Bennu sangre y traición (libro 2) Completo

9

 

Estaba en el bosque en frente de Nell, Milena estaba ocupada llevando la mezcla para la daga y así poder terminar con la vida de su fénix y por ende con la de Vladimir y el Oknad, pero esto es completamente necesario, sin esto no funcionará la daga al ser enterrada.

“Tengo que convencer a Nell y eso no creo que sea fácil” pensé.

—Tengo que hablar contigo —la veo con gesto serio y la tomo por el brazo.

—¿Qué pasa Darsving? ¿Por qué tanta seriedad? —preguntó curiosa y con los ojos brillosos.

—Necesito que me apoyes en lo que te voy a decir. Escucha claramente: no hay tiempo, Milena debe morir y yo debo de salir de aquí, ya que han matado a mi fénix Nerak y tengo que ir al castillo a conseguir unas cosas para terminar con esta misión, así que ayúdame a fingir mi muerte por favor —dije esperanzadamente.

—Olvídalo.

—Nell, por favor tienes que ayudarme con esto, no quiero y no puedo ver morir a Milena. No entiendes lo que yo siento por ella —le dije a Nell con toda la frustración que pudiera sentir, hasta las piernas las sentía temblar por los nervios que me dominaban.

—Darsving, esta no es la manera, fingir que te mataron para que tú no sufras mientras Milena se tiene que matar y nosotros verla sufrir.

—Por favor Nell, entiende, ya no me hagas perder más el tiempo. No me detengas que el tiempo vuela y Milena no tarda en llegar.

—Está bien, ¡Lárgate de aquí antes de que me arrepienta! —me dijo Nell enfadada conmigo, se giró y se fue. Evidentemente, la próxima vez que me viera me iba a dar una paliza.

—¡Gracias! —le dije y salí corriendo, buscando una entrada rápida al bosque. “Lo bueno es que ya le expliqué todo a Coral por si Mily no entiende”

Rememoré. “Me siento tan cansado, cómo pudieron haber matado a mi fénix Nerak...” No podía hacer nada para cambiar esto, ahora necesitaba andar con más cuidado para que no me encontraran y asesinaran.

Me senté debajo de un árbol celedon, era el espécimen más antiguo de toda Bennu, su espesor era tan grande que yo parecía una pequeña hormiga en frente de él. Estaba al lado del lago Nefy, su agua era violeta como las nubes que se reflejaban en el cielo nublado, parecía como si ya notara la pérdida de mi amada Milena.

Escuché pisadas suaves en el césped, anduve a gatas hasta la parte trasera del árbol, sin saber lo que me esperaba.

—Darsving, Darsving —murmuraba una chica muy cerca de mí, continuó hablando —¿Dónde estás? Soy Emma Rowan.

—Emma ¿Qué haces aquí? ¿Nadie te ha seguido? —susurré.

—Estoy sola, quería saber cómo estás.

—No tan bien — le dije, apenas notando el cansancio que sentía.

—¿Qué te pasó?

—¿Qué estás haciendo aquí? —le pregunté a la hermana de Mily, eludiendo su cuestionamiento, ella era muy misteriosa e interesante.

—Hum… Te seguí porque no quería dejarte solo y al parecer no estás del todo bien. No creo que puedas viajar sin compañía alguna —me dijo.

Debo admitirlo, ella tenía razón, pero no quería llevármela. Primero porque odio que vean mi debilidad y segundo porque cómo y dónde sobreviviríamos.

—Es mejor que te marches, yo estoy bien y puedo andar, solo tengo más del doble de la edad que tienen tú y tus hermanas juntas — dije mientras me intentaba poner en pie, pero caía en el intento sobre mis rodillas adoloridas.

—Darsving no estás bien. No sabes mentir. Puedo ver en ti el sufrimiento y la fuerza que te ha abandonado al morir tu fénix —me decía Emma mientras me ayudaba a levantarme.

—¿Cómo sabes lo de mi fénix?

—Está claro que esa es la razón de tu debilidad. En una ocasión, charlando con mi padre no biológico llamado Charls, me dijo que en Bennu existen algunas personas que viven unidas a una criatura llamada fénix, así como tú, Milena y los demás. Me decía que al perder su ave fénix la vida de las personas a las que estaban unidas decaía en exceso, casi llevándolos a la muerte —me dijo con mucha seguridad en su voz, mientras me mantenía apoyado en su hombro.

Una luz envolvió a la chica que estaba a mi lado, haciéndola cambiar de aspecto. Emma se había transformado en un miembro del ejército de plata, tan bella y mística como las noches de Bennu, su cabello plateado como el agua del lago Nefy y tan líquido como el mismo.

—Emma vete de una vez, estar a mi lado te va a causar demasiados problemas y no quiero involucrarte en ellos, además tus amigos y hermanas te necesitan.

—Pueden vivir sin mí. Y ahora ya no hables, que pierdes más energía y que aunque me digas un montón de tonterías no te haré caso y te llevaré a mi casa que está en Nereo, ahí estaremos a salvo —me dijo, “qué chica tan perseverante” pensé, “debo de aceptar que no me desagrada ni un poco la idea de irme con ella y dejar muchas cosas atrás”.

—Pues si no me queda más remedio, iré contigo.

—Muy bien, vámonos. Espera… ¿Cómo entraremos al portal?

—Yo puedo hacer eso —dije y después mencioné una frase en mi idioma ancestral que significaba “que se abran las puertas que me llevan a donde yo desee ir”.

La puerta era tal cual ha sido durante cientos de años o quizás miles, hasta donde yo la recordaba seguía siendo igual, una gran puerta negra de hierro con inscripciones en el idioma ancestral de los fundadores de las dimensiones. Existen pocas personas que lo comprenden y yo no soy una de ellas, mi hermano Sebastian, en cambio, sí lo hace. El umbral se abrió de inmediato y lo atravesamos juntos Emma y yo, yo apoyado firmemente en ella. No había notado que su sonrisa era deslumbrante y llena de serenidad.

—Emma, tienes una hermosa sonrisa —le dije sin pensarlo dos veces, ya que si lo hacía me podría echar para atrás.

—Gracias —me dijo con las mejillas sonrojadas.

“No busco enamorarme, siempre he pensado que es para tontos porque siempre termino viendo morir a la gente que quiero, por eso decidí irme antes de ver morir a Mily, aunque creo que soy un cobarde y creo que es con toda la razón del mundo” pensé.




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