CAPITULO 6

Han pasado ya una semana desde que, en aquella fiesta, le pedí a Lucas que me evitara, que incluso evitara hablarme. Les dije a mis amigos que le borraré la memoria. No había regresado a aquella cafetería hasta ahora, que vine junto a Paulo y Layla. Sin duda alguna, he aprendido más sobre mis poderes de vampiro; puedo ocultar mi presencia de ciertas personas. Esta vez, de Lucas.

Fijo mi mirada en aquel asiento donde siempre se encuentra leyendo. Pero ahora, él solo mira a los lados, con un semblante pálido que delata su cansancio. Miles de pensamientos vienen a mi cabeza. ¿Estará bien? La culpa me consume al pensar en lo que le he hecho, en lo que le he obligado a olvidar.

Mientras lo observo, mis amigos conversan animadamente, pero yo apenas escucho. La preocupación por Lucas pesa en mi pecho. ¿Cómo se siente? ¿Lo extraño que le pedí que hiciera lo está afectando más de lo que imagino? Su mirada perdida me rompe el corazón.

De repente, Paulo chasquea los dedos, sacándome de mis pensamientos más profundos. -¿Te encuentras bien -pregunta con una sonrisa, pero no puedo sonreír de vuelta.

-Sí, solo... estoy pensando,- respondo, sin poder evitar volver a mirar a Lucas. La forma en que se encoge en su silla me hace sentir aún más culpable.

Layla se da cuenta de mi distracción. -¿Es por él, verdad? Sabes que no puedes seguir así. Tienes que dejarlo ir.-

Esas palabras me golpean como un puñal. Sé que tienen razón, pero no puedo evitar sentir que parte de mí se ha quedado con él. No solo por lo que era, sino por lo que podría haber sido.

-Lo sé,- murmuro, sintiendo que mis ojos se llenan de lágrimas. -Pero no puedo. No puedo dejarlo ir.-

Paulo me coloca una mano en el hombro, intentando consolarme. -Tienes que protegerte a ti misma. Esta vida no es fácil, y él... él no puede estar en nuestro mundo.-

Asiento, aunque en mi corazón sé que hay algo más. La conexión que tengo con Lucas es más fuerte que cualquier advertencia. Aunque haya decidido alejarme, su esencia sigue presente en mí.

Mientras Paulo y Layla continúan hablando, mi mente sigue centrada en Lucas. Quizás, en algún momento, pueda encontrar una manera de hacer las cosas bien. Pero por ahora, debo mantenerme alejada, aunque cada fibra de mi ser desee correr hacia él.

Mientras estoy con mis amigos, veo cómo Lucas se va de la cafetería, y sin notar mi presencia, sonrío a lo bajo. Sé que estoy haciendo lo correcto. Me digo a mí misma que es lo mejor, hasta que la señora de la cafetería articula: "Pobre chico, todos los días viene como si buscara a alguien. En estos días, uno de sus amigos comentó que le harían una fiesta y que sería una despedida. Dicen que no es de este pueblo y que se irá al pueblo de al lado para pasar sus últimos días."

Mis amigos, Paulo y Layla, solo me miran con tristeza al notar mi gesto. Su compasión me hiere más que cualquier otra cosa.

-Lo siento, sé que te dijimos que le borraras la memoria, pero es lo mejor para él y para nuestra comunidad de vampiros. Debes dejarlo ir. Él ya no te recuerda,- dice Paulo, su voz llena de preocupación.

En mi mente resuena una verdad que me atormenta: "Nunca le borré la memoria, solo le pedí que me ignorara. Tal vez hubiera sido mejor borrarle la memoria y solo yo sufrir por esta distancia." La idea de que Lucas esté buscando a alguien que no soy yo duele más de lo que puedo soportar.

La sonrisa que había esbozado se desvanece, y en su lugar aparece un nudo en mi garganta. Observarlo alejarse, con esa expresión de búsqueda en su rostro, me hace cuestionar cada decisión que he tomado. ¿Realmente es lo mejor para él? ¿O solo estoy tratando de protegerme a mí misma de un dolor que no puedo soportar?

Paulo, notando mi lucha interna, se inclina hacia mí. "-El tiene derecho a seguir adelante. Tienes que pensar en lo que es mejor para los dos.-

-¿Y si lo que es mejor para él significa perderlo para siempre?-respondo, mi voz temblando. La verdad es que no sé si puedo vivir con esa carga.

Layla toma mi mano, su toque cálido y reconfortante. -A veces, el amor significa dejar ir. Pero eso no significa que no lo ames. Siempre llevarás una parte de él contigo.-

Asiento, aunque mi corazón se siente pesado. La idea de dejarlo ir me aterra. ¿Cómo puedo simplemente olvidarlo? Aunque no esté en mi vida, siempre será una parte de mí. Mientras miro hacia la puerta por donde salió, la tristeza se mezcla con la determinación. Tal vez, en algún momento, encuentre la manera de reconciliarme con mi decisión.

Por ahora, solo puedo observar desde la distancia, esperando que encuentre la paz que yo no puedo darle.

Quisiera saber el porqué. Quisiera entender por qué tuve que ser convertida. Nunca quise salir del pequeño pueblo, pero Paulo y Layla siempre me invitan a explorar, a conocer el mundo más allá de nuestras fronteras. Sin embargo, la ciudad me recuerda totalmente a Lucas. Desde aquella última vez que lo vi, no he vuelto a cruzarme con él. Supongo que se fue a su pueblo, porque solo he visto a un par de amigos suyos sentados en el mismo lugar de siempre.

Me arrepiento de haberlo arrastrado a esto. Si tan solo hubiera sido más precavida, tal vez no estaría pasando por esto. La culpa me consume, y cada rincón de este pueblo me recuerda a él. A veces, me pregunto si realmente vale la pena seguir en este lugar que me duele tanto.

Por un momento, pensé en ir al pueblo vecino, pero tanto Layla como Paulo me advirtieron que son rivales. Ellos quieren el mal mientras nosotros intentamos vivir en paz. Apenas pise aquel pueblo, notarán que mi sello pertenece a esta ciudad, y eso podría traer problemas. La idea de enfrentar a otros vampiros, de ser parte de una guerra que no elegí, me aterra.

Últimamente, he tenido sueños extraños. En ellos, el bosque está lleno de sangre, y las rosas blancas están manchadas de ella. Es como si estuviera presenciando una guerra, como si la oscuridad se apoderara de este pueblo luminoso. En cada sueño, siento que me intentan avisar de algo, como si hubiera una amenaza inminente que se cierne sobre nosotros.