30 de Septiembre de 2019.
Mateo.
Después de la incómoda conversación que tuve con Lia—en la cual no llegamos a nada—no la había vuelto a ver pero ahora tengo que ir a su casa.
Hoy es su cumpleaños número diecinueve al igual que el de Abigail y por eso ella organizó una "pijamada" en su casa, la regla es que todos usen pijamas originales y solo será entre personas cercanas. No entiendo porque quiso hacer su fiesta en lunes solo porque quería que fuera la fecha exacta de su cumpleaños.
Esperemos que todo salga bien ya que cada cumpleaños de ellas termina en desastre, creo que nunca se la han pasado realmente bien.
El que más recuerdo fue el de hace dos años, cuando Iván decidió que sería buena idea hacer más pública la fiesta y comenzó a invitar a personas de todos lados, luego estas personas invitaron a más y bueno, la mayoría de las personas que fueron eran desconocidos, así que la casa de sus tíos fue un mar de gente, de hecho yo nunca las pude encontrar para felicitarlas.
Ellas cuentan que estuvieron rodeadas de extraños y que no pudieron estar con sus amigos. Además de que tenían que cuidar que esos extraños no robaran o rompieran nada.
Solo espero que este año se la puedan pasar bien, aunque lo que más espero es que Lia y yo podamos retomar nuestra conversación, he pensado mucho y sé perfectamente lo que le diré, la vez pasada no pude hacer mucho ya que mamá llegó y la invitó a cenar así que quedó como una conversación pendiente, fue una pausa de una semana, le di espacio pero ya fue el suficiente, es hora de hablarlo.
Al llegar a la casa sólo había pocas personas, creo que ya conocía a casi todos y realmente todos traían pijamas diferentes, ahora me sentí mal con solo traer un pants. Se habían tomado muy en serio lo de pijamas originales.
No es mi culpa no tener una pijama en específico.
Después de una media hora encontré a Lia, tenía un mameluco sencillo de color amarillo, se veía muy bien y ella se acercó a mí. Parece que ahora Abigail no la obligó a maquillarse como siempre que hay fiesta pero aún así con maquillaje o no es demasiado bonita.
—Qué bueno que viniste—me sonrió tímidamente.
—No podía faltar—saqué de la bolsa de mi pantalón un pequeño sobre y se lo di. Me tomó mucho tiempo decidir cuál sería su regalo pero cuando lo vi supe que era el indicado.
Lia ha tenido muchísimas ganas de tatuarse desde hace un tiempo, así que investigué sobre un buen estudio de tatuajes en la ciudad y por suerte tienen tarjetas de regalo así que compré una, ella puede escoger cualquier día, llevar la tarjeta y listo, espero que le guste, soy pésimo pensando en regalos.
El regalo de Abigail es más simple, es un CD de su banda favorita. De hecho es una reposición ya que esa niña tiene todos los discos pero un día tratando de abrir uno lo rompí. Ella se enojó conmigo por semanas pero intenté comprarlo, solo que ya estaba agotado.
Por suerte lo encontré mágicamente por internet así que mi deuda está pagada.
A quién quiero engañar, soy el mejor dando regalos.
—Muchas gracias—guardó el sobre en su mameluco, supongo que después lo abriría—. Yo necesito decirte algo.
—De hecho yo tamb...
—Hola Lia, hola no novio de Lia—Abigail llegó a interrumpir, traía una pijama igual a la de Lia pero en azul y tenía el cabello trenzado—. Lo siento, necesito a tu no novia para algo importante—arrastró a Lia de la muñeca y fueron a la cocina.
Supongo que hablaré con ella más tarde.
(...)
Después de ir hablando con algunas personas y ver sus increíbles pijamas pude ver a Lia de nuevo y gracias al cielo que no estaba alcoholizada, de hecho creo que nadie está tomando lo cual es raro en estas fiestas.
Tal vez Abigail prohibió el alcohol para que no haya desastre como hace tres años.
Resulta que hubo un pequeño descontrol con las bebidas y había demasiado desorden, luego unos policías llegaron afuera de la casa de sus tíos por "alterar el orden público" y tuvieron que llamar a los dueños de la casa, quienes regañaron fuertemente a Lia y Abigail. Claro que ellas también estaban borrachas así que no les importó mucho el regaño. Solo que Lia no se salvó de que sus tíos le reprocharan lo sucedido por casi un mes ya que en ese momento ella vivía con ellos además de que era menor de edad.
Decidí acercarme a Lia antes de que alguien más llegara a interrumpir.
—Hola de nuevo—le dije.
—Hola—volteó a verme—¿Vamos a un lugar más tranquilo?
Asentí con la cabeza pero escuchamos que alguien venía gritando su nombre.
—¡Lia, Lia, Lia, Lia!—Mía salió de la cocina con una pijama con figuras de calaveritas corriendo y se escondió atrás de ella.
—Ay, no otra vez—¿otra vez?—. Mía estaba en algo importante. No puedes huir siempre.
—Es que Luis me da miedo—ella le dijo aún estando atrás de ella.
—Mía, no puedes esconderte atrás de Lia, es más baja que tu—llegó Luis con una pijama sencilla, solo era un pantalón azul y una playera blanca, ya no me siento tan raro.