Bennu fuego en las sombras (libro 1) Completo

7

A la mañana siguiente desperté mucho más temprano, tomé una ducha tranquila, con mi pensamiento en blanco; hice lo mismo de siempre, después de salir de la ducha, me puse unos pantalones cortos gris oscuro, blusa marrón y zapatillas converse negras. Mi cabello suelto, maquillaje negro en los ojos y las uñas del mismo color. 

Le di un vistazo a mi reloj, aún faltaban quince minutos para las seis, así que fui al balcón, con la esperanza de ver el sol de nuevo. Obviamente, eso no pasó, ya que estaba bajo un lago subterráneo, suspiré profundamente y caminé hacia mi cama. La capa estaba colgada en un perchero, la tomé con cuidado y la doblé, después busqué una mochila donde pudiera guardarla, no planeaba dejar mi capa sola.

Encontré una bolsa de color gris estilo deportivo e introduje la capa en su interior con cuidado, colgué mi bolsa del hombro, de nuevo vi el reloj en mi muñeca, faltaban diez minutos para las seis. Decidí no esperar más y bajar. 

Abrí la puerta de mi habitación y ahí estaba él, de pie, con su mano derecha levantada lista para tocar la puerta. Al verme se lanzó sobre mí, yo me encontraba en un estado de estupefacción. Sus labios estaban sobre los míos, hace mucho que no sentía su calor corporal, y al sentirlo de nuevo, me provocó demasiadas reacciones químicas en mi cuerpo, él me besó intensamente y yo deseaba devolvérselo; pero el tiempo estaba sobre nosotros, escuché alboroto afuera. Su piel olía demasiado bien, tal como lo recordaba desde el día en el que apareció en mis sueños.

Observé el reloj y ya eran las seis. Como pude me zafé de sus brazos envolvedores y salí corriendo de mi habitación hacia la sala, bajé las escaleras saltando de dos en dos los peldaños, ya que no me gusta llegar tarde a ningún sitio. 

Al llegar a los últimos cinco peldaños mi pie derecho resbaló y terminé bajando la escalera de sentón, no podía pararme del dolor que sufría en ese momento. Segundos después, Dylan ya me había alcanzado, me tomó en brazos y besó mi mejilla (fruncí el ceño, odiaba sentirme inútil). Intenté que me soltara, pero fue inútil, así que dejé que me trasladara a la sala. Sabía que tardaría más en llegar por mis propios méritos que con su ayuda. Abrazaba fuertemente su cuello, ya que no me gusta que me carguen, detestaría caerme y que me dolieran peor las posaderas.

“Lo único bueno de esto es que él me llevará a la sala, no tengo ni la más remota idea de dónde está”, pensé. 

La sonrisa traviesa de Dylan me hizo sentir mucho más segura. Desearía saber qué piensa. Me besó una vez más antes de entrar, hice el intento por bajarme de sus brazos para entrar caminando por la puerta, él no quería. Pero como está dicho, me encanta ganar, y logré lo que yo deseaba. Entré como si nada hubiera pasado, aunque mi pie derecho me dolía. No quería llamar la atención.

Sebastian se encontraba de pie en el fondo de la habitación oscura, había poca luminosidad, que provenía de rocas muy similares a las de la superficie, la luz mortecina azul le daba un tono irreal a todo lo que estaba a nuestro alrededor; había una mesa en el centro y rodeada de sofás, en los cuales ya estaban sentados todos los chicos, Nell, Alexander, Zero y Payton. Dylan aún seguía a mi lado. Lo quería, de eso estaba segura, pero eso no significaba que me podía besar cuando él quisiera. 

Todos traían ropa casual. Un poco despeinados, por lo temprano que era, traían en mano un vaso con leche o jugo según sus gustos, y galletas con chispas de chocolate, había más de eso en la mesa, tomé un vaso con jugo de fresa y una galleta, Dylan hizo lo mismo y nos sentamos en el mismo sofá, él se sentó muy cerca de mí, yo lo ignoraba mientras me concentraba en Sebastian que estaba al frente y me pregunté en dónde se encontraba Darsving. 

Dars apareció a mi lado pocos segundos después y me alborotó el cabello con su mano y siguió andando por su camino, para llegar al lado de su hermano. Espero y Dylan no se cabree por este gesto, aunque lo dudo. Y en efecto, el chico se había puesto en una postura más a la defensiva y como no sabía cómo actuar, lo único que hice fue decirle lo siguiente:

—No te preocupes, no pasa nada, es solo un amigo mío, es casi mi hermano. 

Comenzó a hablar Dars, y yo me acurruqué en el hombro de Dylan, él me abrazó y yo no quería que lo hiciera, pero aun así no hice nada para evitarlo. Me concentré demasiado en las palabras de Dars y Sebastian. 

—Escuchen bien, que solo les diremos esto una vez —decía Sebastian. En ese momento pensé “y Adria, en dónde rayos se ha metido”.

—Como sabrán —comenzó diciendo Dars—, los rayos del sol son letales para cualquier ser vivo, a excepción de las plantas, ya que estás al llevar a cabo la fotosíntesis, la hacen con mayor cantidad de luz solar y así los rayos UV no las aniquilan durante el día. Todos los seres vivos permanecen el mayor tiempo de sus vidas en las cuevas o en el fondo de los lagos y mares durante el día, y en la noche disfrutan del exterior. 

—Este mundo, llamado Bennu, es un lugar paralelo a su mundo, existen muchas diferencias entre ambos mundos y hay cosas que hasta yo mismo no logro entender —observó el reloj y siguió diciendo—: Por desgracia, no tengo tanto tiempo para decirles todas, pero algunas de ellas son los niveles que hay. En primer lugar, está “la zona subterránea” que es en la que estamos, en esta se encuentran cuevas, lagos y ríos, todos los lugares oscuros que nos proporcionan seguridad durante el día. 

—El segundo es “el exterior” —continuó diciendo—, que es el sitio en el cual todos estuvieron la noche de su llegada, ahí la nieve es tibia y no fría como lo es en su mundo “creo que se debe al punto de congelación que tiene aquí el agua”, pensé. Pero aun así, algunas veces cae nieve helada, esto es debido a un fenómeno climático llamado Naro; arriba de todo esto hay una capa de nubes que no permite observar con claridad el nivel que sigue, pero si tienes una vista como la de Milena sí lo lograrás —me dice mirándome y me guiña su ojo color azul. 




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