La mañana siguiente me levanté un poco cansada y muy temprano, gracias a la estúpida alarma, aunque todavía no entendía por qué biológicamente mi cuerpo no está acostumbrado a este horario.
Ya que siempre me levantaba de lunes a viernes a la misma hora, pero creo que jamás me acostumbraré. Hoy tenía la invitación en la casa de la amiga de James.
Desayuné un cereal que no estuvo del todo magnífico, había amanecido con ganas de comer esos cereales, supongo que será algo a lo que también me tendré que acostumbrar, por el momento basta con sobrevivir.
Con particular cuidado me bañé, con agua caliente, amaba el agua supercaliente.
Después del baño me dispuse a arreglar mis cosas, con un poco de imaginación logré cambiar un poco lo que era mi habitación, mis peluches cambiaron de lugar y la ubicación de mi computador de escritorio... mi buen amigo. Sentí el sonido típico de cuando me mandaban un mensaje.
Ángel: Ya llegué Musa, te espero con ansias.
Yo: Okis, esperame. xoxo.
Cuando baje mi mirada del móvil, ya estaba comenzando a ponerme nerviosa.
Me dirigí a mi estante de productos higiénicos. Me unté el aceite de almendras por todo mi abdomen y el resto en mis piernas y brazos, mi ropa interior era de sostén negro y las bragas eran de color verde con puntos negros.
Casi me da algo cuando no encontraba ropa que ponerme, decidí ponerme una blusa negra de Gucci con un pantalón y botines negros.
—¿Me veo bien? —Del nerviosismo que sentía en ese momento, estaba hablando sola. —No... me falta un collar y las gafas de sol.
—¡Mamiiii! —Grite a todo pulmón, espere unos segundos a que me respondiera.
—¿¡Que!? —Respondió mi madre.
—¿Me ayudarías a elegir un collar?
Pasaron unos segundos hasta que mi madre abrió la puerta y me miró fijamente.
—¿Mi bebita tiene una cita? —Me sonrojé a pesar de que sabía que no era una cita, lo sentía así inconscientemente.
—Mami.
—Espera, ya te traigo el collar.
Me coloqué mis gafas de sol en la cabeza cuando termine de rizar mi cabello.
—Mira es este. —Mi madre me dio un elegante collar de gargantilla y bajo este un collar con un dije de mariposa.
—Es hermoso.
Mi madre, me ayudo a ponérmelo y cuando termine de maquillarme baje las escaleras junto a mi pequeño bolso de color ¿galaxia? (morado, azul y rosado).
—Shun Pei, un chico guapo, te busca.
Corrí por las escaleras, y casi me mato en el intento.
—Hola James. —Lo saludé al verlo con su hermosa camisa de manga larga con estampado a un lado, de hilo verde con forma de planta.
—Hola Musa... ¿Nos vamos?
—Adiós mami. —Besé su mejilla y salí de casa.
Al salir de casa me encuentro a James, quien vestía una camisa con botones, aunque los dos primeros estaban desabotonados, unos pantalones negros y unas converse.
—Hola Musa.
—Hola Ángel.
—Sube, estamos llegando un poco tarde. —Indico dándome uno de los casos y el subiéndose a su moto, ¡gracias Dios por haberme puesto pantalones.
Cuando me subí a la moto, y con mucho cuidado de no dañarme mi peinado..., aunque ¿desde cuándo me había vuelto tan vanidosa?
El fuerte sonido del motor de la moto me despertó de mis pensamientos.
—¿No me abrazarás, Musa?
Creo que hasta mi corazón dejo de sonar de la misma manera. James, ¡deja de hacer que mi corazón sufra un micro infartó!
—Sí... —Baje mi mirada al asiento, donde mi cuerpo estaba supertenso y mis mejillas al rojo vivo. — Pues claro, si no es un problema. —Eso, Shun Pei, arruínalo todo.
—Claro que no hay problema Musa.
Mis manos sin previo aviso se aferraron a su cintura, su gran y fuerte cintura.
Cerré mis ojos para sentir el aire golpear en mi cara por la velocidad en la que iba la moto, por lo que me había dicho James, la casa de su amiga quedaba muy cerca de la mía.
—Ya llegamos...
—Oh...—Creo que ya debería acostumbrarme a eso de perderme en otra dimensión, mejor dicho, ¡en Narnia! James extendió su mano para ayudarme a bajar, y yo sin dudarlo la tomé. —Gracias James.
—No hay de que, Musa.
La casa era muy hermosa, con un hermoso jardín de flores y nomos, la casa no era muy grande —Por lo poco que se podía ver—, una casa café clarito con muchas ventanas y decoraciones del Imperio Romano. James se acercó a la hermosa puerta de madera y toco el timbre,
—Hola James, hola Shun Pei..., ¡Bienvenidos! —Unos segundos después, la amiga de James nos abrió la puerta con un vestido muy arriba de los muslos, rojo.
—Hola Ji Nin —La saludé, a la cual ella me respondió con una gran sonrisa.
A pesar de que no podía ver muy bien, ya que todo estaba a oscuras y un camino hacia la sala de estar estaba iluminado con velas.
—¡Bienvenidos a mi fiesta! —Grito Ji Nin al sentarse entre una chica y Liam.
Me senté en el suelo, bueno, sobre un cojín.
—¿Qué les parece si jugamos jugar a verdad o reto?
—¡Sí! —Exclamé. —Me parece genial.
—Bueno Zunim, ¿verdad o reto? —Ji Nin, fue la que comenzó preguntándole a la chica morena de pelo negro.
—¿Verdad?
—Quien de los que estamos aquí te gusta.
La chica se sonrojó...
—Ella... —Y me estaba mirando a mí.
—¡Guau!, fuertes declaraciones... —Se comenzó a reír Jun Mi.— Shun Pei, sigues tú,
—Ji Nin, ¿Verdad o reto?
—Comencemos suave. —Afirmo. — Verdad.
—¿Qué es lo más loco que has hecho?
—Hum, creo que andar con el socio de mi padre —Confeso mientras tenía la mirada perdida en un punto de la mesa—, Bueno James, ya sabes la pregunta.
—Reto. —Dijo James muy seguro de su respuesta.
—Hazle un chupetón en el cuello a Shun Pei.
Mierdaaaa.
Él se dio media vuelta para mirarme a los ojos... mi cuerpo se tensó como respuesta.