Odiaba esto de mi madre, eso de querer meterse en mi vida y querer controlarla no era algo nuevo.
Aunque mi madre antes no era así, ella era una mamá tranquila que dejaba a sus dos hijas ser, sí, dos hijas: Qio Han di y yo, mi hermana mayor, quien nos había alejado completamente de su vida desde que se había casado.
Era como una desconocida para nosotros, la mujer con la que había crecido y era mi fuente de inspiración había desaparecido. Creo que en el fondo mi mamá trataba de que yo tomara la “mejor decisión y no me alejase de ella”.
Mi vestido para esta noche era blanco, hasta la cintura más allá era de estampado, junto a unos tacones color rosado claro, no muy altos, junto con unos preciosos aretes que adornaban mi oreja.
—Shun Pei, ya vinieron por ti.
—¡Voy! —Grite para que me escuchara. Mire mi reflejo en el espejo, y bufe.
Cuando tomé mi celular, lo sentí vibrar en señal de que me había llegado un mensaje.
Al salir de mi habitación y cerrar mi puerta al salir de esta, mire al cielo en busca de un milagro. Odiaba eso de ir a fiestas... pero tenía que hacerlo para salir un poco de mi zona de confort. En el primer piso, me encuentro con Fen Mi, quien sin pensarlo dos veces acepto salir con nosotras, me miro de pies a cabeza, boquiabierta.
—¡Guau! Shun Pei. —Exclamó Fen Mi, tenía un vestido que dejaba muy poco a la imaginación de color rojo, tacones súper altos y un maquillaje que la hacía irreconocible —, Te ves hermosa.
—Gracias, igual tú, me encanta ese color.
—Vámonos. —Tomo mi muñeca. —Adiós, señora Qio, que esté bien.
—Adiós mamá.
Guie a Fen Mi hasta donde estaba parqueado un Mercedes último modelo, sabía que ese era el auto de Sarah.
Al hacerme en el asiento de copiloto, el fuerte aroma a loción hace que quiera vomitar. A continuación, Sarah enciende el auto y yo abro las ventanas casi ahogándome.
—Hola chicas —Nos saluda Sarah.
—Hola Sarah, ella es Fen Mi, mi mejor amiga.
—Un placer —Hicieron una reverencia.
—¿Qué tal la universidad en la universidad? —me pregunta Sarah.
—Muy bien... —Respondo, sin ganas de interiorizar.
—Ahí, vamos —murmura Fen Mi—. ¿Tú estudias?
—No, yo me quedo en casa, con mi marido —dice y sonríe con la mirada fija en frente.
Intento devolverle la sonrisa, el resto del camino miro a la ventana y sumidas en el silencio.
Cuando llegamos, y estamos situadas en la discoteca más famosa... Gracias a unos contactos de Sarah, no tuvimos que hacer fila. Creo que en ese momento me sentí famosa.
Nos sentamos en una mesa, y Sarah pidió un vaso de tequila y por mi parte, una cerveza.
—La música es buenísima, ¿no? —Me pregunto Sarah sacándome de mi trance.
—Sí, tienes razón. —Afirme.
—Salud. —decimos al unísono.
Nos pasamos el tequila de golpe e hice una muesca de asco por el sabor amago de esta.
—Erick... —Sarah llamo a unos chicos que acababan de llegar, yo ya intuía que no estaríamos solas.
—Mira Shun Pei, te presento a Erick. —Señalo a un chico con unos preciosos ojos azules y pelo rubio y facciones encantadoras. —, Y este es Yang. —Señalo a un chico de tez morena con muchos tatuajes.
—Mucho gusto. —les sonreí y ellos hicieron lo mismo. —Soy Qio Shun Pei.
Los nuevos invitados se sentaron en las sillas al frente de nosotras.
Y Yang me miraba de forma extraña.
—Voy a por una bebida —Me dice en mi oído Fen Mi—. ¿Quieres algo?
—Ehh, una cerveza.
Ella asiente y se va a la barra.
—Y a que te dedicas Shun Pei. —Quiso saber Erick.
—Soy estudiante... —Tome un sorbo de mi vaso de cerveza, que estaba a punto de terminarse.
—Bueno, vamos a bailar. —Yang extiende su mano hacia mí, y Sarah me empuja haciéndome quedar frente a aquel chico.
Mierda...
¡Maldita perra!
***
Saco mi celular de mi bolso de mano. Son las 11:45 de la noche y estoy aburridísima. Sarah hace
cinco minutos que se fue al baño para hablar con su marido dejándome con Yang, y Fen Mi estaba con su novio, quien al saber que estaba en una fiesta no dudo en venir, así que se encontraban en la pista de baile.
—¿Y... tienes novio? —volvió a preguntar, ya me tenía harta con su deseo de saber más de mi vida.
—No —le respondí dándole el último trago a mi cerveza.
—Iré por más bebidas.
Asentí y él se levantó y se dirigió a la barra. Mientras tanto, revise mis redes sociales hasta que
Yang regresó y me tendió un vaso de cerveza.
—Toma...
—Gracias...
Comencé a tomar la cerveza de a sorbos, pero ocurría algo raro... sentía como me empezaba marear y a sentirme cansada.
Y al ver el fondo de mi vaso lo entendí todo.
—Umm... Creo que ya me voy a ir. —murmuro con un inmenso nudo en la garganta.
—Yo te llevaré.
—No. Yo puedo irme sola.
Intente no parecer a la defensiva.
Al intentar levantarme, las piernas me fallan y casi me caigo sobre la mesa. Yang me sostiene y comienza a llevarme a la salida.
—No, puedo irme sola.
—Estás muy borracha para tomar un taxi tu sola. —toma mi mano fuertemente y comienza a empujarme hasta su auto. ¿Qué mierda está pasando?
Comienzo a intentar soltarme de su agarre, él voltea furioso y me da una cachetada.
—Desde que llegaste te tengo muchas ganas, y sabes que, no me quedaré con las ganas. Conozco a las de tu tipo, cuando dicen «no» en realidad es un «sí»
No puede ser... Esta persona es realmente peligrosa.
Intento evitar que me meta al auto, pero mi cuerpo no colabora.
—¿Qué rayos está pasando aquí?
La voz de un chico, el cual rogaba que fuera mi ángel de la guardia, hizo que Yang me soltara del
susto.
—Mi novia está muy borracha, pero no quiere ir a casa. Todo está bien. —dice Yang intentando sonar convincente.