Besos Azucarados

Capítulo 5 La fiesta.

 

¿Y si me quito las alas y me lanzo al vacío? ¿Y si decido olvidarte y dejar este deliro?

Mantiene la mirada fija en la chica de pelo rosa haciendo que la aludida intensifique sus arrugas de desagrado. Hace unas cuantas seis horas logró recobrar la consciencia y sólo quedó seguir ignorando sus pensamientos, tratando de evadir el fuerte dolor de cabeza debido a la deshidratación que sufrió en manos de su amiga.

Suspira recordando cuando vio al hombre que pensó jamás volver a cruzar palabras y más al escuchar nuevamente en sus pensamientos como su amiga, su ¡amiga! Grito a los cuatro vientos que el señor misterioso es su primo. Rasca un costado de su cuerpo notando como sarpullidos salían en su piel sensible por haber caído en aquel tumulto de arbustos.

Su mirada crítica no podía dejar de procesar cada suceso.

La chica al notar que su amiga no dejaría de verla de tal manera bufo sintiendo que su drama no era más que una tonta pantomima.

— No sabía que tenía que decirte todo mi linaje familiar para ser tu amiga — cruza sus brazos y sopla sus mejillas tratando de no burlarse de su ahora alérgica amiga —no tengo la culpa que seas de ese tipo de niña que se desmaya por nada.

Abre su boca indignada por las palabras de su confidente.

— ¡Qué! Ahora soy yo la débil.

— Pues eso es lo que demuestras siempre — supo que había cometido un error al decir aquellas palabras. Siempre ha sido el tipo de personas que les gusta decir la verdad a las personas sin miramiento alguno. Se acerca viendo como su amiga se levanta entrando en el cuarto de baño y cerrando la puerta de un azote — Mia no quise decir eso... Yo... Solo discúlpame, nunca fijo en lo que digo.

— Quizás tengas razón — nuevamente el reflejo en espejo muestra a la chica vulnerable que estuvo decidida a olvidar — soy débil y debo curar las grandes heridas que Lucas hizo. Por ahora quiero privacidad.

Siempre había sido experta en ocultar sus miedos e inseguridades como mujer. Ahora sabe que tal vez muchos la han etiquetado en un lugar muy bajo. ¿Qué tan difícil es salir de un hoyo tan profundo? Es fácil saber que muchos la juzgan, pero no saben por el momento difícil que pasa.

— Quisiera decir que todo acabó, pero se sabe que no es nada fácil olvidar — se sentía patética al estar como una niña de quince años llorar por algo que se podía dar.

— Seca esas lágrimas y deja de pensarlo que eso les sube el ego hasta el cielo.

Sale del baño presa por la curiosidad encontrando a una joven de cabello negro con mechas azules recostada a la pared con mirada despreocupada.

— Soy Vero, prima de esa loca fotógrafa que tienes por amiga —la chica camina hacia afuera — vine a avisarte que todos están a la espera de tu presencia.

Sintiéndose apenada por el mal momento que ha causado decide salir del cuarto. Su estómago se apretujo en gran manera al pensar que el hombre de aquella noche estará en la misma mesa que ella. Peina con sus manos su enmarañado cabello tratando de tener un buen semblante.

[…]

— Y dime Mia — sentada observando a las personas que se encuentran degustando el desayuno, le llama la atención la misma chica que entró a su habitación — ¿dónde conociste a esta ropavejera? — señala a Bridget mientras la aludida sisea por lo bajo — supongo que la encontraste en algún basurero.

Trata de reír por el mal chiste y aprieta más el tenedor sintiendo una intensa mirada sobre ella. Desde que se logró sentar sin causar estragos, Azael no ha parado en apreciarla, por un momento pensó en pedir permiso y retirarse hasta estar debajo de las sábanas de su cama.

Siguiendo la corriente para alejar un poco la tensión responde.

— La conocí en una galería de arte — sonrió al recordar la noche en donde las dos se chocaron llevándose al muchacho que cargaba una bandeja con copas llenas — compartimos algunas opiniones y bueno de eso nació nuestra amistad.

Ve a su amiga suspirar cuando ella logró obviar las peores condiciones en que se conocieron.

Se dedico a observar minuciosamente a las personas que ocupaban un puesto en la mesa. Una mujer rubia mantenía la vista fija en su teléfono mientras que un hombre se mantenía con cara neutral a su lado. En un extremo se encontraba Verónica mirando su comida con gran aburrimiento. Bajó la mirada al notar que la chica había percibido su observación intensa.

Alcanzó a mirar un hombre alto de cabello negro sentarse junto a Vero y preguntar sin disimulo de su presencia en la mesa. Por último, fijó el otro extremo encontrando un señor muy serio conversando con su esposa, la señora Rose, mientras en el centro está con su intensa mirada el hombre que ya no es tan misterioso, Azael. Todos en su propia zona.

» —... Si vez algún rico bombón, no te fijes en el tamaño de mordida «

No pudo evitar sonreír en las ocurrencias que su madre logra a decir en los momentos angustiosos.

» Si lo que quieres, es que me fijé en otro, pues madre ya encontré la solución de todos mis males «

[…]

Si de algo le servía el pequeño consejo de su madre, primero tendría que trazar algún plan antes de actuar. Por alguna razón todo lo que Amalia Castillo de Wembley, lograba articular y decírselo a ella funcionaban, no obstante, muchas cosas salieron mal al ella quedar en una relación desastrosa, y ahora necesitaba una artillería pesada. No lograba engañarse al notar que todo lo que iba a iniciar durante las vacaciones era una venganza, ya era bien sabido que un clavo saca a otro clavo... Pero no se creía tan atrevida para buscar a alguien más, acaso una persona dolida era capaz de sanar las heridas en un par de días.

Se mantiene serena observando el campo de girasoles tratando de entender cada uno de sus pensamientos. Se dijo en algún momento que pasado pisado para algo amargo, y seguía sintiendo su corazón vuelto jirones. Quiere ver en cada reflejo a la Mia del pasado, una chica atrevida, sarcástica y que poco le importa los sentimientos, quiere ver la Mia que era capaz de seducir a cualquier hombre.




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