Besos Azucarados

Capítulo 12

Estaba cerca de cumplir veinte años, esa noche salí al pórtico de la casa como mamá me lo había pedido, el clima afuera era bastante fresco y en el cielo unas nubes grises avisaban una pronta lluvia.

David llegó y se sentó junto a mí, en silencio como la primera vez que lo hizo y nuevamente colocó sobre mis hombros su suéter esta vez era otro, pero tenía el mismo aroma.

-He intentado hablar contigo muchas veces -dijo con una voz bastante baja como para evitar que alguien nos escuchara.

-Pero yo no quiero hablar ni contigo ni con nadie -le hice saber observándole con el ceño bastante fruncido.

- ¿Fue por eso que te reusaste a atenderme por tanto tiempo o hay otra razón? -preguntó

-Le llamas tanto tiempo a unos... cinco meses -le dije haciendo una pequeña pausa tratando de aceptar que el cinco era un número pequeño.

-Vine los últimos cinco meses todas las tardes y tu madre siempre decía que estabas indispuesta.

-De verdad lo estaba y lo sigo estando.

-Está bien me iré, pero voy a volver una y otra vez hasta que me escuches -mencionó

-Por favor quédate -le supliqué

-Volvió a acomodarse a mi lado e intentó abrazarme, pero se detuvo.

-Me apoyé en él y comencé a llorar.

- ¡Te amo! -exclamó y se quedó en silencio.

-Me retiré de un solo golpe y lo observé anonadada.

- ¿Que dices? ¿Acaso te estas burlando de mí, como lo has hecho desde que te conocí? -pregunté.

-Te amo tanto que sería capaz de renunciar a ti, si él estuviera vivo sólo para verte feliz -me respondió.

-Vete -le dije.

-No lo haré -me contestó.

-Es que no quiero verte. Vete -volví a decir.

-No, esta vez no me iré. No hasta decirte todo lo que siempre he querido decirte -dijo con mucha seriedad.

-Pensé que no era tu tipo -le expresé tratando de tranquilizarme.

-Claro que lo eres, siempre lo fuiste.

- ¿Qué hay de Mónica? -pregunté.

-Hace mucho tiempo que rompimos. Nunca la quise, siempre estuve enamorado de ti.

-Porque nunca me lo dijiste.

-Jamás lo preguntaste.

- ¿Acaso estás jugando conmigo? ¿Qué clase de respuesta es esa?

-Tenía miedo, eres muy distinta a las demás. Jamás te dejas intimidar, sin embargo tienes poder para hacerme flaquear ante tu presencia.

-Nunca pensé que el chico que se cree con todo el poder del mundo se sintiera intimidado por alguien como yo.

-No espero que lo creas ahora, pero voy a convencerte y voy a demostrar que todo lo que he dicho es muy verdadero.

-Puedes irte ahora, ya fue suficiente por esta noche, sigo amando a Allan.

-Allan ya no está entre nosotros, rompe esa burbuja y mira hacia adelante no te quedes estancada porque a él no le hubiera gustado.

-Rompí en llanto nuevamente y él solo me abrazó, esta vez no lloraba por Allan; sino por mí, por la forma en que me había dejado caer en un agujero tan profundo y por la manera en como rechazaba a aquellos por los que si valía la pena sufrir, aquellos con los que aún podía contar.

Allan había sido mi primer gran amor fugaz, pero debía continuar mi camino sin él, por alguna razón la vida me lo había arrebatado, más nadie me exigía quedarme a llorarlo por el resto de mi vida.

De pronto una fuerte lluvia comenzó a caer, y yo abrazada por David lloraba y lloraba sentía que lo hacía al ritmo de la tormenta como para lavar todo aquello que estaba encerrado en mí. Cuando estuve más tranquila me acomodé sobre su hombro mientras el jugueteaba con mi cabello sucio y enredado. Ambos veíamos el agua caer y perderse corriente abajo llevando las pocas hojas secas que había en la calle y junto a ellas mis tristezas, penas y dolores.

Nada volvería a ser igual, gran parte de mi había sanado.

 
 


 



#39859 en Novela romántica

En el texto hay: besos, romance, amor

Editado: 03.05.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.