Besos Azucarados

Capítulo 8

La ciudad donde vivían los padres de Allan era realmente hermosa, había vegetación por doquier no importaba donde posara los ojos siempre observaba verdor. Las calles tenían árboles a los costados y la mayoría de casas tenían un bonito jardín en la entrada, el clima era agradable y el cielo se mantenía bastante despejado. Más que una ciudad parecía un paraíso, tenía todo lo ideal para pasar una buena temporada de vacaciones, tengo que admitir que me enamoré de aquel ambiente desde el instante en que puse los pies en aquel lugar, necesitaba estar ahí para respirar aire puro y aclarar mis ideas. No pude haber tenido mejor elección aquel verano.

Allan era encantador su tacto para invitarme a hacer algo lo hacía completamente irresistible, nunca pude darle un ¡no! por respuesta, no hubo un momento en que me hiciera enojar o en el que me sintiera disgustada por algo y cada vez que me decía acompáñame y yo preguntaba qué tan lejos íbamos, siempre respondía que lo suficiente cerca para regresar en menos de media hora, al final todo el tiempo terminábamos caminando más de dos horas, pero era agradable disfrutar del paisaje, los pajarillos cantando, mariposas revoloteando y el suave murmullo de un arroyo que pasaba cerca de la casa donde Allan vivió la mayor parte de su vida. Recuerdo que por las noches ambos nos quedábamos dormidos abrazados escuchando al viento juguetear con las ramas de los árboles de un lado a otro y por las mañanas despertábamos con los suaves rayos del sol adentrándose por el cristal de la ventana. Fueron dos semanas bastante especiales. Sus padres eran personas muy serviciales y amables, así que entendía de dónde provenía un joven tan único y especial como él; conocí a su hermana menor y a la mayoría de amigos se la secundaria, el colegio donde se graduó y todos los lugares a los que iba antes de mudarse a mi cuidad, me llevó a varios lugares históricos e incluso fuimos a un balneario.

Regresé a casa dos semanas después, extrañaba mucho a mis padres y también a Luisa.

Allan me llevó hasta el autobús, por más que le pedí que regresará a la cuidad conmigo él se opuso, quería estar unos días más con su familia y yo no insistí no podía ser tan egoísta, aunque quizá hubiese sido lo mejor tal vez ahora las cosas serían diferentes, si tan sólo le hubiera dicho que no quería perderlo, si tan sólo mi poder de convencimiento hubiera sido más poderoso.

Él tampoco quería separarse de mi e incluso me pidió que me quedara unos días más, decía que no le parecía que yo volviera sola, y que podía quedarme una semana más para volver juntos, pero me rehusé mis padres necesitaban de mi compañía, mi hermano Olvin estaba muy lejos para estar con ellos.

Esa noche ya en casa Luisa se quedó conmigo y yo por una extraña razón me la pasé llorando la mayor parte de la noche, había un sentimiento de angustia rodeando mi ser, me sentía prisionera y con ganas de salir corriendo. Estaba desespera al punto de llamar a Allan en la madrugada tan solo para escucharlo y para decirle cuanto lo amaba.


 


 



#39841 en Novela romántica

En el texto hay: besos, romance, amor

Editado: 03.05.2019

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