Besos Azucarados

Capítulo 2 Señor misterioso.

No todos los comienzos son iguales, muchas veces un verdadero comienzo es empezando por el final de la historia

Siente un dolor punzante en la cabeza provocando abra las vistas apresuradas siendo cegada por la luz solar de la mañana. Se levanta observando una habitación demasiado grande y blanca.

Esto tiene que ser una broma.

Asustada tienta su cuerpo encontrando un camisón demasiado ancho, sigue palpando, buscando algún indicio de agresión, sin embargo, su ropa esparcida por el piso y su brazo derecho con un pequeño hematoma provoca que suenen todas sus alertas.

—¿Dónde estoy? ¿qué hice?

Se levanta apresurada recogiendo su ropa buscando la salida, no obstante, las ganas de vomitar se apoderan hasta que logra entrar al baño. Se arrodilla tratando de calmar toda confusión de que no recuerda lo que ha pasado durante la noche. El espejo muestra una figura deplorable. Mira nuevamente su atuendo mientras se levanta, algo demasiado grande con encaje en las mangas y bordes del camisón.

—Eres una estúpida— se da pequeños golpes en la cara.

—No creo que darse golpes en la cara ayude a quitar sus males y que pueda resolver si es estúpida o no.

A través del espejo logra ver a su captor con una jarra de agua en manos mirándola fijamente. Se gira abruptamente sin saber que articular lo observa notando que aquel desconocido aparenta ser un hombre de treinta años.

—¿Quién es usted? 

Lo sigue al notar que ha ignorado su pregunta.

—Responda— ejerce más fuerza en su voz para hacerse notar. Lo ve servir agua en un vaso y le da un medicamento.

—No recuerdo nada. ¿Dónde estoy? — toma el medicamento y lo escruta.

—Sino tomas lo que te acabo de dar no responderé ninguna de tus preguntas

Apresurada toma el medicamento. ¿Por qué siempre estoy en problemas? lo ve retirase, se apresura en alcanzarlo deteniéndolo al tomar su mano bruscamente.

—Necesito ir a casa — el hombre aleja su mano—no sé dónde estoy, estas fachas dan mucho que decir, no recuerdo nada y mi familia debe estar preocupada.

—No tienes de que preocuparte. Después de que te asees te podrás ir.

Lo ve alejarse y dejarla con muchas preguntas

AZAEL

5 horas antes

—Esa chica está llamando mucho la atención, se ha pasado de copas. Llamaré a seguridad.

—No. Yo iré por ella.

—Yo opino que estás loco para estar de perro faldero detrás de esa mujer inmadura. Solo espero que no salgas herido y que aquella chica salga igual que tú, no es bueno crear confusiones.

—Yo opino que te metas tu comentario por donde no te da la luz del sol, amigo. Además, solo la ayudaré.

Le da unas palmadas a su amigo al notar que le ignora ante todos sus consejos. Siempre ha creído que Azael es el tipo de hombre que no piensa en lo que realmente necesita en su vida amorosa, no le queda más remedio que desearle suerte en algo que posiblemente será el comienzo de algo muy agridulce. Lo observa caminar como si estuviese completamente hipnotizado hacia la dirección de aquella mujer. Se da la vuelta y regresa a su despacho notando un nuevo mensaje de la página de citas.

Se acerca hasta poder ver su cara rojiza por el alcohol, sus lágrimas secas y escuchar como vocifera órdenes. Gritos que lograban que algunos estuviesen al pendiente de lo que sucede en la barra. Las órdenes se dan a conocer cada minuto, mientras él puede observar a una mujer herida ahogarse entre tanto alcohol.

¿En qué momento te convertiste en una mujer débil?

Se toma un tiempo en medio de tanto movimiento, algunas mujeres lo rodean buscando una pareja de baile, sin embargo, él solo puede observar a aquella chica que grita una y otra vez que el alcohol no hace olvidar, sino que recordar. Decidido a evitar que la gran hija del alcalde salga en el periódico y todas las noticias, decide que es momento de dar su retirada.

Los fuertes golpes y aquellos gritos lo único que logran es irritarlo a tal punto de presionar tanto su brazo causando que se quejase más de lo normal. Creyendo que todo había acabado ya en el auto empieza a cambiar la emisora, no obstante, es abrazado por una ráfaga de golpes, provocando que no mirase un pequeño perro callejero en medio de la carretera, frena abruptamente evitando atropellar al pobre animal, pero un golpe más llama su atención, la chica ebria había golpeado su cabeza quedando inmediatamente mareada a tal punto de cerrar sus vistas y dormir. Podría haberle preocupado, pero para él es preferible que vaya todo el camino inconsciente, aunque eso sea un peligro.

Callada eres más bonita

[…]

Abre la puerta del auto mostrando a una chica inconsciente atrayendo la atención de la señora encargada de la limpieza.

—No te quedes ahí parada juzgando de la manera más atrevida.

—No lo juzgo, solo que es extraño verlo con una mujer a estas horas de la noche aquí en casa.

La ignora dirigiendo sus pasos al interior de la casa, tratando de evitar que su nueva inquilina golpee nuevamente su cabeza contra algún objeto. Estaba al tanto que estaba siendo perseguido por la señora de limpieza hasta llegar al cuarto más cercano.

—Tendrá algún atuendo que pueda prestar para la señorita.

—Un camisón, señor.

Asiente mirando a la chica que ahora está en la cama completamente ebria y dormida. Minutos más tarde cuando llega el camisón pide a la dueña de dicha ropa que se retire, para proceder a cambiarla. Está claro que hubiera podido ordenar a Johana, la señora de la limpieza, a cambiar a la chica, ahora está completamente consciente que su empleada estará pensando muchas cosas sobre él.

Simplemente no podía evitar observarla una vez más, aunque ahora sus acciones lo lleven por el camino de un acosador solo por el hecho de haber decidido cambiarla. Quita la primera prenda dejando completamente desnuda su piel, trata de ponerle el camisón lo más rápido posible evitando quitar la segunda prendar y así no provocar una pelea entre él mismo si lo que realmente hace está bien.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.