail una gran oportunidad de ser parte de algo genial. Bueno creo que en estos momentos parezco más su papá que su novio.
—Mi amor, ¿puedo cambiarte por el novio de Abi?—Armando le dijo a Miriam.
Son una pareja muy rara pero genial, estoy seguro de que si trabajara con Abigail en un proyecto así acabaríamos peleando y cancelando todo.
—No, es mío, solo tiene ojos para mí, adiós—Abigail tomó mi muñeca y salimos de la escuela juntos. Mientras iba devorando su sándwich como la salvaje que es.
—En cuanto lleguemos a la casa vamos a discutir las razones por las que debes de comer bien—dije cuando subimos a la moto.
—Eso es muy aburrido, ¿y si mejor te quedas hoy y luego nos besamos?—Volteé a verla y me hizo ojitos.
Bueno, no puedo negarme a eso pero mi conversación se quedará pendiente. ¿En qué momento me convertí en su padre? Eso ya no suena tan bien que digamos.
—¿Solo besarnos? Qué aburrido, sé de otras cosas que podemos hacer con nuestras bocas—le dije y me gané un zape.
—Puerco.
(...)
En cuanto Abigail tocó su cama quedó dormida.
Lo entiendo, ha tenido unas semanas muy duras y casi no ha dormido, así que la dejaré descansar, solo iré por agua e iré a dormir con ella, no de la manera que quisiera pero en este punto de relación ya no solo me interesa tener sexo, si no estar con ella y para ella.
¿En qué momento me convertí tan cursi?
Bajé a la cocina y me encontré con Lia.
—Oye Dan, ¿puedo pedirte un consejo con mucha discreción?—Estaba sirviéndose un vaso de leche.
Sé que su "mucha discreción" es que no le diga nada a Abigail. Soy malo ocultando secretos así que antes de que le advirtiera eso ella siguió hablando.
—¿Fue difícil dejar a tu familia por venir aquí?
—En realidad si lo fue—no sé a qué viene esta conversación—. Pero aquí encontré una familia también, además de que conté con el apoyo de muchas personas.
Es cierto, no hubiera podido adaptarme tan fácil sin el apoyo de Abigail ni el de las personas con las que vivo. Claro que extraño a mis padres aunque nunca los veía pero creo que vale la pena el riesgo.
—¿A qué viene eso?—no quiero que me diga más porque sé que no va a ser tan fácil ocultárselo a Abigail pero Lia se ve preocupada y además de ser mi cuñada la considero una buena amiga. Creo que de hecho no había tenido amigas mujeres hasta que llegue aquí.
—¿Ves que Antonio regresa a Francia terminando el semestre?—preguntó y asentí—. ¿Y ves que la universidad tiene muchas oportunidades de intercambio?—asentí de nuevo. Creo que ya me imagino el camino de esta conversación—. Bueno pues, Antonio me ayudó a conseguir uno, me iré con él a Francia si aprueban mis papeles el próximo semestre.
—Wow Lia, eso es asombroso. ¿Quién sabe de esto?
—Eh, Toño, tú, yo.
Con un demonio, ¿cómo voy a explicarle esto a Abigail?
No, yo no le diré nada. Claro que si puedo guardar un secreto, un secreto muy importante, un secreto muy importante a mi novia, un secreto muy importante a mi novia que a veces me da miedo, un secreto muy importante a mi novia que a veces me da miedo que si se entera me terminará matando.
Sí puedo.
—¿Cuánto tiempo será?
—Un año.
—¿Lo has pensado bien? Digo, es una oportunidad genial pero, ¿estarás bien sola?
—Creo que estaré bien, obviamente le tengo miedo a estar sola ya que siempre estoy con Abigail, con Mateo, con los tres idiotas o con Mía. Supongo que tendré que pensarlo, tengo algo de tiempo—se encogió de hombros—. Aunque tengo miedo de que se enojen si tomo esa decisión.
—Todos deberán de entenderlo y tendrán que esperar—obviamente por todos me refiero a Mateo, no sé que se traen ellos pero un secreto que tampoco pude guardar es que el otro día los encontré besándose en el cuarto de Mateo.
Fue una increíble coincidencia de la vida que tuve que decirle a Abigail aunque me insistieran en que no dijera nada, pero no es mi culpa el no poder ocultar cosas.