—¿Por qué no responde? —Digo, entre dientes para mí misma.
Hace más de una hora que intento contactar a las chicas, pero ninguna responde. Hoy es el día en que comenzaremos a grabar el video y en media hora debemos de comenzar a prepararnos. Las he buscado por el departamento, el parque, el café al que acostumbramos a ir y nada. Camino rápidamente hacia la entrada de la empresa, el guardia de seguridad abre el gran portón de cristal, le saludo y voy directo a los elevadores. Las puertas se abren unos segundos después.
—¿Las has encontrado? —Dice Seungmin, con la voz entrecortada, llegando a mi lado.
Niego. Subimos al elevador y aprieto el botón de nuestro piso.
—Los chicos tampoco aparecen —confiesa, cabizbajo.
—¿Por qué no me lo dijiste antes?
—Porqué pensé que los encontraría.
Miro como se tensan los músculos de su cuello. Esta igual o más preocupado que yo y como no estarlo si no nos responden las llamadas ni los mensajes. Sabrá alguien donde se han metido todos. Llegamos a nuestro piso y las puertas del elevador se abren. Salimos inmediatamente y caminamos por el enorme pasillo.
—¿Ya los has buscado por toda la empresa?
—Algo así —dice, pensativo—. Aun no me aprendo cada habitación.
—Vamos a buscar de nuevo.
Lo tomo del antebrazo y lo arrastro conmigo. Caminamos juntos rumbo a la primera habitación, que es la sala de prácticas. Abro la puerta y entramos. No hay nadie. Salimos y seguimos caminando. Seungmin abre la oficina de Sora.
—Lo siento, yo no…
Empujo levemente a Seungmin, tomo la manija y cierro la puerta inmediatamente. Mi corazón comienza a latir más rápido. Seungmin me mira con los ojos ligeramente más abiertos. No sé cómo voy a sacar de mi mente la imagen de Hyunjin besándose con Bia. «Al menos, ya sabemos dónde están ellos dos.» Seungmin me toma de la mano y me obliga a caminar. Parpadeo en repetidas ocasiones, intensando seguir procesando lo que he visto. Llegamos a la otra sala de juntas, que utilizamos cada mucho tiempo. Tomo el cerrojo de la puerta, un poco dudosa, temiendo encontrar una escena similar o peor a la anterior. Se escucha un ruido dentro.
Abro la puerta de golpe y me encuentro con Hesvel y Minho, justo como no quería encontrarlos. Solo se estaban besando, pero miraba un poco más. No digo nada y cierro la puerta con mucho cuidado —sé que no nos han visto entrar—, aunque probablemente si han escuchado. Seungmin niega con la cabeza, mientras suelta una risita nerviosa.
—Creo que será mejor ya no buscarlos —propone.
—Tengo miedo de seguir encontrándome con esto —confieso.
—Yo también. Por eso sería mejor ya no buscarlos —insiste.
Apoyo mi espalda sobre la pared y pienso por un momento en si realmente sería buena idea ya no buscarlos, porqué todos están aquí en la empresa ¿no? Eso sería estupendo pero un poco incomodo al mismo tiempo. Ya no quiero encontrarme con este tipo de sorpresas.
—Busquemos en las habitaciones faltantes —digo, finalmente.
—¿Realmente quieres hacerlo? —Dice Seungmin, con una sonrisa pícara.
Solo queda por revisar el camerino, el estudio de grabación y el estudio de fotos. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Asiento y caminamos hacia el estudio de grabación, que es la habitación más cercana de las faltantes.
Seungmin toma la manija de la puerta y puedo notar su nerviosismo por encontrar algo similar en esta habitación. Me paro detrás de él y miro por encima de su hombro. Finalmente, toma valor y abre la puerta.
Pellizco fuertemente el brazo de Seungmin en cuanto la abre. Da un paso hacia atrás, chocando conmigo. Trago saliva fuertemente y mi respiración se corta. Jeongin está besándose con alguien, a quien no logro verle el rostro. Sin dejar de besar a la chica y sin notar nuestra presencia, sé que es él, por un espejo que está enfrente. Finalmente reacciono y cierro la puerta de un portazo. Me separo de Seungmin, dejando de pellizcarlo. Se gira hacia mí. Se nota un poco pálido.
—No puedo creerlo ¿Por qué ahora todos se están besando con alguien? —Manifiesto—, y no me han invitado.
Me cruzo de brazos y formo una línea recta, apretando mis labios. Abro los ojos y frunzo el ceño. ¿Pero que carajos acabo de decir? Qué vergüenza.
—Eso ha sonado mejor en mi mente —me disculpo apenada, con la voz en un hilo.
Seungmin suelta una risita nerviosa, frotando su cabello.
—¿Tú quieres…?
Hace una pausa dramática. Me mira con la ceja enarcada y una ligera sonrisa en sus labios. Mi corazón se acelera al momento de terminar de procesar su pregunta. ¿Eso ha sido una extraña forma de decirme que me quiere b…? No, no, no. Debo estar malinterpretando todo por la montaña rusa de emociones que he tenido desde que he llegado. Si, eso debe ser.
—Vamos a la sala de prácticas —propongo—. Creo que he olvidado algo.
Miento. Sin dejar que Seungmin acepte, apresuro mi paso y lo dejo atrás. Siento mis mejillas arder y no quiero decir algo más de lo que podrá arrepentirme después.